Durante los últimos dos años el mundo vivió en un estado de excepción: la emergencia sanitaria por la irrupción del SARS-CoV-2 alteró las conductas sociales y también el comportamiento de los agentes infecciosos, que las medidas de cuidado frente al coronavirus habían mantenido a raya durante este tiempo.
Ahora, con el levantamiento de casi todas las restricciones para prevenir el COVID-19 que estaban vigentes en Argentina y en el mundo, entre ellas el fin del distanciamiento social y del uso de barbijo en los espacios escolares en varias ciudades del país, sumado al inicio de la temporada de frío, los otros virus volvieron a aparecer en escena.
Así es que, tras el inicio de las clases presenciales y las actividades extraescolares sociales y deportivas, los niños fueron los primeros en manifestar los síntomas de las patologías típicas que solían presentar en esta época otoñal, pero que desde el inicio de la pandemia habían “desaparecido”.
En diálogo con Infobae, la doctora Ángela Gentile (MN 49908), jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, explicó que hay varios factores que influyen en este comportamiento atípico de los virus tras dos años de pandemia: “El año pasado en el mes de octubre y noviembre tuvimos casos de virus sincicial respiratorio no en menores de dos años, sino en la población pediátrica de preescolar e inicial, algo similar sucedió con el virus de la gripe este verano que aumentó su circulación en una época diferente a la habitual, los virus aparecen en temporadas inusuales respecto a lo que estábamos acostumbrados, como el sincicial antes del fin la primavera o el virus de la influenza durante el verano”
“En el Hospital de Niños se observa que el brote de influenza está disminuyendo, lo vemos con baja afluencia a las unidades febriles, por ahora el virus sincicial respiratorio no ha empezado a circular con fuerza, pero lo suele hacer a partir de abril o mayo”, advirtió Gentile e insistió en que es fundamental vacunar a la población pediátrica con las dosis obligatorias y gratuitas incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación.
“Con las bajas coberturas de las vacunas de calendario, también podemos llegar a tener rotavirus en invierno”, dijo la epidemióloga. El rotavirus es la causa principal de la gastroenteritis en bebés y niños pequeños, mientras que el norovirus lo es en adultos.
Por eso hay que tener en cuenta que, con las temperaturas frías y el mayor tiempo en espacios cerrados, además de los virus respiratorios, aparecen otros patógenos como los virus que provocan enfermedades gastrointestinales.
Gentile remarcó que, en cuadros de diarreas y vómitos, en especial en menores de un año, “es fundamental la consulta precoz, tener las vacunas al día, y no automedicar a los chicos”.
Los últimos dos años regidos por las diferentes oleadas de contagios por COVID-19 y las respectivas restricciones sanitarias, provocaron dos situaciones excepcionales en los niños menores de 24 meses, que son los chicos que han nacido después de declarada la pandemia:
- Falta de exposición a los virus habituales: los menores de dos años han tenido muy poca interacción con otros chicos de su edad, por eso la transmisión de los virus fue menor, y esta falta de exposición habitual a los patógenos externos los encuentra más vulnerables a las infecciones habituales de la época invernal.
- Baja vacunación contra las enfermedades infecciosas: el papel de las vacunas para las afecciones inmunoprevenibles es fundamental, muchas familias no vacunaron a sus hijos con las dosis obligatorias contempladas en el Calendario Nacional de Vacunación, por lo que no están protegidos contra los agentes infecciosos.
Por su parte, el director del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, Eduardo López (MN 37.586), enfatizó que “si un chico tiene fiebre o infección de vías aéreas superiores, como rinitis, o dolor de garganta, conviene que no vaya a la escuela, porque puede contagiar a otros no”.
Por eso, es conveniente mantener algunas conductas que la pandemia nos dejó, una persona contagiada o con síntomas de una enfermedad debe discontinuar sus actividades cotidianas para evitar propagar los virus. López recomienda “el uso de barbijo en espacios cerrados, porque es útil no sólo como barrera frente al contagio por COVID-19″, sino también contra otros patógenos, “como el virus de la influenza que causa la gripe”
Acerca de los agentes infecciosos que más circulan por estos días, se encuentran el sincicial respiratorio, influenza, rinovirus y adenovirus como los impulsores de la mayoría de los cuadros que presentan los más chicos en la actualidad, según explicó a Infobae la doctora Liliana Vázquez (MN 67434), especialista en infectología perinatal y pediátrica.
- Sincicial respiratorio (VRS): es uno de los principales causantes de la bronquiolitis, es decir, la infección en el tracto respiratorio inferior en lactantes y niños pequeños. Es una enfermedad de fácil contagio y se transmite de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales, y cuyos principales síntomas entre los menores pueden ser congestión nasal, poco apetito, tos, estornudos, fiebre y sibilancias. En bebés muy pequeños, los únicos síntomas pueden ser irritabilidad, disminución de la actividad y dificultad para respirar.
- Influenza: también conocido como virus de la gripe estacional, que causa una enfermedad respiratoria contagiosa cuyos principales síntomas incluyen fiebre, escalofríos, dolores musculares, tos, congestión, secreción nasal, dolor de cabeza y fatiga.
- Rinovirus: se trata de uno de los patógenos más comunes en humanos, siendo los agentes causantes del resfriado común. Existen más de 110 tipos serológicos de rinovirus capaces de provocar los síntomas. Se considera un agente causal de cuadros catarrales banales, sin embargo se describió en algunos estudios como un agente inductor de exacerbaciones asmáticas en adultos y niños.
- Adenovirus: son un grupo de virus que pueden causar muchos tipos diferentes de infecciones. Se identificaron más de 50 tipos de adenovirus diferentes, los cuales se se transmiten principalmente por contacto de persona a persona, gotitas respiratorias y por contacto con superficies contaminadas. Los síntomas de la infección suelen ser similares a los del resfriado común, aunque en niños puede ocasionar fiebre alta, secreción nasal o congestión, dolor de garganta y algunos pueden desarrollar una infección de oído.
“Del total de los niños que tenemos internados, la mayoría presenta las patologías comunes del invierno, y dentro de lo infeccioso predominan los cuadros respiratorios”, agregó Vázquez, quien es especialista de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina y Sanatorio Finochietto, quien remarcó: “Notamos que este año se adelantó un poco lo que suele ocurrir en la etapa invernal, por eso es importante que la población esté atenta a la circulación muy precoz durante el otoño del virus de la gripe y se vacune”.
“En general, al volver a la escuela, y sobre todo en las primeras etapas de jardín y los primeros años de primaria es cuando ocurren el mayor número de infecciones en niños pequeños. Lo mismo ocurre en aquellos que asisten a guarderías o jardines maternales cuyo sistema respiratorio es aún más inmaduro”, señaló la médica infectóloga pediatra Andrea Uboldi (MP 10537).
Y tras asegurar que los cuadros gastrointestinales “son los que menos se ven”, enfatizó: “Los que se internan son principalmente cuadros respiratorios virales agudos; podría decirse que en ese sentido estamos en condiciones de pre pandemia”. Eduardo López también explicó que si bien se detectan “algunos trastornos gastrointestinales” en la población pediátrica, son casos mucho menos significativos.
“Las medidas que se tomaron, como los cierres, aislamientos, uso de barbijo, la ventilación y el lavado de manos contribuyó a disminuir todas las infecciones que se transmiten de persona a persona”, continuó Uboldi, quien destacó que “los virus que en general suelen contraer los niños son virus respiratorios como rinovirus, parainfluenza y adenovirus, y en este momento está habiendo un resurgimiento del virus de la gripe, de la variedad A con la clasificación H3N2, que es el que se denomina generalmente virus estacional”.
“Los cuadros pueden ser de vías aéreas superiores, y esto se manifiesta con moco, resfrío, congestión, faringitis o bien con compromiso de la vía respiratoria como ocurre en los casos de laringitis, bronquiolitis, bronquitis, lo que se llama enfermedad tipo influenza o gripe, cuadros de neumonitis y neumonía”, detalló Uboldi, quien agregó que otras de las patologías que son usuales entre los más chicos “son las otitis, conjuntivitis y gastroenteritis, algunas causadas por virus respiratorios como el adenovirus”.
“Otra de las enfermedades que se están presentando es el síndrome mano-boca-pie, que es una enfermedad contagiosa causada por un virus de la familia de los enterovirus, que provoca sobre todo ampollitas en la mano, los pies y la boca, con fiebre y síntomas gastrointestinales”, añadió la experta.
¿Cómo se diseminan las infecciones?
“En el ámbito escolar y en los jardines maternales, el contacto cercano, el lavado de manos infrecuente y la limpieza y desinfección inadecuadas favorecen la transmisión de microorganismos: virus, bacterias, parásitos y hongos”, explicó la médica infectóloga pediatra María Cecilia Torroija (MN 95152).
Y detalló las cuatro vías de contagio o diseminación de este tipo de enfermedades:
1- La vía respiratoria: luego de toser o estornudar los niños y los adultos enfermos diseminan en el aire los gérmenes presentes en las vías aéreas respiratorias.
2- La vía digestiva o vía fecal oral: muchos gérmenes que se eliminan en la materia fecal se transmiten a través de la ingestión de agua o alimentos contaminados, o a través del contacto de las manos u objetos contaminados con la materia fecal.
3- Por contacto directo con personas y objetos: requiere un contacto estrecho, prolongado y directo con el niño enfermo, a través del contacto con manos infectadas o cualquier superficie contaminada como juguetes, elementos escolares, picaportes, superficies del baño u otras no higienizadas adecuadamente.
4- Contacto con saliva, orina y sangre: la mayoría de los virus que están presentes en sangre, orina y saliva. En los pocos casos en los que algún niño muerde a otro – causando aún la disrupción de la piel y sangrado leve- la aplicación de las medidas de precaución estándar con remoción de la sangre y limpieza y desinfección de la herida, es suficiente para evitar la transmisión de enfermedades.
Y sobre cuáles son las principales medidas de prevención para proteger a niños y adolescentes, la especialista de Funcei destacó: “Fomentar el correcto y frecuente lavado de manos, sobre todo después de cada visita al baño, antes de comer y al regresar de los recreos; inculcar la práctica de protección de la boca con el antebrazo al toser o estornudar; desalentar que los niños lleven los útiles o sus manos a la boca, al igual que el hecho de que compartan utensilios personales, como cubiertos, sorbetes, etc.; repetir el lavado de manos y la desinfección de objetos, cuando se regresa a casa desde el colegio o trabajo”.
Uboldi sumó que se trata de “todas las medidas que se incorporaron a partir del COVID y que no debieran abandonarse”. Y entre ellas resaltó: “cubrirse con el codo al toser o estornudar, lavarse las manos con frecuencia, limpiar las superficies como mesadas, escritorios y picaportes y ventilar los ambientes se trata de prácticas fundamentales”.
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