La diabetes es una enfermedad crónica que ocurre cuando el páncreas no secreta suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. Un efecto común de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (es decir, la glucemia elevada), que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas del cuerpo, sobre todo los nervios y los vasos sanguíneos.
La diabetes es una enfermedad metabólica que puede producir complicaciones severas de salud, como infarto del miocardio, accidentes cerebrovasculares (ACV), insuficiencia renal, amputación de miembros inferiores y neuropatía. En el mundo, más de 422 millones de personas tienen diabetes, y existe el riesgo de que su incidencia aumente aún más, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Otro de los sentidos afectados por la enfermedad metabólica es la visión y en el caso de la retinopatía diabética, que es una importante causa de ceguera, es una consecuencia del daño de los capilares de la retina acumulado a lo largo del tiempo. La OMS estima que cerca de 1 millón de personas se han quedado ciegas debido a la diabetes.
En ese sentido, datos estadísticos relevados este año por el Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral en Argentina, indicaron que el 24% de las consultas de la subespecialidad de Retina y Vítreo se debe a la retinopatía diabética.
“La retina es la parte del ojo en la que se enfocan las imágenes para que podamos ver. Es el equivalente a la película fotográfica de una cámara. Nuestros ojos tienen lentes que enfocan imágenes en la retina. Y ésta las transmite a través del nervio óptico hasta el cerebro, donde la imagen se hace consciente”, explicó el médico retinólogo Mauricio Asulay (MN 122858).
El daño por diabetes en la retina, o retinopatía diabética, “se desarrolla lentamente y en forma acumulativa a lo largo de los años. Cuanto más años y más elevados los niveles de glucosa en la sangre del paciente, más rápido aparecen los daños en la retina y en la visión”, señaló.
“La retinopatía diabética aparece en pacientes con diabetes que no pueden controlar adecuadamente sus niveles de glucosa en sangre. La mayoría de las veces se trata de personas de más de 50 años con otros factores de riesgo, como sobrepeso e hipertensión arterial, aunque esta enfermedad también se da en pacientes jóvenes, pero raramente en niños”, advirtió el especialista.
La gran mayoría de los pacientes relevados en el estudio del Austral es periódicamente controlada en el Servicio de Diabetes del Hospital, lo que contribuye a un mayor cuidado integral del paciente y, consecuentemente, a la prevención de la retinopatía diabética, destacó el oftalmólogo Juan Gallo (MP 55399, MN 69632), coordinador de Oftalmo-Diabetes en el hospital.
Según la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, organizada por el INDEC y la Secretaría de Salud de la Nación, la prevalencia de glucemia elevada/diabetes en la población argentina mayor de 18 años fue de 12,7%, lo que registró un aumento significativo con respecto a la 3° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, que indicó que entonces era del 9,8%. El estudio detectó que San Luis, con un 17,3%, fue la única provincia con mayor prevalencia de diabetes o glucemia elevada respecto del total nacional, mientras que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con 8,8% y Jujuy, con 8,9%, presentaron los valores más bajos.
“La forma de evitar o prevenir la retinopatía diabética consiste en realizar un tratamiento adecuado de su causa: la diabetes. Una vez desarrollada la retinopatía diabética, incluso, el tratamiento de los estadios iniciales es el de la diabetes, mediante el empleo de medicamentos para bajar los niveles de glucosa, una alimentación adecuada, ejercicio físico y el tratamiento de otros factores asociados, como la hipertensión arterial, el exceso de grasas o lípidos en la sangre y la enfermedad renal, en caso de existir”, observó Asulay. “Por estos motivos la colaboración estrecha con el Servicio de Diabetes posee una significativa importancia”, afirmó Gallo.
“En los estadios más avanzados, es necesario sumar tratamientos en el ojo, como inyecciones de medicamentos con anestesia, aplicaciones de láser en la retina y, para los casos más graves, la cirugía denominada vitrectomía. Los tratamientos tienen una tasa de efectividad muy elevada, más aún cuando se detecta la enfermedad en estadios menos avanzados”, completaron Asulay y Gallo, médicos retinólogos del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral.
Por el desarrollo de la diabetes, el azúcar se acumula en el torrente sanguíneo del organismo humano y no llega a las células que lo necesitan como fuente de energía. Según un estudio de la Universidad de Cambridge, las personas con diabetes tipo 2 tenían un mayor riesgo de padecer 57 enfermedades, incluido un 9% de mayor riesgo de cáncer.
El equipo de investigación también encontró que las personas con diabetes tenían 5,2 veces más probabilidades de padecer una enfermedad renal terminal, 4,4 veces más de padecer cáncer de hígado y 3,2 veces más de padecer degeneración macular. En cuanto a las afecciones circulatorias, las personas con diabetes tenían un mayor riesgo de padecer 23 de los 31 problemas.
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