Se trata de un trastorno que complica del 2 al 4% de los embarazos en todo el mundo, y se asocia con aproximadamente 46.000 muertes maternas y aproximadamente 500.000 muertes fetales y neonatales cada año.
Y si bien se trata de una complicación que, como evidencian las cifras, puede ser severa, la buena noticia es que detectada a tiempo y con el tratamiento adecuado, los riesgos disminuyen notablemente y los embarazos llegan a su final feliz.
De allí que cada 22 de mayo, desde 2017, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Preeclampsia, con el objetivo de concienciar a la población sobre esta complicación que causa tantas muertes evitables a escala global.
“La preeclampsia es una de las presentaciones clínicas de la hipertensión en el embarazo”, comenzó a explicar a Infobae la médica especialista en Cardiología e Hipertensión Arterial Olga Paez (MN 73856). Y continuó: “Se considera que la presión es elevada cuando está por encima de 140/90, pero además, si se registra esa presión elevada sin otro síntoma se denomina hipertensión arterial; ahora cuando ese indicador se acompaña de dolor de cabeza, dolor abdominal, mareos, visión borrosa y alteraciones de algunos valores de laboratorio pasa a diagnosticarse preeclampsia”.
Y tras señalar que “la hipertensión en el embarazo tiene varias formas de presentación”, la especialista de los hospitales Santojanni, Britanico y Cemedic ahondó: “Puede ser gestacional, crónica o preeclampsia, que es una de las más graves”.
Una reciente publicación del New England Journal of Medicine (NEJM) destacó que “la mayoría de los casos de preeclampsia surgen a término y son leves y transitorios y se resuelven poco después del parto. Sin embargo, del 5 al 20% de las mujeres, especialmente aquellas en quienes la preeclampsia surge mucho antes del término del embarazo, tienen complicaciones que alteran la vida, ponen en peligro la vida o son fatales”.
En ese sentido, Paez hizo especial hincapié en la importancia de la prevención y la detección precoz, como factores que harán la diferencia en caso de presentarse este trastorno.
“Lo ideal sería que toda persona que quiera quedar embarazada haga antes una consulta médica para abordar en esa instancia la prevención -sostuvo la especialista-. Hay mujeres que tienen más riesgo que otras de desarrollar preeclampsia durante la gestación, como las que tuvieron hipertensión en un embarazo previo, las que padecen enfermedades reumáticas, diabetes u obesidad, las mayores de 35 años, entre otros factores de riesgo clínico que, de detectarse en ese primer interrogatorio, predicen el 40% de las preeclampsias”.
Según destacaron los autores del trabajo publicado en NEJM, “la prevención de la preeclampsia es una prioridad sanitaria, ya que se ha demostrado que sólo el parto de la placenta inicia la resolución de la preeclampsia una vez que se ha desarrollado”. “Las terapias preventivas se han basado en la patogenia de la preeclampsia y se han centrado en corregir el desequilibrio angiogénico, la activación endotelial, el estrés oxidativo, la inflamación, la vasoconstricción o una combinación de estos factores. La evidencia respalda que el ejercicio, el uso de la aspirina, el calcio y la inducción del parto como estrategias preventivas efectivas”, destacó el trabajo.
En la práctica, lo que sugirió Paez es que “en las mujeres con factores de riesgo detectados previamente al embarazo, entre las semanas 11 y 13 de gestación se suele indicar un screening para evaluar la evolución del embarazo y la posibilidad de desarrollar el trastorno en base a lo visto en la consulta preconcepcional”.
El chequeo consiste “en la medición del factor de crecimiento placentario (PGIF) en un análisis de sangre, más un doppler de las arterias uterinas”, puntualizó la especialista, para quien estas estrategias “ayudan a ‘escanear’ a las pacientes para determinar si es necesario iniciar el tratamiento con ácido acetil salicílico (aspirina) en las primeras semanas de embarazo cuando aún la paciente no es hipertensa”.
Paez destacó que “en la mayoría de los casos, la preeclampsia aparece después de las 34 semanas de gestación”, al tiempo que explicó que “el tratamiento es sintomático: se indica una medicación para controlar la presión arterial, con determinados antihipertensivos que se pueden dar en el embarazo, y se sumarán otras terapias según los síntomas que presente la mujer”.
Según el NEJM, “la preeclampsia se ha subagrupado según la edad gestacional de inicio. Las mujeres con enfermedad de inicio temprano (con <34 semanas de gestación) tienen más probabilidades que las mujeres con enfermedad de inicio tardío (con ≥34 semanas de gestación) de tener afectación de órganos diana, restricción del crecimiento fetal asociada y un perfil hemodinámico de bajo gasto cardíaco y alta resistencia vascular periférica”. “En las mujeres con preeclampsia de inicio tardío, que representan al menos el 70% de todas las mujeres con preeclampsia, el peso al nacer suele ser normal o incluso mayor, el gasto cardíaco puede estar aumentado y la resistencia vascular periférica es variable (es decir, disminuida 25 o aumentada)”.
Para el final, cabe destacar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó que este trastorno afecta de manera desproporcionada a países de renta media-baja, donde tienen lugar más del 99% de los fallecimientos causados por esta dolencia. Se calcula que el 16% de los casos de muerte materna que se producen en dichos países son consecuencia de la preeclampsia y demás trastornos hipertensivos del embarazo. De allí que el trastorno esté catalogado como “la principal causa de mortalidad materna en el continente americano” (en Latinoamérica, la cuarta parte de todos los casos de fallecimiento de la madre tienen lugar por alguno de estos motivos) y en África y Asia está detrás del 10% de los casos.
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