A dos años y cuatro meses de declarada la pandemia por COVID-19, muchas son las medidas preventivas que la población general incorporó a fines de evitar contraer el coronavirus.
En pleno invierno en el hemisferio sur, y con el “resurgimiento” de enfermedades que, producto de los cierres y distanciamiento social no se habían presentado los años anteriores, los especialistas aseguran que continuar con algunos de los hábitos de salud e higiene adoptados durante la pandemia también reducirá el riesgo de contraer otras enfermedades.
1- El lavado de manos manos
Varios son los estudios que demostraron que la cantidad de personas que se higienizaban las manos después de ir al baño era baja antes de la pandemia: alrededor de una de cada cuatro en todo el mundo y una de cada dos en áreas con buen acceso a agua e instalaciones para lavarse las manos.
Hoy la mayoría de las personas tomó conciencia de la importancia de lavarse bien las manos con jabón y agua potable durante 20 segundos, o usar desinfectante para manos si se está en la calle y no se tiene acceso a una canilla.
Kerry Hancock es médico especialista en medicina respiratoria, y destacó que aunque ahora se sabe que el SARS-CoV-2 se propaga principalmente por el aire, la higiene de las manos es la “piedra angular” de la prevención de infecciones, y una forma sencilla de cortar la transmisión de otros virus y bacterias.
“Es algo tan fácil de hacer, seguir lavándonos o desinfectándonos las manos antes de comer o tocar cosas, pero, creo que la gente no es tan fanática como lo era en el pico de los casos de COVID”, reconoció el especialista en una entrevista con The Guardian.
Para la profesora asociada Holly Seale, experta en percepciones y comportamientos relacionados con enfermedades infecciosas de la Universidad de Nueva Gales del Sur, a la mayoría de las personas se les enseña desde la infancia sobre la higiene en el contexto de protegerse a sí mismos, pero la higiene de las manos va en ambos sentidos. “Asegurarse de que sus manos estén limpias antes de salir de compras o de subir al ascensor es ciertamente también para proteger a otras personas”, destacó.
Lo que no va más: guantes descartables para la vida diaria
Solía verse en pleno 2020 -y bastante más cerca en el tiempo también- personas con guantes de látex para protegerse de los gérmenes en las superficies, de, por ejemplo, los carritos de los supermercados. Para Seale, eso “es innecesario”.
“Es menos probable que las personas que usan guantes se laven las manos y pueden estar aumentando su riesgo porque creen que sus manos están limpias”, enfatizó sobre la contra que puede traer ese hábito.
2- Vacunación regular
Asimismo, Seale recomienda que todas las personas mayores de seis meses se vacunen contra la influenza, cuya vacuna 2022 protege contra cuatro cepas de la gripe.
“Hemos tenido un par de años en los que la gripe realmente no ha existido, y ciertamente existe la preocupación de que las personas tengan niveles más bajos de protección”, apuntó la experta.
Para Seale, “realmente las personas deberían considerar la vacunación contra la gripe como parte de su práctica normal”.
Junto con la vacuna contra la gripe, los especialistas instan a que todos se mantengan al día con la vacunación regular de cada año, según corresponda por edad y las recomendaciones sanitarias en cada país.
3- Quedarse en casa cuando está enfermo (y usar mascarilla cuando no pueda)
Sin duda una de las lecciones más importantes que el COVID-19 dejó a las personas es la importancia de que las personas enfermas se mantengan alejadas del trabajo y los eventos sociales.
Según precisó la profesora asociada Sheena Sullivan, epidemióloga de enfermedades infecciosas en el Instituto Doherty, “es esperable que los empleadores lideren con el ejemplo, lo que podría significar ayudar al personal a trabajar desde casa si está lo suficientemente bien, o abordar las barreras culturales para usar la licencia por enfermedad, como el miedo a decepcionar al equipo”.
Pero lo cierto es que quienes trabajan por su cuenta, así como la mano de obra ocasional y las áreas en las que las personas no pueden trabajar desde casa continúan presentando un “riesgo real” para el control de enfermedades, y las autoridades sanitarias deben abordarlo, consideró Sullivan.
“Al principio de la pandemia quedó claro que muchas personas que trabajan con algunos de los más vulnerables de nuestras comunidades son parte de esta gran fuerza laboral eventual, que no tienen derecho a licencia por enfermedad y no tienen incentivos para tomarse un tiempo libre, como es el caso de las personas que trabajan en el cuidado de enfermos, ancianos y discapacitados, así como otros servicios esenciales”. Sullivan destacó que es esperable que cuando las personas deban salir de sus hogares mientras tengan síntomas respiratorios, lo harán haciendo uso de máscaras por cortesía hacia los demás .
“Trabajo con personas que entienden bastante bien los virus, por lo que es un entorno inusual, pero hay personas que, si saben que alguien en su familia no se encuentra bien o tienen síntomas, comienzan a usar un N95 mientras están en el trabajo”, agregó Seale, quien sugiere que los empleadores proporcionen máscaras quirúrgicas o respiradores gratuitos en caso de que el personal se vea sorprendido por síntomas respiratorios nuevos mientras está en el trabajo.
4- La ventilación de los ambientes
“Sabemos que, especialmente en las enfermedades transmitidas por aerosoles, la ventilación es fundamental”, resaltó Hancock.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene consejos sobre la evaluación del flujo de aire para los administradores de edificios, así como para las personas que cuidan a un paciente con COVID-19 en el hogar, pero Hancock alentó a las personas a pensar también en los entornos sociales.
“Muchos cafés y negocios modificaron sus edificios, tal vez derribaron una pared para tener más ventanas abiertas. Realmente elegiría a dónde voy, por ejemplo, no sentarme a comer en un lugar lleno de gente con poca ventilación”, agregó el experto.
Un cambio a erradicar: las barreras
Si bien una buena ventilación es vital, existe la preocupación de que las barreras de plástico, como las que se usan en muchas cajas de comercios minoristas, interfieran con la ventilación y brinden una falsa sensación de seguridad.
Para Hancock, “si una persona está en el mostrador del supermercado y va a toser, es mejor que use una máscara para proteger al cajero. De lo contrario, estará protegidos de las gotas por la barrera plástica, pero no de los diminutos aerosoles, que se elevan en el aire y se respiran en el otro lado”.
5- Controlar las enfermedades crónicas
La pandemia también subrayó la importancia de que las personas con enfermedades crónicas tengan un correcto seguimiento de las mismas.
“Mis pacientes con asma se estaban adhiriendo mucho más a su medicación preventiva. Realmente estaban recibiendo el mensaje de que si su asma está bajo control y aparece un virus, no importa si es SARS-CoV-2 o rinovirus, que es el que causa el resfriado común, es menos probable que tenga una complicación”, enfatizó Hancock.
“Es más difícil para las personas con otras enfermedades pulmonares, como bronquitis o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), controlar su enfermedad... pero todos los pacientes con enfermedad pulmonar crónica deben tener planes de acción por escrito, para que sepan reconocer si está empeorando, si necesitan aumentar sus medicamentos o comenzar otro medicamento, si hay una línea directa a la que puedan llamar o cuándo llamar a una ambulancia”, concluyó.
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