La campaña de “reducción de daños” para personas que consumen drogas del Municipio de Morón generó un fuerte debate y el cuestionamiento de especialistas en adicciones y toxicología por la forma en la que fue realizada, sin cumplir con pasos previos de prevención, por el contexto en el que fue difundida la información y por la falta de políticas públicas que den un marco a lo que sería el paso final de un programa de lucha contra las drogas.
“Si vas a consumir tené en cuenta estos consejos”, encabezaba el folleto cuestionado. “Acordate de estos consejos. El porro conseguilo de fuentes confiables. Con la cocaína y las pastillas andá de a poco y despacio. Tomá poquito para que ver cómo reacciona tu cuerpo”, subrayaba. Los flyers fueron entregados en mano en un stand de la Dirección de Políticas para Juventudes de Morón a quienes concurrieron el domingo último al predio Quinta Seré, en Castelar.
Allí se llevó a cabo un festival cultural, recreativo y gastronómico para toda la familia que se realiza desde 2001 en ese municipio de la zona oeste del conurbano denominado “La Minga”. Es un evento que tiene fines solidarios y que fue organizado por las distintas administraciones que se han venido sucediendo desde entonces.
El escándalo se desató de inmediato, y generó cuestionamientos, además de políticos, de experto en toxicología y adicciones que revisaron en qué consiste los planes de reducción de daños y cómo se han llevado a cabo en otros países del mundo.
“Se conoce como reducción de daños al conjunto de políticas, programas e intervenciones destinadas a minimizar las consecuencias adversas que el consumo de drogas legales o ilegales ocasiona sobre la salud del individuo o a la sociedad”, según definió un estudio realizado por expertos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y la Universitat Pompeu Fabra, de esa ciudad de España, publicado en la revista Science.
Los expertos españoles reivindicaron la utilidad de estos programas, pero señalaron que “para que estas políticas sean eficaces, tienen que tener una amplia cobertura y llevarse a cabo en los ámbitos y zonas donde podemos hallar a la población diana” y remarcaron que “es importante realizar un análisis en profundidad de la situación antes de implantar cualquier recurso de este tipo”.
Estas son los principales conceptos de los expertos en torno de los programas de reducción de daños frente a las drogas y su viabilidad en Argentina
1- Primero, prevención primaria
Geraldine Peronace, médica psiquiatra especialista en adicciones, fue contundente al advertir que el formato utilizado por la comuna de Morón “no sirve para nada” y explicó que “cuando uno tiene en mente armar un plan estratégico de prevención en consumo de sustancias no arranca por los pies, arranca por la cabeza”, es decir, “por la prevención primaria, prevención secundaria, terciaria y recién el cuarto paso es la reducción de daños y de riesgos”.
“El primer problema de Argentina arranca con el tema del alcohol y, de ahí, derivamos en todo el resto. Habría que haber laburado fuerte y firme en prevención y particularmente del alcohol”, dijo a radio Mitre.
“Hay que laburar fuerte y firme desde el colegio, con las familias, con los chicos desde edades tempranas. En Internet quién regula todo el tema del alcohol”, se preguntó y señaló: “Empezás a mirar lo que quieras y a los dos segundos empiezan a aparecer determinadas publicidades” vinculadas a productos que pueden generar adicción.
2- Falta de centros de atención
En cuanto a la circulación de drogas en la sociedad “Argentina está complicada, triplicamos el consumo de drogas en los últimos años, la pandemia nos llevó puestos”, dijo la especialista. “Bajamos desde el 2007 la edad del consumo de éxtasis, que era a los 16 años, a los 14 años″, expresó la especialista y puntualizó que “de 12 a 17 se había triplicado el consumo de cannabis, el consumo de cocaína”. A esto se suma que a “la gente no tenemos donde internarla, no tenemos donde brindar tratamientos ambulatorios, casas de medio camino. Hay poca plata para invertir”.
3- Diagnóstico de situación y un plan realizado por especialistas
Suponer que un flyer distribuido en un stand de un festival va a tener un efecto positivo “es una estupidez”, definió Peronace. “Si mirás los temas musicales que escuchan los jóvenes, el regetón, el trap: todo sexo, droga, choreo. Esa apología es lo que escuchan los chicos todo el día” ya que “un chico hoy tiene un celular en la mano 12 horas al día”.
En ese marco, “un panfleto mediocre y patético como el que hicieron a ver si los va a influir con toda la tecnología y los mensajes que se mandan de manera subliminal desde un celular”.
“‘No te drogues, las drogas matan’, eso está trillado. Hay que hacer una prevención dinámica, actualizada a los jóvenes de este momento”, agregó. “Hay que invertir y poner gente que se dedique con estudios exclusivamente a esto”, consideró y dijo que las políticas de control de daños deben estar precedidas por “un diagnóstico de situación” para que, por ejemplo, los expertos “sepan que el público 70% son consumidores de drogas psicoactivas”, etc. “Pero si no tenés un diagnóstico de situación lo primero que tenés que hacer es trabajar en prevención primaria, que abarca a toda la sociedad”, insistió.
4- Destinar recursos y formar profesionales
“No alcanzan los recursos, no alcanzan la cantidad de profesionales para poder atender, no alcanzan los lugares de atención, falta seguir instruyendo y educando a profesionales de la salud que se dediquen a esto que es la otra pandemia”, remarcó Peronace y recordó que “las drogas generan daño de la corteza prefrontal” y en este momento para el ingreso al consumo “en nuestro país estamos con edades menores de 12 años”.
5- Dirigir los mensajes en los sitios adecuados
Por su parte la toxicóloga especialista en jóvenes Marta Braschi, en declaraciones a Radio con Vos, respecto de la campaña realizada en Morón admitió desconocer “el contexto ni el lugar o si en eventos anteriores en el mismo lugar hubo situaciones de consumo”, pero admitió: “Si lo hicieran (el reparto de los folletos) en la puerta de la escuela de mi hija, por ahí me descompenso”.
“Ese tipo de estrategias (de reducción de daños) se labura en los espacios de ranchada, donde se comparten las sustancias. Pero si el objetivo es para población general, es difícil plantearla de esta manera”, sostuvo.
“Trabajar con reducción de daños es un programa que uno tiene que manejar con mucho conocimiento de la situación en el lugar donde se va a trabajar el programa, con una población súper específica, y acompañándolo muy bien porque sino parece apología del consumo”.
Contexto actual del consumo
Braschi llamó a los padres a “charlar con los hijos”, decirles que “hay veces que hay gente que toma decisiones que no están muy buenas, que hay sustancias que hacen bien y otras que no hacen tanto bien, y que a veces la gente se equivoca y las consume y eso tiene consecuencias”.
“Hay que volver al acompañamiento, la mirada, la escucha con los chicos desde chicos y volver a posicionarse como papás porque es una cuestión que viene pasando, que somos todos amigos. Yo no soy amiga de mi hija, soy la mamá. Esa puesta de límites y de cuidados ayuda a que quienes experimentan, se corran, o que por lo menos el inicio del consumo se vaya retrasando”, aseguró.
“La edad de inicio de consumo bajó y hubo un aumento” del uso de sustancias, agregó, en coincidencia con Peronace. “En momentos de pandemia, quienes consumían en forma esporádica, al estar con sus padres, no consumieron porque no tenían cómo llegar y estuvieron cuidados. En otros contextos, donde los chicos estuvieron solos, el consumo aumentó porque era una manera de desconectarse de la realidad”.
De esta manera fue que “el promedio de inicio de edad es de 11 para el alcohol, tengo pacientes con menos edad también”, aseguró. “El consumo de psicoactivas tiene que ver con buscar algo, conectarse o desconectarse, vivir una realidad de una manera mejor, que después le sale mal a algunos”.
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