En 2020, según los últimos reportes oficiales, 891 argentinos mayoritariamente de 50 años y más, fallecieron a causa del cáncer de cabeza y cuello. Esto significa que más de dos personas por día mueren por esta enfermedad oncológica. Ante esta realidad y en vísperas al Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello que se conmemora mañana 27 de julio, los expertos destacaron que el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol son los principales factores de riesgo para el desarrollo de esta patología.
Asimismo, señalaron la importancia de hacer un seguimiento en los recuperados que no abandonan estos hábitos, ya que se incrementa el riesgo de un nuevo cuadro oncológico de estas características.
En ese sentido, los expertos destacaron que “se estima que cerca del 75% de este tipo de tumores aparece como consecuencia de la combinación del tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol. Igualmente, los especialistas advirtieron que el origen puede deberse, también, a la infección por el virus del papiloma humano (HPV) y a una deficiente salud bucal, por prótesis mal ajustadas o piezas dentales rotas que lastiman las mucosas”, entre otros factores desencadenantes.
Mañana 27 de julio se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, para concientizar sobre la enfermedad los especialistas instaron “a atender y prevenir estas situaciones y a realizar un seguimiento de los consumos excesivos, incluso en los casos en que se haya producido la cura del tumor”.
Además, recomendaron que “todas aquellas personas que noten cambios de tamaño, coloración y sensibilidad en la boca, los labios, la nariz o garganta acudan de inmediato a una consulta médica”.
“Las localizaciones más frecuentes de los tumores son la zona orofaríngea, que es la parte de la faringe que está a la altura de la cavidad oral y de la laringe. En nuestra población, existe un predominio de los tumores de la cavidad oral”, señaló el doctor Carlos Alberto Silva, oncólogo y coordinador del área psicosocial de la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer, LALCEC.
Se denominan cáncer de cabeza y cuello a todos aquellos tumores que se localizan en esa zona del cuerpo, exceptuando los cerebrales. La gran mayoría surge de la mucosa que recubre estas estructuras: los senos paranasales, la faringe en toda su extensión, la laringe, glándula tiroides, glándula paratiroides, la cavidad oral y todo lo que contiene.
Además, otros tumores que se originan en “los nervios o músculos, pero son mucho menos frecuentes y se clasifican de otra manera”. “Se estima que, del total de diagnósticos de cáncer de cabeza y cuello, 4 de cada 10 corresponden a la boca, 1 de cada 3 se sitúa en la laringe y el 23% restante en la faringe”, destacaron los expertos.
“El cáncer de cabeza y cuello puede comprometer la laringe, garganta, labios, boca, nariz, glándulas salivales, tiroides y paratiroides, y presentarse con disfonía, dificultad para tragar, llagas en la boca o sangrado de la nariz y también bultos localizados en esa región”, explicó la doctora Iris Rodríguez, médica otorrinolaringóloga, miembro y fundadora de la Sociedad Argentina de la Voz (SAV).
Asimismo, la experta destacó que “si bien los otorrinolaringólogos y odontólogos son quienes detectan mayoritariamente los casos, cualquier médico clínico o dermatólogo puede advertir los síntomas”.
“Se sabe que el porcentaje de detección temprana es variable de acuerdo con la región anatómica involucrada y los hábitos de salud y prevención de los pacientes; lo que es seguro es que a mayor precocidad diagnóstica mejoran las posibilidades terapéuticas”, señaló la especialista, quien además forma parte del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano de Buenos Aires.
En tanto, los tratamientos varían según el tipo celular del tumor y pueden incluir la cirugía, la radiación y la quimioterapia, solos o combinados. “En los últimos años además se incorporaron algunos tratamientos dirigidos, con blancos moleculares específicos, como el cetuximab, y la inmunoterapia, más recientemente”, destacó el doctor Silva.
Por su parte, Marta Artigas, Presidenta y Fundadora de la Fundación ACIAPO (Atención Comunitaria Integral al Paciente Oncológico), resaltó que “el cáncer sigue teniendo un estigma de muerte en la sociedad. Los sectores médicos y científicos saben que se puede curar o lograr supervivencia durante muchos años, pero este conocimiento no está generalizado. No sólo hay que saber que, detectado a tiempo, el cáncer de cabeza y cuello se puede curar, sino también estar atentos como comunidad, preguntarles a los médicos, realizar controles periódicos y, sobre todo, llevar un estilo de vida saludable”.
Los expertos destacaron, además, la importancia de abordar y trabajar sobre el tabaquismo y el consumo de alcohol. Según un acuerdo de datos alcanzado con el Conicet, en 2020 la cantidad de personas que tomaba alcohol todos los días se triplicó. En tanto, en mayo de ese año, a nivel nacional, 1 de cada 5 argentinos (20%) reconoció haber fumado con mayor frecuencia durante la última semana, situación más común entre los ciudadanos de 30 a 49 años de edad (26%).
“El gran problema es que algunos pacientes siguen fumando mientras están en tratamiento, con lo cual tienen peor respuesta que aquellos que no lo hacen y esto es algo que se les debe advertir. Muchas veces dejan de fumar o de beber alcohol por obligación y porque incrementan la toxicidad y les irritan las mucosas. Consideramos que hay que trabajar sobre los factores de la dependencia una vez terminado el tratamiento, para que el paciente no vuelva a recaer en el consumo”, alertó el doctor Silva.
Mientras que Artigas concluyó: “El cáncer de cabeza y cuello es uno de los tumores de los que menos se conoce y muchas veces se lo confunde con otras patologías menos graves. Afortunadamente, disponemos de mucha información sobre el tabaquismo, que es uno de los principales factores de riesgo, y también hay apoyo del sistema de salud con respecto a las regulaciones para su consumo. No obstante, hay que trabajar aún más en esta problemática”.
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