Las situaciones traumáticas que viven las víctimas de violencia de género impactan en su salud física y emocional. Los especialistas advierten que las mujeres víctimas de abuso y maltrato físico o psicológico tiene más riesgo de padecer enfermedades del corazón.
La mujer comparte con el hombre los factores de riesgo cardiovascular tradicionales, como la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes y el tabaquismo. Pero además, “la mujer está expuesta a factores de riesgo exclusivos del sexo femenino: recientemente se han reconocido a la violencia de género y al estrés emocional como factores de riesgo cardiovascular ligados al género femenino que impactan sobre la salud del corazón. Mientras que sobresalen también otros como la menopausia temprana, las complicaciones del embarazo y ciertas condiciones que son más frecuentes en la mujer como las enfermedades autoinmunes”, afirmó la doctora Ana Salvati, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina y ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.
Los datos muestran que las afecciones del corazón son la principal causa de muerte en la población femenina. Según los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación, actualizados en 2019, 48.530 mujeres fallecieron en nuestro país por enfermedades cardiovasculares. Mientras que, en el mismo período, el total de muertes masculinas por causa cardiovascular fue similar: 48.402 individuos.
“En la Argentina una de cada tres mujeres muere por enfermedad cardiovascular, lo que representa en una muerte cada 11 minutos, mientras que 1 de cada 8 mujeres padecerá cáncer de mama. Esto significa que la enfermedad cardiovascular es la más prevalente, con mayor mortalidad y que puede ser modificable”, expresó la cardióloga Bibiana Rubilar de Seggio, directora del Área Corazón y Mujer de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC). Por todo esto, reducir los factores de riesgo, como la violencia de género, el estrés emocional y sus secuelas, puede mejorar la calidad
Con respecto a las secuelas emocionales, Victoria Aguirre, abogada especialista en políticas públicas y vocera nacional de MuMaLá (Mujeres de la Matria Latinoamericana), destacó a Infobae la importancia del tratamiento psicológico y el acompañamiento del entorno, y ejemplificó su experiencia en años de ayuda a las víctimas: “Mujeres que no podían contar su historia sin llorar sin romper en llanto, lograron con el correr de los años, más una buena terapia, un buen acompañamiento y un gran compromiso de su parte, poder salir de esa situación. El presente las encuentra plenas.”
Uno de los primeros daños visibles es la dificultad para establecer nuevos vínculos afectivos. Entre las secuelas iniciales que manifiestan las víctimas aparece “la desconfianza y la imposibilidad de conectar con el otro de forma amorosa”, resaltó Aguirre.
La especialista agregó que estas consecuencias emocionales puede superarse con ayuda psicológica y otros tratamientos médicos de ser necesario, “son todas secuelas que si se trabajan, se van solucionando”.
“Cuando se atraviesa un proceso doloroso, no es como sacarte una curita y ya funciona. Hay muchas fichas que caen después. Una de las primeras secuelas es sentirse culpable, pero con un buen abordaje y con mucha contención se sale de esa situación. Y se empieza a poner el foco en lo que el otro hizo y en lo que nosotros también hicimos y cómo pudimos reaccionar en el momento que reaccionamos.”, detalló Aguirre.
Femicidios en Argentina: 1 cada 33 horas
El Observatorio Nacional Mumalá, difundió un informe de los femicidios que se cometieron entre 2017 y 2021. Los datos se obtuvieron a partir del análisis y monitoreo de medios digitales y gráficos de todo el país, buscadores, sistema de alertas, seguimiento de organizaciones, portales especializados en género, feminismo, derechos humanos y policiales.
De acuerdo con ese registro, en 5 años, entre el 1 de enero de 2017 y el 31 de diciembre de 2021, se registraron en Argentina un total de 1343 femicidios, femicidios vinculares y trans/travesticidios. Entre ellos 1162 son directos, 65 vinculados y 29 trans/travesticidios.
Estas cifras muestran que una mujer es asesinada por violencia de género cada 33 horas en algún lugar del país. Además, como consecuencia de los femicidios, 1439 niños, niñas y adolescentes se quedaron sin madre.
“La relación entre la víctima y su victimario es estrecha, estamos hablando siempre de un círculo íntimo. En un 60% suelen ser parejas o ex parejas, y también familiares, directos o indirectos.”, detalló Aguirre. Desde el observatorio señalaron que el 64% de los asesinatos ocurrieron en la vivienda de la víctima o en la vivienda que compartía con su pareja.
Durante ese período se registró que de los 1160 femicidas, el 19% ya había sido denunciado por su víctima, y que la metodología más frecuente, en el 30% de los casos, fue el uso de armas blancas. Un 20% de los femicidas intentó deshacerse del cadáver o encubrir el hecho, y el 7% abusó sexualmente de su víctima antes de matarla.
Por otro lado, el 29% de los femicidos en los que se utilizaron armas de fuego, fueron cometidos con armas reglamentarias y el 9% de los femicidas pertenecía a las fuerzas de seguridad. Desde MuMaLá señalaron que durante los últimos 5 años, el 8% de los femicidas y el 31% de los transfemicidas y travesticidas no fueron identificados.
Entre 2020 y 2021 ocurrieron 578 intentos de femicidios, y 78 muertes violentas asociadas al género. De 31 suicidas femicidas, el 77% identifica a la violencia de género como inductor del hecho, mientras que el 23% de los casos fueron víctimas de abusos sexuales. El 45% de las víctimas había realizado denuncias previamente.
“La violencia nos atraviesa -explicó Victoria Aguirre- no importa en qué parte de la sociedad nos encontremos. Antes existía un prejuicio, se pensaba que únicamente la violencia existía en gente sin educación, o que eso pasaba únicamente en la villa o en lugares muy marginales. Y lo que nos cuenta la realidad cotidianamente es que esto pasa en todos lados, en toda la sociedad, en todos sus estamentos, y a lo largo y a lo ancho de este país, en todas las franjas etarias. No es una cuestión de época, de edad o de una generación determinada.”
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