Si no aparecen subvariantes que modifiquen el escenario, ¿podría salir el país de la cuarta ola de COVID en dos semanas?

La experiencia en el mundo indica que las curvas de contagio de Ómicron se desarrollan entre ocho a diez semanas. La Argentina atraviesa la novena desde el comienzo de la suba de casos y la segunda con descenso de contagios. Qué opinan los expertos

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Para los especialistas, "la aparición
Para los especialistas, "la aparición de nuevas variantes puede hacer cambiar el panorama así como el clima más frío"

La cuarta ola de la pandemia por COVID-19 comenzó a gestarse en la Argentina allá por mediados de abril. Los nuevos casos de coronavirus comenzaron a aumentar de manera lenta pero sostenida, primero, para luego acelerarse los contagios hasta un ritmo que llegó a preocupar a las autoridades sanitarias.

Así, el número de nuevos contagios pasó de 8.840 el 17 de abril -fecha en que los partes emitidos por el Ministerio de Salud de la Nación comenzaron a informarse cada siete días- a 11.307 en el segundo reporte semanal. La cifra se elevó a 11.443 el domingo 1 de mayo, para seguir en alza durante los siguientes cuatro: 17.646 el 8 de mayo, 33.989 el 15 de mayo, 43.487 el 15 de mayo, en tanto el pico del actual brote ocurrió el 29 de mayo, con 51.778 casos.

El análisis de los datos arroja que luego de siete semanas con una suba acumulada de nuevos contagios del 486%, las últimas dos semanas la variación porcentual fue del 29% a la baja. Los casos registrados descendieron de 46.045 el pasado 5 de junio a 36.835 el último domingo 12.

En su conferencia de prensa semanal sobre la situación epidemiológica, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, manifestó la semana pasada que “según se vio en el mundo, las curvas de contagio de Ómicron se desarrollan entre ocho a diez semanas”.

Y tras asegurar que “se ve con claridad que luego de varias semanas de aumento y algunos días de estabilización, la Ciudad de Buenos Aires está en una fase de descenso de casos”, Quirós destacó: “Esta curva está descendiendo, probablemente se complete en las próximas semanas, pero tenemos que estar atentos a qué es lo que ocurre con las nuevas variantes (BA.4, BA.5) que son más contagiosas que la actual, para ver si encuentran un terreno fértil para desarrollarse o lo hacen más adelante”.

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"Según se vio en el mundo, las curvas de contagio de Ómicron se desarrollan entre ocho a diez semanas" (Getty)

Están bajando hace dos semanas el número de casos; desde el Ministerio de Salud de la Nación vemos que está bajando ahora pero todavía no está estabilizado ni sabemos cómo va a ser la estacionalidad. Observamos con cuidado lo que está sucediendo no sólo en el AMBA sino en todo el país y no hacemos futurología con respecto a este tema”, aseguraron ante la consulta de Infobae fuentes de la cartera sanitaria.

Sobre si la Argentina está saliendo de esta cuarta ola de la pandemia, este medio consultó a especialistas, quienes, en principio coincidieron en remarcar que los cambios en los criterios de testeo así como la falta de datos dificultan el análisis del panorama de situación.

Tenemos la dificultad que tiene que ver con la falta de datos y los cambios en los criterios de testeo, pero evidentemente ya hace un par de semanas que se detectan menos casos que la semana anterior y eso marca que estamos en un proceso de reducción”, comenzó a analizar el senador provincial por Corrientes, contador y experto analista de datos Martín Barrionuevo.

Para él, “la aparición de nuevas variantes puede hacer cambiar el panorama así como el clima más frío”, y se mostró cauteloso al graficar la situación en su provincia: “En Corrientes estaban bajando los casos y se registró un nuevo incremento; creo que estamos más atados a la cuestión del clima y por supuesto a la aparición de nuevas subvariantes”.

“El análisis ya deja de ser tan estricto y rígido como en las olas anteriores porque los datos son cada vez menos y sobre todo con los nuevos criterios de testeo para analizarlos son más restrictivos”, evaluó.

En la Argentina, los cambios
En la Argentina, los cambios en el criterio de testeo, dificulta a los especialistas analizar el panorama de situación (Reuters)

En opinión del doctor en física, investigador del Conicet y secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham Jorge Aliaga “el Consejo Federal de Salud (Cofesa) decidió en abril que pasaban a seguir la evolución con unidades centinela. Dejó de ser obligatorio cargar los casos negativos y se decidió sólo testear a casos delicados o mayores de 50 años”.

“Señalo esto para graficar que no es fácil saber qué está pasando, al menos para los que seguíamos los datos (los ministros tienen acceso a sus unidades centinela) -amplió el especialista-. Y para peor, desde el sábado pasado se dejó de subir la base de casos y se pasó a informar dos bases nuevas (ambulatorios e internados y/o fallecidos) que no permite comparar con la anterior. Entonces parece que los casos están bajando pero no se puede saber bien cuánto”.

Respecto al escenario a futuro, consideró que “es posible que si no aparecen las subvariantes BA.4 o BA.5 los casos sigan a la baja; en todo el mundo cuando aparecieron esas variantes los contagios volvieron a subir”.

Con ellos coincidió el médico infectólogo Roberto Debbag (MN 60253), para quien “lo que se está viendo es que están reduciéndose los casos, pero al no publicarse los datos de las jurisdicciones, si bien posiblemente se esté en un momento en que la próxima semana la cuarta ola esté más reducida, es difícil hacer proyecciones”.

“Lo que vemos es que en comparación con las dos semanas anteriores de intensidad de pacientes, este fin de semana y lo que va de esta semana hay menos demanda de pacientes con síntomas y menos diagnóstico”, destacó.

En la mirada del médico infectólogo pediatra Eduardo López (MN 37586), “paradójicamente en Argentina la variante Ómicron circuló con mucha fuerza durante el verano, al revés de lo que ocurrió en Europa, y ahora en CABA y en el AMBA la variante predominante es la subvariante BA.2″.

A Eduardo López le preocupa
A Eduardo López le preocupa la gran cantidad de población argentina "sin esquema completo y sin refuerzo" de las vacunas disponibles en el país (Reuters)

Por otro lado, si bien reconoció que “en las últimas semanas los números van a la baja”, aseguró que no se puede asegurar que esta tendencia vaya a continuar, “más si se tiene en cuenta que se encuentra el invierno por delante y se sabe que con temperaturas entre 5 y 11 grados según trabajos de laboratorio el SARS-CoV-2 tiene mayor viabilidad”.

Para él, “otra cosa que hay que aclarar es que el aumento del número de casos se va a dar en parte en relación a cuánta gente esté vacunada, y se sabe que en función de si hay mucha gente sin vacunar el riesgo de que aparezcan nuevas variantes es mayor”.

En ese sentido, a López le preocupa la gran cantidad de población argentina “sin esquema completo y sin refuerzo” de las vacunas disponibles en el país. “Hay entre 20 y 22 millones de personas sin tercera dosis y se sabe que para las variantes que circulan en el país, ya sea Ómicron o sus sublinajes, tener dos dosis es no estar adecuadamente protegido -enfatizó el especialista-. A estas personas va a haber que incentivarlas fuertemente a completar la vacunación”.

Y tras resaltar que en este contexto al riesgo de “llegar al invierno con mucha población sin la correcta protección” se suma que “la gente disminuye la ventilación de los ambientes, se reúne en lugares cerrados y casi se dejó de lado el uso del barbijo, lo cual aumenta las probabilidades de contraer el virus”.

Por todo esto, para él “no está claro” si el país se encuentra en el fin de la cuarta o en el inminente inicio de la quinta. Y en este punto, finalizó: “Aunque las personas vacunadas hagan enfermedad benigna, el riesgo por derrame es que algún porcentaje va a ir a terapia intensiva y morir, y por otro lado, a mayor circulación se aumentan las probabilidades de que el virus mute y se generen nuevas variantes”.

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