Entre las enfermedades que el levantamiento de las restricciones del COVID-19 hizo resurgir se encuentra el llamado “síndrome de manos, boca y pies”. Se trata de una infección viral leve y contagiosa que es frecuente en los niños pequeños y se caracteriza por la presencia de llagas en la boca y una erupción cutánea en las manos y los pies.
La causa más frecuente es un virus, llamado coxsackie, de la familia de los enterovirus. Y si bien la mayor prevalencia de la enfermedad ocurre en bebés y niños menores de cinco años, en el último tiempo los especialistas observaron casos en niños de más edad, así como en adultos.
La médica pediatra Ángela Nakab (MN 68722) es jefa de Pediatría del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde y ante la consulta de Infobae explicó que “es una enfermedad típica exantemática y tiene una presentación muy clásica con fiebre, exantema (brotes en la piel), que se pueden ver alrededor de la boca, adentro de la boca, en la garganta, en manos, pies y en algunas ocasiones puede extenderse a nalgas o tronco”.
Y tras agregar que “en algunos casos puede estar asociado a lo que se llama herpangina, que son las mismas ampollas instaladas en la zona de la faringe o la garganta y que pueden causar bastante dolor y malestar”, la presidenta de la subcomisión de medios y comunicación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) destacó que en este momento están viendo muchos casos.
En ese sentido, y acerca del actual aumento de casos, la médica pediatra e infectóloga del Hospital Posadas Gabriela Tapponnier (MN 97716) aseguró que “es una enfermedad muy prevalente en la infancia y esperable en esta época del año”. “Son virus que se conocen como estacionales porque aparecen en determinada época del año -destacó-. Aunque más allá de la estacionalidad, luego de dos años de pandemia y restricciones a la circulación, es probable que la reaparición de estas enfermedades esté relacionada con el aumento de la circulación y la mayor relación interpersonal”.
Tal como señaló el médico infectólogo pediatra Eduardo López (MN 37586), “el síndrome mano boca pie es una enfermedad conocida hace mucho tiempo, que a veces se presenta como pequeños brotes estacionales y otras como cuadros esporádicos pero nunca provoca una epidemia de magnitud considerable”.
De allí que para la secretaria del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) cobren vital importancia las medidas de cuidado que se comenzaron a adoptar frente al coronavirus, y que deben sostenerse: “Es importante continuar con la ventilación de los ambientes, el lavado de manos, la limpieza de las superficies, toser hacia el pliegue del codo, y en este caso, además, un manejo adecuado de los pañales”.
Eso es debido a que “el contagio se produce de persona a persona a través del contacto con secreciones respiratorias y de superficies contaminadas”, según amplió Tapponnier, quien ahondó: “En este tipo de virus se describe además la vía fecal oral de contagio”.
La transmisión de esta enfermedad ocurre “desde antes que empiecen las lesiones visibles en la piel y en la boca (alrededor de 24 a 48 horas previas) y se contagia hasta que las lesiones desaparecen”, informó la experta.
Sobre esto, Nakab sumó: “Los síntomas son leves y suelen durar de siete a 10 días y la recomendación es que los niños no retomen actividades hasta que desaparezcan las ampollitas, ya que hasta ese momento puede seguir contagiando”.
Para el cuadro no hay un tratamiento específico: “Se recomiendan medidas de sostén, beber agua fría, alimentos fríos, ya que el frío calma el dolor, evitar bebidas calientes y/o ácidas como cítricos o salsa de tomate”.
- ¿Hay más casos en adultos?
Tapponnier sostuvo que “es una enfermedad que aparece en brotes. Por ahora no hay alerta de brote en el país; hay muchos casos pero es lo que habitualmente vemos en esta época del año”. “Diríamos que se corresponde con la epidemiología habitual y la circulación de virus”, aseguró.
“En los últimos años se vieron pequeños brotes; en general es una enfermedad benigna de la infancia, lo más habitual es que se vea en los primeros años de vida, pero lo que se vio es que se puede extender a otras edades, incluso personas adultas”, destacó en tanto Nakab.
“El cuadro a veces puede afecatar a afultos y generalmente es cuanco éstos tienen contacto estrecho con niños infectados”, reforzó López.
El médico infectólogo y miembro de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi) Francisco Nacinovich (MN 75.823) resaltó que el cuadro “se está viendo en adultos, aunque es muy infrecuente”. “Una de las características que tiene es que las personas sienten que no pueden agarrar nada ni pisar por las lesiones en las manos y los pies, manifiestan que sienten como si la zona estuviera en carne viva; eso es muy propio de este enterovirus”, explicó el experto, quien precisó que “el diagnóstico es clínico, pero debido a que se puede confundir con otras infecciones, puede llevar a la necesidad de hacer alguna serología sobre todo cuando las manifestaciones no son muy claras como suele ocurrir en los adultos a diferencia de los niños”.
“No es muy frecuente pero estamos viendo algunos casos en adultos -remarcó Nacinovich-. No creo que haya un brote pero, sin embargo, sería de suponer que aumenten los casos en niños”. “Se ve poco en adultos; no es lo habitual. Siempre está la posibilidad de que los padres se contagien, pero no es lo que estamos viendo”, finalizó Nakab.
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