Radiografía de la cuarta ola de COVID-19 en la Argentina

En la última semana, los casos positivos de coronavirus crecieron 93%. Y si se calcula el último mes, el incremento supera el 300%. Cuál es el escenario para hacer frente a un nuevo brote, en la mirada de los especialistas

Hace un mes la acumulación de casos semanales era de 8.387 y el último reporte acumuló un total de 33.989 nuevos contagios en todo el país (Gettyimages)

El comienzo de la cuarta ola de la pandemia de COVID-19 en la Argentina es un hecho. El aumento de nuevos contagios que había empezado a darse de manera lenta pero sostenida desde el 17 de abril, se acentuó en las últimas semanas.

Según evidencian las cifras que desde esa fecha el Ministerio de Salud de la Nación informa de manera semanal, la variación porcentual desde el parte del 17 de abril hasta el último domingo 15 de mayo fue de 305%. En tanto, la variación sólo de la última semana fue del 93%.

En números, hace un mes la acumulación de casos semanales era de 8.387 y el último reporte acumuló un total de 33.989 nuevos contagios en todo el país.

La última semana se confirmaron 9.135.308 casos en total desde que inició la pandemia en Argentina. Sobre la cifra, algunos especialistas prefieren poner un signo de interrogación, dado que junto con la menor frecuencia de reportes epidemiológicos oficiales, también se modificó el criterio de testeo y sólo se realizan en personas priorizadas por la posibilidad de que desarrollen complicaciones y requieran hospitalización.

De allí que cabe la posibilidad de que el crecimiento de los casos de personas con la infección sea aún mayor ya que no todos los afectados con síntomas ahora se someten al test de PCR.

Los casos aumentan entre un 100 a 130% según la jurisdicción (Fuente: Twitter Martín Barrionuevo)

Si se pone la lupa sobre otros de los indicadores que la pandemia enseñó que hay que mirar de cerca, como es el porcentaje de ocupación de camas -que durante la segunda ola en el país llevó al sistema sanitario al borde del colapso- y los fallecidos, las últimas cifras se encuentran a la baja.

A saber, los pacientes confirmados COVID internados en Unidad de Terapia Intensiva (UTI) alcanzaban los 300 el pasado domingo, lo que representa una ocupación de camas para esa patología del 2,33%.

Al observar la progresión desde la misma semana en que los casos comenzaron a subir, la variación porcentual de los internados con COVID-19 en el país bajó un 27,18%: los pacientes en UTI pasaron de 412 el 17 de abril a 300 el pasado 15 de este mes.

En tanto sobre el total de 128.776 fallecidos en el país desde el inicio de la pandemia, 47 fueron registrados en la última semana. La variación de este indicador durante el último mes es de 68% a la baja, mientras que en la última semana el descenso de fallecidos fue del 38%.

La progresión de la letalidad en el país

"La letalidad en Argentina viene bajando progresivamente", destacó Barrionuevo (Getty)

“La letalidad en Argentina viene bajando progresivamente: de cada mil personas que se detectaban contagiadas en 2020 fallecían 30, mientras que el promedio en 2021 fue 17 y en lo que va de 2022 estamos entre tres y cuatro personas que fallecen cada mil contagios detectados”, comenzó a analizar para Infobae el senador provincial por Corrientes, contador y experto analista de datos Martín Barrionuevo.

Y tras aclarar que “es importante hacer hincapié en el dato de contagios detectados porque es clave para entender que siempre está relacionado a la capacidad de detección”, el especialista destacó que “más allá de esto, y más allá de alguna discusión que se está dando a nivel global acerca de que con Ómicron hay subregistro de fallecidos, la realidad es que el poder de las vacunas, sumado a la inmunidad natural, muestra niveles de letalidad mucho más bajos que al inicio de la pandemia”.

Para él, eso es vital a la hora de hacer una lectura de los datos: “Cuando se leen la cantidad de casos no podemos seguirlos mirando con el mismo lente que lo hacíamos al inicio de la pandemia”.

La explicación está en las vacunas, para la mayoría de los especialistas

El 50% de la población argentina ya recibió su tercera dosis de refuerzo (Efe)

En la Argentina, de las 101.147.280 vacunas aplicadas, 40.762.398 corresponden a primeras dosis, en tanto 37.405.047 personas completaron su esquema inicial de dos dosis y 22.979.835 personas ya recibieron su dosis adicional o de refuerzo, tal como se informa en el Monitor Público de Vacunación, el registro online del Ministerio de Salud que muestra en tiempo real el operativo de inmunización en todo el territorio argentino.

En porcentajes, el 89% de la población recibió la primera dosis de alguna de las vacunas autorizadas de emergencia disponibles en el país para prevenir el COVID-19, 81% completó el esquema inicial de dos dosis, y 50% de la población cuenta con su tercera dosis de refuerzo.

Del análisis de los datos se desprende que aún hay 5.046.349 personas que no recibieron ninguna vacuna, en tanto 3.671.356 no recibieron su segunda dosis. Y el 38,04% de los vacunados con dos dosis aún no recibió la tercera.

En la mirada de la directora nacional de Epidemiología e Información Estratégica de la cartera sanitaria, Analía Rearte, “las coberturas con dosis de refuerzo en grupos de riesgo (mayores de 50) son buenas en el país”. Y ante la consulta de Infobae respecto al actual aumento de contagios, postuló: “La vacunación, incluso con el refuerzo, no impide la adquisición de la infección. Para otras variantes como Delta y Gamma era mucho más efectiva para prevenir infección y en análisis preliminares que estamos haciendo se ve que para prevenir infección por Ómicron la efectividad de las vacunas es menor”.

Y si bien aseguró que no cuentan con datos sobre la nueva subvariante BA.2, que es más transmisible aún, dijo suponer “que la protección para prevenir el contagio va a ser aún menor”.

Sin embargo, para la funcionaria, “eso no tiene nada que ver con el objetivo primario desde el inicio de la vacunación, que fue y es prevenir casos graves, internaciones y muertes”. “Al tener a la población protegida, principalmente a la población mayor de 50 años, lo que se disminuye es el riesgo de hacer enfermedad grave y fallecer -enfatizó Rearte-. Por eso es que estamos haciendo tanto hincapié en la necesidad de la aplicación de las dosis de refuerzo; porque cambia mucho la protección con una dosis, sin dosis o con esquemas de refuerzos completos”.

El incremento de casos aún no se ve reflejado en un aumento de fallecidos (Fuente: Twitter Martín Barrionuevo)

Sin embargo, más allá de su planteo acerca de la reducción de la letalidad en Argentina, Barrionuevo observó que si se mira el dato por rango etario, “el bajo nivel relativo de vacunación de las personas de 30-39 años se traduce en una reducción de la letalidad que no es la de los otros grupos; incluso hay un leve aumento de la letalidad medida en esa franja de población a la que le falta un porcentaje muy elevado de vacunación, sobre todo de la tercera dosis o primer refuerzo”.

“Más del 50% de las personas entre 30 y 39 años no tienen aplicado el refuerzo y creo que eso puede ser influyente, con lo cual, como siempre, lo importante es avanzar en la vacunación y no relajar los cuidados, sobre todo el uso de barbijo y la ventilación cruzada”, enfatizó el especialista.

Para el doctor en física, investigador del Conicet y secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham Jorge Aliaga, “cuando hay muchísimos casos, como en este momento, dado que las vacunas no son 100% eficaces, alguna persona mayor o con comorbilidades va a morir, sin contar por supuesto el porcentaje (que si bien no es muy grande existe) de no vacunados o de vacunados hace más de cuatro meses que no recibieron sus refuerzos que están en mayor riesgo”.

En ese sentido, para él, “no es verdad afirmar que con el porcentaje de población vacunada que cuenta el país da lo mismo que haya más casos o menos casos”. “Eso sería verdadero si la vacuna fuera 100% eficaz y ninguna vacuna lo es -insistió el físico-. Son muy buenas, pero mientras haya casos, va a haber muertes, las cuales no ocurrirían si no hubiera casos”.

Y tras asegurar que “seguramente morirán muchas menos personas en comparación con otras olas, entre otras cosas porque ya murió mucha gente”, Aliaga resaltó que “en las próximas semanas es esperable ver al menos una pequeña suba en los fallecidos”. “Si eso no ocurre, lo más probable es que no se estén registrando como COVID gente que muere, es decir, que haya subregistro y recién nos enteremos de acá a un año y medio cuando salgan los muertos 2022 y aparezcan discrepancias con las causas de muerte”, consideró.

“El último parte muestra que los muertos dejaron de bajar, pero no muestra una suba. Yo creo que la suba se debería empezar a ver a partir del próximo, y más del otro”, analizó.

El peso de las nuevas variantes en la suba de casos

Según una reciente publicación de la revista Science, “las nuevas versiones de Ómicron son maestras de la evasión inmune” (Getty)

Sobre el rol de las nuevas variantes del SARS-CoV-2 en el actual aumento de contagios, Rearte insistió en que “era sabida esta suba de casos, ya que la variante Ómicron, y principalmente BA.2, que es la que está impulsando los contagios en el AMBA, son variantes tremendamente transmisibles”.

“Es totalmente esperable un aumento en el número de casos”, remarcó, al tiempo que subrayó que “lo importante es que la vacunación, a pesar de que su efectividad para prevenir la infección disminuye con las variantes, todavía sigue demostrando efectividad en la disminución de enfermedad grave y mortalidad”.

Al respecto, Aliaga aportó que según una reciente publicación de la revista Science, “las nuevas versiones de Ómicron son maestras de la evasión inmune”.

“Todavía no está claro si las nuevas subvariantes causarán otra ola global de COVID-19. Pero al igual que las versiones anteriores de Ómicron, tienen una capacidad notable para evadir la inmunidad de las vacunas, infecciones previas o ambas, un presagio inquietante para el futuro de la pandemia y una complicación potencialmente grave para los desarrolladores de vacunas”, asegura el artículo.

Aliaga remarcó que “en Europa y los EEUU cuando esas variantes se hicieron predominantes los casos subieron, saliendo del invierno”. “Acá además estamos entrando, y en consecuencia la gente no ventila los ambientes, y no usa barbijo aun estando cerca de otros y en lugares cerrados. La suba es lo esperable”, consideró el especialista.

En la misma línea, para el médico infectólogo Lautaro De Vedia (MN 70640) “indudablemente es posible que haya subvariantes de Ómicron que están impulsando los nuevos contagios”. “Se preveía que para mayo o junio podía haber un pico de casos, pero lo que se está viendo de todos modos es que se trata de casos de escasa gravedad, con poca tasa de internación, bajo ingreso a unidades de terapia intensiva y por ende baja mortalidad”.

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