Varios estudios coinciden en que cuando un padre o madre sospecha que a su hijo le pasa algo en el 85% de las veces tiene razón. Si bien puede no saber el nombre de esto que está observando, en general no se equivocan en suponer que algo sucede.
“Para que una persona reciba un diagnóstico de trastorno del espectro autista o de espectro del autismo (TEA), deben observarse fallas en la comunicación, fallas en las habilidades sociales y también en la conducta”, explicó a Infobae Ana D’Anna, doctora en psicología y jefa de trabajos prácticos en la materia Evaluación Psicológica de la Facultad de psicología de la UBA. “Esas dificultades se presentan de distinta manera y en diversos grados de un sujeto a otro, por lo tanto, dos personas con el mismo diagnóstico pueden presentar características diferentes”, agregó.
Por otro lado, el doctor Alejandro Andersson, médico neurólogo y director del Instituto de Neurología de Buenos Aires (INBA), al ser consultado por Infobae expresó que el TEA “es una afección del neurodesarrollo relacionada con todo lo que tiene que ver con el crecimiento y maduración del cerebro, que compromete la manera en la cual una persona percibe, actúa, piensa y socializa con otras personas. Esto causa problemas en la interacción social y en la comunicación, y por supuesto, el trastorno va a comprender patrones de conducta muy característicos que son restringidos y repetitivos.”
Esta condición afecta el neurodesarrollo en los niños, esto quiere decir que sus características, sus manifestaciones clínicas se observan en las primeras etapas evolutivas, a edad temprana, en las primeras etapas de ese desarrollo.
La doctora D’Anna, destacó que los tipos de estudio para detectar TEA varían de acuerdo a la edad del niño en cuestión y al contexto, ya que “no es lo mismo detectar indicadores en un nene de 0 a 3 años, en donde su repertorio conductual es determinado, que detectar los indicadores en un niño más grande. Tampoco es lo mismo detectarlo en el contexto de una consulta pediátrica que en otro contexto, como podría ser el consultorio de un psicólogo de forma privada.”
Para la especialista la formación que debe tener el profesional sobre TEA es muy importante, ya que “es difícil que un profesional pueda diagnosticar aquello que no se le ocurre, que no está en su mapa mental, entonces el que se dedica a esto tiene que tener muy claras, muy estudiadas las características que presentan estos niños y, además la gran diversidad que hay de un niño a otro y, por ende, las manifestaciones sintomáticas.”
Por otro lado, Andersson, destacó que el trastorno del espectro autista varía mucho en intensidad y en calidad. “Hay que observar al paciente, hay que ser un muy buen interrogatorio sobre cómo ha sido su desarrollo, cómo iban siendo los cambiando con el tiempo. Hay que preguntar por las interacciones y las habilidades sociales.”, explicó.
También resaltó la importancia de administrar pruebas que midan la audición, el lenguaje, el nivel de desarrollo y que midan también la capacidad social y la conducta. “En relación a este punto es muy interesante y muy positivo que haya aparecido una nueva herramienta que detecte el autismo de manera mucho más temprana.
Las nuevas herramientas para detectar TEA
Una investigación, realizada en más de 13.500 niños de Victoria durante 5 años, descubrió una herramienta de detección precoz del autismo que consigue detectarlo 3 años antes que las herramientas tradicionales. Fue publicada en JAMA Network Open y desarrollada por investigadores de la Universidad de La Trobe, en Australia, y ya es utilizada en más de 11 países.
El estudio concluyó que el SACS-R es extremadamente preciso a la hora de identificar a niños muy pequeños en el espectro del autismo. De los bebés y niños pequeños de entre 12 y 24 meses señalados por la herramienta, el 83% fueron diagnosticados posteriormente de autismo.
Cuando se utilizó junto con el chequeo SACS-Preschool, el 96% de los niños con espectro autista fueron identificados en su chequeo de 3,5 años. Profesionales de la salud de otros 10 países del mundo, como China, Singapur, Polonia, Japón, Nueva Zelanda, Nepal y Bangladesh, también recibieron formación sobre el uso de la herramienta.
El diagnóstico precoz del autismo es fundamental, ya que permite acceder antes a los apoyos, servicios y terapias, además de que mejora los resultados del desarrollo, aumenta la participación en la escolarización ordinaria y reduce los apoyos necesarios a medida que los niños crecen. La herramienta del SACS-R soluciona el problema de la poca precisión de las herramientas de cribado del autismo, con un nivel de precisión del 6%.
Frecuentemente, “se les dice a los padres que esperen y actúen cuando les preocupe el desarrollo de su hijo. Esto significa que la edad media de diagnóstico se sitúa en torno a los cuatro o cinco años, con lo que se pierden oportunidades de apoyo temprano”, advirtieron los expertos.
También resaltaron la importancia de poner esta herramienta tan eficaz en manos de profesionales sanitarios formados en atención primaria, de modo que durante sus controles rutinarios de salud puedan realizar un cribado del autismo, lo que supondría una enorme diferencia para el diagnóstico precoz.
“La investigación apunta a la necesidad crítica de que el SACS-R y el SACS-Preschool se extiendan por toda Australia y el mundo, como parte de los chequeos médicos periódicos de los bebés”, explicó Josephine Barbaro, la investigadora principal y profesora asociada del Centro de Investigación del Autismo Olga Tennison (OTARC) de la Universidad de La Trobe.
Según el vicerrector de La Trobe, el profesor John Dewar, esta herramienta de detección es “un excelente ejemplo de investigación de alto impacto que puede marcar una diferencia tangible en la vida de las personas”, quien además aseveró que “La identificación temprana del autismo mediante esta herramienta ya ha cambiado la vida de miles de niños y sus familias en todo el mundo”.
Esta nueva investigación, que constituye una extraordinaria contribución de los expertos en autismo de La Trobe, probablemente conducirá a que más países adopten la herramienta e integren los programas de detección en sus sistemas de salud.
Las herramientas de Vigilancia de la Atención Social y la Comunicación-Revisada (SACS-R) y SACS-Preschool (SACS-PR), desarrollada durante 15 años por la profesora Barbaro, se utilizan para identificar un conjunto de comportamientos característicos de los niños del espectro desde los 11 meses de edad, incluido el uso infrecuente o incoherente de gestos, como saludar y señalar objetos; respuesta a la llamada de su nombre, contacto visual, imitación o copia de las actividades de los demás, compartir el interés con los demás o juego de simulación.
Indicios para estar alerta
“En la medida que tenemos un cerebro más plástico, tenemos mucha más posibilidad de generar estrategias para poder compensar las fallas del cerebro de un paciente con autismo”, subrayó Andersson.
Las conductas que se deben atender van a estar asociadas a la edad cronológica del niño. “Los consensos internacionales acuerdan en que el contacto visual es una de las señales de alarma, es el primer indicador de los aspectos sociales de la comunicación”, describió D’Anna.
“La sonrisa social, devolver la sonrisa, responder a su nombre, la aparición de gestos como tirar un beso, decir chau con la mano y el gesto de señalar”, detalló. Otras señales a tener en cuenta son la aparición de la imitación, las primeras palabras en un bebe de un año, el compartir interés, el gesto de traer algo para compartirlo.
Por supuesto, “siempre se atiende la pérdida de habilidad de cualquier niño que decía palabras y deja de decirlas. Todas esas son conductas a las que debemos estar atentos y no pasar por alto o no minimizarlas.”, concluyó D’Anna.
Ambos especialistas consultados por Infobae coincidieron en que cuanto más rápido y de manera temprana se haga el diagnóstico es crucial ya que esto va a permitir comenzar un tratamiento inmediatamente.
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