Este domingo, con una sentida carta, Donald McCluskey, más conocido como Donald, dio a conocer que padece Parkinson desde hace varios años. En palabras del cantante de 75 años, esta patología se “ha recrudecido”. “Cuando empiezo a temblar me cuesta parar. Lo quiero vencer, pero noto que pese a mi resistencia, el mal no cede y no se da por vencido”, señaló el artista. Pero, ¿de qué se trata esta enfermedad?
El Parkinson es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta el movimiento y es neurodegenerativa. Los síntomas comienzan gradualmente y sus primeros indicios pueden ser un temblor apenas perceptible en una sola mano, siendo que este movimiento es habitual y casi característico, aunque además provoca rigidez o disminución del movimiento.
Qué es el Parkinson
Esta enfermedad es considerada como una de las patologías neurodegenerativas más comunes relacionadas con la edad y afecta al 1% de los pacientes mayores de 60 años y al 0,3% de la población general, según la Escuela de Medicina de la Universidad de Texas. En tanto, en la Argentina se calcula que más de 90.000 personas conviven con esta enfermedad, según la Asociación Parkinson Argentina.
“Se trata de una afección del sistema nervioso central causada por la pérdida de células productoras de dopamina en el cerebro. Se la considera una condición neurodegenerativa, porque las células nerviosas (neuronas) en el cerebro que controlan el movimiento se deterioran y se pierden”, explicó el doctor Carlos Alberto Ciraolo especialista en neurocirugía (MN 70.603), jefe de la sección neurocirugía funcional y estereotáctica adulta y pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires.
En ese sentido, el experto señaló que “el faltante de dopamina genera que los mensajes cerebrales no sean transmitan de la forma adecuada, lo que da como resultado que los movimientos, coordinación, tono muscular y el equilibrio se vean afectados drásticamente, entre otras cosas. También es considerada una enfermedad progresiva, lo que significa que los síntomas aparecen gradualmente y empeoran lentamente”.
“La enfermedad de Parkinson se manifiesta con síntomas motores y no motores. Los principales síntomas motores son la lentitud o bradicinesia, la rigidez y el temblor. En estadíos más avanzados pueden existir alteraciones posturales, del equilibrio y de la marcha. También se pueden presentar alteraciones sensoriales (pérdida del olfato, dolores diversos), gastrointestinales (constipación), del estado de ánimo (depresión, ansiedad, etc.), del sueño (insomnio, sueños vívidos o actuados) o autonómicas (trastornos urinarios)”, continuó Ciraolo.
Y completó: “En estadíos más avanzados también puede verse afectada la cognición. Estos cuadros suelen comenzar luego de los 60 años, pero existe un 5% de menores de 40 que también son afectados. Se estima que 1 de cada 100 individuos mayores de 60 años padece la enfermedad de Parkinson”. Siendo que los síntomas de la enfermedad se agravan a medida que esta progresa con el tiempo.
¿Cómo se diagnostica?
Al no haber una prueba específica para la condición, la Enfermedad de Parkinson es difícil de diagnosticar. Los síntomas varían de persona a persona y varias enfermedades presentan síntomas similares. Por eso algunas veces se hacen diagnósticos incorrectos. Cuando se sospecha que se padece la enfermedad, es importante que asistir a una cita con un neurólogo especialista en trastornos del movimiento, el cual le solicitará una serie de pruebas de imagen, laboratorio o genéticas que permitan tener un diagnóstico.
Los síntomas de la Enfermedad de Parkinson incluyen aquellos que afectan el movimiento: temblor, rigidez muscular y lentitud. Pero también incluyen síntomas que comienzan en un lado del cuerpo: cambio en la expresión facial (mirada fija, ausencia de parpadeo), falla en balancear un brazo cuando camina, posición encorvada (flexión), hombro congelado, con dolor, cojera o arrastre de una pierna, adormecimiento, hormigueo, dolor o incomodidad en el cuello o las extremidades, voz suave, escritura pequeña, sensación de temblor interno, pérdida del sentido del olfato, depresión o ansiedad.
Tratamientos para la enfermedad
En la actualidad, el Parkinson no tiene cura, aunque puede ser tratado. Las terapéuticas se modifican dependiendo el paciente, por lo cual los expertos advierten la importancia de analizar y comprender las necesidades de cada uno. Entre los tratamientos se encuentran:
-Tratamientos farmacológicos: Existen varios medicamentos usados para tratar los síntomas motores de la enfermedad. Estos medicamentos son útiles en las primeras etapas de la enfermedad, pero su efectividad generalmente disminuye con el tiempo; así mismo es posible que con el tiempo requiera mayores dosis de medicamento para obtener control de los síntomas motrices, lo que a futuro podría ocasionar efectos secundarios.
-Tratamientos quirúrgicos: Cuando los medicamentos ya no funcionan tan bien para los síntomas motores de los pacientes, la cirugía de estimulación cerebral profunda (DBS) puede ser una opción para mejorar la calidad de estos pacientes. La terapia DBS es una forma de tratamiento que envía impulsos eléctricos a áreas específicas del cerebro que controlan los movimientos. Esto implica un procedimiento quirúrgico para implantar electrodos en el cerebro, conectados a un dispositivo neuroestimulador localizado debajo del pecho o el abdomen. El DBS es altamente efectivo en pacientes seleccionados adecuadamente.
-Terapias complementarias: En las primeras etapas de diagnóstico de Parkinson, su médico puede recomendar cambios en el estilo de vida y terapias que puedan mejorar algunos síntomas de la enfermedad, o puedan ayudarlo en su vida diaria. Algunas terapias complementarias comúnmente recomendadas son: Cambio en la dieta, Terapia de lenguaje, Fisioterapia y Terapia ocupacional.
El Parkinson en primera persona
Al dar a conocer que padece Parkinson, Donald afirmó: “Le presento batalla día a día, apelando incluso a terapias alternativas que alivian. Gracias a Dios, a la Virgen, a Jesús y a la ciencia, existe un medicamento que calma, que aquieta, que apacigua, disminuye y hasta hace desaparecer (por completo) los temblores (siempre y cuando se observen determinadas condiciones)”. “Estar sentado en paz, contento, tocando la guitarra cantando, ya sea sobre una banqueta en un escenario, o en un sillón de casa, en ambientes amables, amigables (despojados de estrés, enojos, tristeza y/o angustia), me provoca gran alegría. Los temblores desaparecen por completo”, describió.
“La pálida aparece cuando me paro o me pongo en movimiento. Ahí se agudizan las tensiones y se trasladan a todo el cuerpo. Para desplazarme de un lado a otro, debo hacerlo agarrándome de lo que encuentre a mano, y con extrema lentitud doy un pasito detrás del otro, hasta que llego a donde me propuse llegar sin contratiempos y sin caerme, aunque tomando seriamente en cuenta, el peligro que significa moverme así, debido a la posibilidad de marearme, caerme y de lastimarme con el porrazo”, detalló el artista.
Como consecuencia de la enfermedad, Donald tiene “dolorosas contracturas en la espalda, especialmente a la altura de las vértebras dorsales” y relató los desafíos diarios a los que tiene que enfrentarse, “pero acá estoy, amigos. Y sigo estando vivito y coleando, gracias a Dios. Ni que fuese un visionario (como lo fue mi viejo)”.
“Hay cosas peores que el Parkinson en este mundo”, dijo el cantante al comparar su enfermedad con el odio y la guerra. Al tiempo que, para finalizar, afirmó: “En mi caso, al dichoso Parkinson no le voy a permitir que me robe el alma. ¡Por supuesto que no! Podrá meterse con mi cuerpo, pero no con mi espíritu y mi vida, que está solo en las manos de Dios bendito. ¡Gracias Dios y señor mío por tu amor y por cada minuto de vida que me obsequias en este mundo junto a Vero, a mí familia, mis amigos y todos mis seres más queridos!”, concluyó.
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