Junto al dengue y el zika, el chikungunya es una enfermedad transmitida por el mosquito Aedes. En 2017, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se registraron 185 mil casos en las Américas y el Caribe. Ahora, científicos argentinos pertenecientes a la Universidad de San Martín y el Conicet se encuentran desarrollando un tratamiento contra esta enfermedad. Infobae dialogó con uno de los líderes del proyecto.
El chikungunya ya se encuentra en todas las áreas tropicales y subtropicales del planeta. Tras ser descripto primera vez en Tanzanía, en 1952, esta enfermedad tuvo una notoria expansión durante los últimos 15 años y desembarcó en las Américas hacia finales de 2013. En la Argentina, en 2016, cuando se registró un gran brote de enfermedades relacionadas con estos mosquitos, la chikungunya afectó a 3.716 personas.
Según la OMS, la fiebre chikungunya es una enfermedad vírica transmitida por mosquitos Aedes y obtuvo su nombre derivado de “una voz del idioma makonde que significa ‘postura retorcida’, en alusión al aspecto encorvado de los pacientes causado por los dolores articulares (artralgia)”. Además de fiebre, esta patología también produce dolores musculares, inflamación de las articulaciones, dolor de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones cutáneas.
Generalmente, los síntomas desaparecen entre 1 y 3 semanas posteriores a su inicio. Aunque los casos graves y las defunciones por fiebre chikungunya son muy raros y, casi siempre, están relacionados con otros problemas de salud, la inflamación y el dolor en las articulaciones pueden convertirse en crónicos y llevar a la discapacidad.
Ante esta situación, gracias a una convocatoria del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación a través de su Agencia (ANPCyT), un grupo de científicos liderados por Diego Álvarez, de la Escuela de Bio y Nanotecnologías (EByN-UNSAM), y Mariela Bollini, del Centro de Investigaciones en Bionanociencias (CIBION-CONICET), inició el desarrollo de un tratamiento antiviral contra chikungunya hasta la fase clínica.
El tratamiento se basa en una molécula de origen sintético que funciona como agente antiviral contra el virus. “Desde hace tiempo colaboramos con el grupo de Bollini, que es experta en el diseño de éstas moléculas contra distintos virus, tales como HIV o dengue”, explicó Álvarez en diálogo con Infobae.
Asimismo, el experto de la UNSAM señaló que su grupo se encontraba “trabajando en la biología de chikungunya con el propósito de aprender sobre una enfermedad desatendida y con potencial epidémico en nuestro país”. “De ahí la oportunidad de encarar un proyecto que combina dos áreas complementarias y con interés regional”, agregó.
“Nuestro objetivo es obtener una formulación que sea potente, segura y que presente propiedades farmacocinéticas adecuadas para poder contar con toda la documentación necesaria para presentar en la entidad regulatoria y avanzar hacia las fases clínicas siguientes”, añadió Álvarez.
La ciencia argentina le hace frente al virus de la chikungunya
Pese a que se trata de un virus que afecta a miles de personas en todo el mundo, estos dos grupos de científicos argentinos pusieron manos a la obra para enfrentar a esta enfermedad que, según diversos estudios, se hará cada vez más presente en la Argentina gracias al calentamiento global.
“Al chikungunya lo transmite el mismo mosquito que transmite dengue y es un problema serio en países como Brasil, donde hay alrededor de 100 mil casos por año. Esto quiere decir que el virus puede encontrar en nuestro país un nicho para propagarse. Por este motivo, el fármaco tiene un interés a nivel regional y en otras áreas como Africa o Asia donde la circulación del virus se ve todos los años”, afirmó a este medio Álvarez y agregó: “Creemos que el desarrollo puede ser de interés para compañías farmacéuticas con alcance global”.
En ese sentido, el integrante de la Escuela de Bio y Nanotecnologías (EByN-UNSAM) aseguró que “al momento de empezar con este proyecto, que financia el MinCyT, ya teníamos datos de que nuestra molécula funcionaba como antiviral contra chikungunya y que tenía propiedades adecuadas para su uso como fármaco en experimentos que habíamos hecho en los laboratorios de química medicinal y de virología usando ensayos in vitro (tubos de ensayo y células que crecen en cajas de Petri)”. Y adelantó: “Con el apoyo de este financiamiento estamos listos para empezar la fase pre-clínica en los próximos meses”.
“Vamos a trabajar sobre la obtención del compuesto en escala por síntesis química y en experimentos en modelos de enfermedad de chikungunya en ratón. Los cuales nos van a dar información sobre la seguridad (saber si es tóxico) y la eficacia (saber si funciona como antiviral) en animales”, resaltó el experto.
Al tiempo que adelantó: “Esperamos terminar con esta etapa pre-clínica en tres años. Esos datos tienen que presentarse en la autoridad regulatoria para poder empezar con fases clínicas en humanos. Una de las características que tiene este fármaco es que es específico, actúa sólo sobre la cubierta del virus de chikungunya para impedir que el virus ingrese al hospedador”. Y aclaró: “El desarrollo de nuevos fármacos puede durar hasta 10 años hasta que llega a los consumidores”.
Vale destacar que son integrantes del equipo, por parte del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB_EByN_UNSAM), las investigadoras María Virginia Tribulatti y Eliana Castro; y los becarios Leandro Battini, Cecilia Arahí Pratto y Ana Josefina Caillava. En tanto, desde CIBION, participan las investigadoras Mariela Bollini y Maria Eugenia Monge; el personal de apoyo (CPA) Daniela Fidalgo, Mariela Videla, Mariela García y Celia Moreno; y el becario Facundo Gallo.
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