Se celebra en nuestro país la Semana Nacional de Lucha contra la Sordera, con el objetivo de concientizar a la población sobre la importancia de la detección temprana y la prevención de la pérdida auditiva. En la Argentina, la pérdida auditiva (llamada hipoacusia) alcanza el 18% de las discapacidades.
¿Qué es la hipoacusia?
La hipoacusia es la incapacidad parcial o total de percibir sonidos en uno o ambos oídos. Puede ser de origen genético y, de acuerdo con su presentación, se pueden dividir en sindrómicas (30%) y no sindrómicas (70%). Se conocen más de 400 síndromes que incluyen pérdida auditiva.
Los más frecuentes son:
- Síndrome de Usher, con alteraciones visuales.
- Síndrome de Pendred, con bocio.
- Síndrome de Alport, con alteraciones renales.
- Síndrome CHARGE, con alteraciones cardiacas, atresia de coanas y anomalías genitourinarias.
- Síndrome Treacher-Collins, con alteración del primero y segundo arcos branquiales.
- Síndrome de Waardenburg, con alteraciones pigmentarias del cabello, la piel y los ojos.
- Otros.
¿Cuáles son las causas de hipoacusia?
La forma más común de sordera hereditaria es la no sindrómica, de herencia autosómica recesiva (es decir que la alteración proviene tanto de los genes del padre como de la madre) o autosómica dominante (solo se altera una copia, los genes maternos) y la de herencia mitocondrial.
Los estudios genéticos que se realizan en laboratorios especializados son herramientas valiosísimas para el manejo clínico y, además, para la toma de decisiones personales en las familias afectadas. Por otra parte, conocer la causa genética de las diferentes formas de pérdida auditiva permite delinear el tratamiento y la estimulación auditiva temprana.
Existen, también, las hipoacusias de causa infectológica: las infecciones prenatales y perinatales son causas importantes de hipoacusia congénita. Es importante señalar que muchas de estas infecciones son prevenibles y otras tratables durante la gestación, siempre que la madre sea estudiada en tiempo y forma.
Entre estas infecciones prenatales, las más importantes son la rubéola, el citomegalovirus, la varicela y la mononucleosis infecciosa, enfermedades que puede sufrir la madre durante el primer trimestre de gestación. Las infecciones perinatales son las que se contraen durante el embarazo, el parto o las primeras semanas de vida extrauterina (4 a 6 meses). Las más frecuentes son las infecciones por virus herpes simple de tipo 1 y 2, la toxoplasmosis, la sífilis y la meningitis.
Ambos tipos de hipoacusias de origen infeccioso pueden causar deficiencias auditivas, cuya intensidad puede ser variable y progresiva. De esta manera, el nivel de hipoacusia se puede clasificar en leve, moderado, grave o profundo.
En el año 2001 se sancionó la Ley N° 25.415, mediante la cual se creó el Programa de detección temprana y atención de la hipoacusia, en el que se establece que todo recién nacido tiene derecho a ser estudiado de forma temprana y recibir tratamiento de manera oportuna. En el año 2010, el Ministerio de Salud de la Nación estableció, con la resolución N° 1209, el tamizaje auditivo a todo recién nacido antes del primer mes de vida.
Contaminación sonora
Es importante tomar conciencia acerca de la contaminación sonora, la cual tiene un efecto negativo no solo en nuestra audición, sino en la salud en general, ya que causa estrés, fatiga, alteraciones del sueño y, en consecuencia, altera la calidad de vida.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), los sonidos deseables son de hasta 50 decibeles (dB) y recomienda no exponerse a más de 55 dB durante la noche, ya que podrían causar daño. Los ruidos de entre 60 y 65 dB son nocivos y los que están por encima de los 70 dB son considerados más peligrosos, sobre todo si persisten en el tiempo.
Prevención y recomendaciones
La OMS calcula que el 5% de la población mundial (alrededor de 5 millones de personas) tienen problemas auditivos, y prevé que para el año 2050 serán 900 millones los afectados. Es decir, 1 de cada 10 personas tendrá perdida de la audición, un verdadero problema discapacitante. Por este motivo es tan importante crear conciencia acerca del daño que pueden sufrir nuestros oídos, y por ello la prevención es fundamental.
Por ejemplo, algunas recomendaciones para el uso de dispositivos como los auriculares son las siguientes:
- El volumen elevado durante períodos prolongados puede ocasionar daños irreversibles en la audición, el daño es al comienzo gradual.
- Se recomienda usarlos con un volumen adecuado media hora por día, ya que el daño será mayor cuanto más tiempo se usen.
- Se recomienda monitorear su uso en los niños.
- Los auriculares se deben adaptar a los distintos conductos auditivos (hay de diferentes tamaños, con cable y sin cable, etc.).
- Se recomiendan siempre auriculares con almohadillas para que no dañen el conducto auditivo externo y, de preferencia, los que son como orejeras que cubren todo el pabellón auricular
- Es importante tener en cuenta la limpieza de los auriculares.
- Se debe tratar también los reproductores musicales a la mitad del volumen establecido para evitar que, con el tiempo, se produzca la hipoacusia inducida por ruido (motivo de consulta frecuente en adolescentes).
- Usar protectores auditivos ante ruidos prolongados y fuertes, como ocurre en quienes trabajan en ferrocarriles o en la vía pública
Más allá de todas estas recomendaciones, es importante que comencemos a difundir que es preferible lograr usar el altavoz de los dispositivos para evitar otros problemas como, por ejemplo, el neurinoma del acústico (VIII par craneal).
La pérdida de audición es algo que puede afectar a cualquier persona. Se presentan casos en los que, ante la presencia de ruidos por encima de los niveles considerados dañinos, la persona pierde la audición de manera abrupta y súbita en uno de los oídos. Este cuadro se conoce como trauma acústico.
En los adultos mayores, es característica la presencia de hipoacusia fisiológica, que se conoce con el nombre de presbiacusia. La audición comienza a perderse a partir de los 60-65 años y ocurre por el envejecimiento. Esto afecta la calidad de vida, pues se entorpece la comunicación y se altera el entorno familiar. Por otra parte, al no escuchar tampoco se comprende y se pueden confundir palabras: las personas mayores comienzan a aislarse porque pierden el interés en las conversaciones.
Como destacamos siempre, es importante realizar la consulta médica a tiempo para llegar a un diagnóstico temprano y, de esta manera, mejorar la calidad de vida de las personas con hipoacusia.
* Dra. Stella Maris Cuevas MN: 81701 Médica otorrinolaringóloga - Experta en olfato – Alergista Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
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