Mucho han explicado los especialistas en estos más de dos años de pandemia a causa del COVID-19 sobre las consecuencias psíquicas y emocionales que la crisis sanitaria dejará en la población global. En ese sentido, los niños y adolescentes están entre los grupos más afectados, por la importancia que a esas edades adquieren los vínculos sociales.
Ahora, un reciente informe de la Oficina de Estándares en Educación, Servicios para Niños y Habilidades del Reino Unido (Ofsted, por sus siglas en inglés) alertó que “las restricciones del COVID han dejado a una generación de bebés y niños pequeños luchando por gatear y comunicarse”.
Es que sin dudas, si hay una población más vulnerable a la “nueva normalidad” que la pandemia impuso son los niños y adolescentes, que casi de un día para el otro vieron interrumpidos el contacto con sus seres queridos, y los vínculos con sus educadores y compañeros de estudio. En muchos casos no entendían por qué debían conformarse con verlos mediante una pantalla con conexión a Internet. Y en muchos otros casos ni siquiera hubo esa posibilidad.
“Los niños pequeños en guarderías tienen dificultades para hacer amigos, hablar y usar el baño de forma independiente -tal como relevaron los inspectores del organismo del gobierno británico-. Los niños no socializan tanto entre ellos debido a problemas de comunicación, carecen de confianza, son tímidos y ansiosos, y los bebés en particular no están acostumbrados a ver caras diferentes a las de sus padres”.
Y tras observar que “también hay retrasos en el aprendizaje de los bebés para gatear y caminar y algunos niños que lo habían logrado manifestaron retrocesos”, los expertos señalaron que “esto significa que al regresar a la guardería o jardín de infantes necesitaban ayuda con habilidades como ponerse los abrigos y sonarse la nariz”.
Según los especialistas británicos, “los retrasos en el desarrollo observados significan que es poco probable que estos niños estén listos para la escuela a la edad de cuatro años”.
En ese sentido, y en línea con lo que advirtió el informe, la inspectora en jefe de la Ofsted, Amanda Spielman, consideró que la pandemia había creado “desafíos persistentes”. “Estoy particularmente preocupada por el desarrollo de los niños más pequeños que, si no se aborda, podría causar problemas en las escuelas primarias en el futuro”, reconoció la especialista.
El informe de la oficina del gobierno británico, basado en inspecciones de 70 proveedores de primeros años en enero y febrero de 2022, encontró que algunos proveedores dijeron que los niños tenían un “vocabulario limitado” mientras que “algunos bebés han tenido problemas para responder a las expresiones faciales básicas”.
Tiene sentido, pues los niños también se perdieron de tener conversaciones o escuchar historias. De hecho, muchos de ellos pasaron más tiempo del recomendado frente a las pantallas y comenzaron a usar acentos y voces de los programas que veían, publicó The Telegraph.
“Desde el momento de la concepción misma comienza la formación del aparato psíquico y durante toda la infancia y la adolescencia continúa hasta la adultez, la cual seguimos desarrollando pero de diferente manera. Durante este periodo crítico de la vida comenzamos a formar recursos emocionales que son nutridos por el ambiente familiar, y el social dentro del que se encuentran la escuela, los amigos y la sociedad en general. La catastrófica situación epidemiológica se abordó con una mirada biologicista por lo cual lo psicológico quedó en un segundo plano, cuando el individuo es un ser indivisible constituido por aspectos biológicos, psicológicos, espirituales y sociales”, había explicado a Infobae la doctora Fernanda Bellusci, consultora honoraria en Adolescencia Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas de Buenos Aires.
Impacto negativo del uso del barbijo en el lenguaje
Algunos proveedores dijeron a los inspectores que “el uso de mascarillas continúa teniendo un impacto negativo en las habilidades de lenguaje y comunicación de los niños pequeños”.
Los que cumplen dos años “habrán estado rodeados de adultos con máscaras durante toda su vida y, por lo tanto, no habrán podido ver los movimientos de los labios o las formas de la boca con tanta regularidad”, según el informe.
“Algunos proveedores han informado que los retrasos en el desarrollo del habla y el lenguaje de los niños los han llevado a no socializar con otros niños tan fácilmente como hubieran esperado anteriormente”, agregó.
Es que para los niños pequeños, la pandemia llegó en un momento crucial para desarrollar habilidades importantes como la empatía, la seguridad y más, una fase que a algunos padres les preocupa que se vea afectada por el uso de barbijos. Desde una sonrisa hasta un ceño fruncido de miedo, las investigaciones muestran que ya en una edad temprana, los niños aprenden sobre el habla, el lenguaje y las interacciones sociales al mirar una cara, lo que lleva a los expertos a plantear preocupaciones sobre lo que le sucede a la generación más joven cuando esas señales se desvanecen.
“Hay algo más macro que debe tenerse en cuenta y que va más allá de que afecte el lenguaje; el barbijo es una barrera que dificulta la comunicación, si entendemos que dentro de la comunicación están el lenguaje, el habla y la lengua, que es el idioma que hablamos”. Así explicó la licenciada en Fonoaudiología Micaela Méndez (MN 8110) a Infobae algunos de los desafíos del uso del tapabocas. “Por otro lado está lo gestual, todo eso es comunicación, y si no se puede ver la cara completa de alguien eso genera alguna consecuencia”, agregó.
Asimismo, “no se habían producido conversaciones cruciales entre maestros y padres porque a los padres no se les permitía ingresar a los edificios escolares, y algunos cuyos hijos comenzaron a asistir después del comienzo de la pandemia no han visto el interior de las aulas ni se han reunido con los maestros”.
En las escuelas, Ofsted descubrió que la pandemia seguía afectando el conocimiento de los alumnos, aunque su informe señaló que los educadores estaban usando “estrategias efectivas” para ayudar a los niños a recuperar el aprendizaje perdido.
Los directores también expresaron preocupaciones particulares sobre los niños en el año de ingreso al sistema educativo, ya que según dijeron, muchos “tenían retraso en el desarrollo del habla y el lenguaje”.
James Bowen es director de política del sindicato de líderes escolares NAHT, y dijo no sorprenderle “que la pandemia haya tenido un gran impacto en algunos niños”. “Sabemos que los cierres repetidos han significado que la mayoría de los niños más pequeños han tenido una interacción social reducida y quizás no sea sorprendente que esto haya afectado su desarrollo emocional, habilidades sociales y de habla y lenguaje”, aseguró, al tiempo que destacó que le complace que el informe de Ofsted indique que las escuelas están ayudando efectivamente a los niños a recuperar estas habilidades perdidas.
Y finalizó: “Las escuelas trabajan increíblemente duro para brindar a los alumnos el apoyo adicional que necesitan, pero no pueden hacerlo solos: el gobierno también debe invertir en los primeros años, con servicios para las familias desfavorecidas, así como servicios vitales como la terapia del habla y el lenguaje, para que aquellos niños que necesitan apoyo especializado lo reciban lo antes posible”.
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