Desde hace varios años se conoce que hábitos saludables son fundamentales para el cuidado de la fertilidad. Sin embargo, durante el último tiempo se ha puesto de manifiesto el concepto de prevención temprana de la fertilidad como modelo de planificación familiar
Si bien los avances científicos ofrecen alternativas, como la vitrificación de óvulos o esperma, al momento de decidir sobre la planificación familiar, los especialistas en salud reproductiva advierten la existencia de una consulta tardía. Junio es el Mes del Cuidado de la Fertilidad y es preponderante profundizar y divulgar sobre la concientización temprana de la fertilidad.
“Los 40 de hoy son los 30 de hace años atrás, pero la edad biológica sigue siendo la misma: se disocia lo social de lo biológico y la realidad es que su fertilidad cambió, disminuyó. Está demostrado que, a partir de los 35 años, la calidad de los óvulos comienza a bajar. Hay que informar y educar en el cuidado de la fertilidad, el impacto de la edad materna en la calidad de los óvulos sigue sorprendiendo a las personas en el consultorio”, sostuvo el doctor Agustín Pasqualini, secretario de la Comisión Directiva y Co-director del Consejo de Formación y Evaluación Profesional de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER).
“Para la mayoría de las personas, convertirse en padre o madre es algo que ocurre de manera natural y no imaginan que muchas veces puede resultar un camino difícil. Probablemente, ninguna persona se suponga infértil. Por esto, la sorpresa es grande cuando —frente al paso del tiempo y el deseo de formar una familia— esto no ocurre. Hay quienes llegan a la consulta médica y sufren un gran impacto emocional, enojo inclusive, al saber que el camino para lograr tener un hijo será a través de técnicas de reproducción humana asistida”, afirmó por su parte Ana Claudia Ceballos García, presidenta de la Asociación Civil Concebir.
“En oportunidades no hay una respuesta, no existe un diagnóstico, y las personas no logran comprender por qué no se embarazan. Otras veces, el paso del tiempo está relacionado con la postergación de la maternidad, por diversas causas, sin considerar, tal vez por desconocimiento, una cuestión clave como es la disminución de la reserva ovárica. Por tal motivo, la importancia de contar con información desde edades tempranas es fundamental, ya sea en la escuela a través de la Educación Sexual Integral (ESI), consultorio ginecológico o difusión de la temática; para no encontrarnos luego con mujeres que a los 35 o 37 años dicen: ‘a mí nadie me dijo esto’, ¿qué es la reserva ovárica?’, ¿cómo que podía criopreservar mis gametas?’”, advirtió la licenciada Gabriela Barontini, psicóloga perinatal, especialista en Medicina Reproductiva y Fertilidad Asistida, coordinadora del Equipo de Salud Mental de Concebir. “La idea es trabajar en prevención para evitar situaciones que a futuro complejicen el deseo de formar una familia”, insistió.
La reserva ovárica, que refiere a la cantidad de óvulos que posee la mujer en un momento determinado de su vida, es un concepto central al hablar del cuidado de la fertilidad. Las mujeres nacen con una determinada cantidad de ovocitos y, a medida que va pasando el tiempo, su número decae. A partir de los 35 años hay una disminución abrupta de esta reserva.
“El tema de la reserva ovárica es importante en el cuidado de la fertilidad; si bien es discutible el screening universal de la misma, es relevante hablar sobre este tema. Además, con la gran cantidad de tratamientos que hay en mujeres de más de 40 años, hoy creo que es clave difundir la importancia de esta cuestión: la edad recomendable para congelar óvulos es menos de 35 años, pero la realidad es que el promedio de edad de las mujeres que consultan por esta posibilidad se acerca a los 37-38 años, cuando —pese a que no es tarde— la expectativa no es igual que para una mujer menor a 35. A su vez, estamos viendo mujeres menores de 35 años con baja reserva ovárica”, indicó Pasqualini.
Para conocer la reserva ovárica, el ginecólogo solicita un análisis de sangre en cualquier momento, incluso a una mujer joven que no esté pensando todavía en la posibilidad de formar una familia. Con esa información podrá decidir, por ejemplo, vitrificar ovocitos, una excelente opción si se ha decidido postergar la maternidad o frente a un tratamiento oncológico que puede afectar la fertilidad; en este último caso, el procedimiento cuenta con cobertura del sistema de salud.
“Se sabe que, en el mejor de los casos, un tratamiento de fertilización in vitro tiene un 35-40% de tasa de embarazo en una mujer joven. En una mujer de 40 años, con óvulos propios, probablemente este número se encuentre cerca del 5%. En tanto, en un tratamiento por ovodonación, existe una tasa de embarazo de entre el 55 y 60% para esta misma paciente de 40 años, ya que en la ovodonación la edad no influye tanto y la tasa de embarazo es bastante estable independientemente de la edad o del motivo por el cual se esté recurriendo a la ovodonación”, explicó Pasqualini.
“Es importante el acompañamiento psicológico de quienes realicen un tratamiento de fertilización asistida. Más allá de la técnica indicada, así se trate de una persona sola o con pareja, intentamos desde nuestro lugar orientar, informar, esclarecer y contenerlos/as en cada etapa del proceso”, subrayó Barontini.
Los especialistas coincidieron en que hoy en día se ve cada vez más una causa sociocultural en la postergación de la maternidad, dado que las mujeres, muchas veces, priorizan su desarrollo profesional, viajar o simplemente no sienten el deseo de ser madres. El paso del tiempo deviene en una primera consulta sobre fertilidad tardía donde lo fundamental es la información y el asesoramiento adecuado, insistieron.
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