La importancia de visibilizar la artritis reumatoidea, una enfermedad que afecta con más frecuencia a las mujeres

Especialistas señalan que se necesita ampliar la mirada en el diagnóstico de enfermedades y centrar la atención en quienes la padecen más duramente. El peso de la carga doméstica en la eficacia de los tratamientos

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Tres de cada cuatro pacientes con artritis reumatoidea son mujeres (Getty)
Tres de cada cuatro pacientes con artritis reumatoidea son mujeres (Getty)

La salud reclama una perspectiva de género. Es que luego de toda una historia en que los estudios se centraban en el cuerpo del hombre, y se daban por universales síntomas y tratamientos que no debieran ser iguales en ambos sexos, no son pocos los especialistas que hoy aseguran que se necesita ampliar la mirada en el diagnóstico de enfermedades y centrar la atención en quienes la padecen más duramente.

Una de las patologías que proponen revisar es la artritis reumatoidea (AR), que es un trastorno inflamatorio crónico en el que tres de cada cuatro pacientes son mujeres.

Se estima que en la Argentina unas 400.000 personas padecen la enfermedad y a nivel global se estima que afecta a entre el 0,5% y 1% de la población mundial, es decir más de 20 millones de personas. Se desarrolla con más frecuencia en mujeres que en hombres entre los 20 y 50 años. Si bien es más habitual su detección en la edad adulta, puede afectar también a niños y jóvenes.

Acerca de los motivos de esa prevalencia femenina en esa patología, “se han realizado muchas investigaciones y hasta la fecha no se conoce el motivo de estas diferencias”, aseguró la médica reumatóloga Blanca Hernández, del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, quien amplió: “Las teorías son diversas, por ejemplo, que las mujeres tenemos una mayor cantidad de material genético por el tipo de cromosomas (cromosomas XX) y este material genético podría estar ligado con una diferente expresión del sistema inmune”.

“Otra explicación puede ser el nexo que hay entre las hormonas sexuales femeninas –estrógenos y progesterona– que son proinflamatorias, frente a las hormonas masculinas –andrógenos y testosterona–, que se consideran antiinflamatorias”, consideró la experta, quien mencionó como otras posibles diferencias causales la composición muscular o la microbiota intestinal.

Desde el desconocimiento, a menudo se asocia como un síntoma inevitable de la vejez, mientras que las investigaciones revelan una realidad muy diferente
Desde el desconocimiento, a menudo se asocia como un síntoma inevitable de la vejez, mientras que las investigaciones revelan una realidad muy diferente

Lo que está claro es que la AR todavía despierta mucha confusión e incertidumbre. Desde el desconocimiento, a menudo se asocia como un síntoma inevitable de la vejez, mientras que las investigaciones revelan una realidad muy diferente.

Aunque los síntomas de la artritis reumatoide son muy parecidos en ambos sexos, hay una gran diferencia en cómo los perciben hombres y mujeres. “Existen unas medidas de la enfermedad que llamamos ‘desenlaces informados por los pacientes’, que siempre puntúan peor las mujeres. Los estudios que se han hecho con perspectiva de género, reportan más inflamación y discapacidad en las mujeres. Sobre todo, en la capacidad para hacer tareas manuales sencillas donde se emplean pequeñas articulaciones de las manos como abrir un frasco o peinarse”, explicó Hernández. Y lo mismo ocurre con las comorbilidades, ya que se registran un conjunto de enfermedades fuertemente relacionadas a la AR, entre las que se encuentran la depresión, la osteoporosis o las alteraciones en la función de la glándula tiroides, que son mucho más frecuentes en las mujeres que padecen esta enfermedad.

La importancia de acertar con el diagnóstico (y que sea temprano)

Aunque los síntomas de la artritis reumatoide son muy parecidos en ambos sexos, hay una gran diferencia en cómo los perciben hombres y mujeres (Getty)
Aunque los síntomas de la artritis reumatoide son muy parecidos en ambos sexos, hay una gran diferencia en cómo los perciben hombres y mujeres (Getty)

Si bien un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado mejoran considerablemente la calidad de vida de los pacientes y ayudan a prevenir los daños en casi todas las enfermedades, cuando se trata de artritis reumatoidea, con un cuadro de síntomas tan parecido al de otras afecciones, ponerle nombre y apellido al padecimiento puede ser un proceso largo y duro, que atenta contra la calidad de vida futura de la paciente.

Cuando la artritis reumatoidea no se trata a tiempo, el fuerte dolor e inflamación de las articulaciones se torna invalidante, pudiendo generar discapacidad y graves consecuencias en la vida cotidiana del paciente.

Es una enfermedad que puede tener un inicio insidioso pero que, de no ser tratada a tiempo, puede derivar en lesión articular e impacto en la calidad de vida de los pacientes. Es fundamental que la gente consulte, que vaya al especialista, que pueda alcanzar un diagnóstico temprano. Somos conscientes que la pandemia complicó y mucho esta dinámica. Esperamos que se conozca esta iniciativa que realizaremos en todo el país para que muchos puedan sumarse”, explicó la doctora María Celina de la Vega (MN 89.104), presidente de la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR).

Como toda enfermedad crónica es importante conocerla y aprender a convivir con ella, pero si es tratada a tiempo y se mantienen los controles periódicos con el médico especialista, puede alcanzarse una buena calidad de vida y las personas con la enfermedad pueden llevar adelante sus actividades personales, familiares, sociales y laborales sin mayores dificultades.

Lo que se pierde no se recupera y debemos considerar que esta es una enfermedad que se presenta más frecuentemente en los años más productivos de la edad adulta. Si no la diagnosticamos y tratamos tempranamente la artritis reumatoidea puede ser discapacitante. Y esto tiene un impacto directo en el vínculo familiar, social y laboral del paciente”, señaló la doctora Anastasia Secco (MN 102.795), integrante de la Comisión Directiva de la SAR.

Por todo esto, el diagnóstico temprano es clave para iniciar un tratamiento exitoso y mejorar la calidad de vida. “Nuestro principal objetivo cuando empezamos a tratar a un paciente con artritis reumatoidea es que pueda llegar a la remisión sostenida o baja actividad de la enfermedad, es esencial para que el paciente pueda realizar sus actividades diarias sin sentirse limitado. Si bien el avance en los tratamientos de los últimos años nos permite hablar de un aumento progresivo de las tasas de remisión, nada de esto se logra si no detectamos y diagnosticamos tempranamente. Con el tratamiento adecuado, se puede detener el avance de la enfermedad y lograr que los pacientes tengan una calidad de vida adecuada”, detalló De la Vega.

La carga doméstica como barrera al bienestar

(Getty Images)
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Para que las terapias farmacológicas sean efectivas, el paciente también debe hacerse responsable de su salud. Y es en esa línea, entre el autocuidado y el rol de cuidadora que toda mujer ejerce en su entorno, en donde vuelve a abrirse la brecha de género.

“Aunque las tareas del hogar ya no recaen en exclusiva en las mujeres (al menos, no como hace unos años), nosotras solemos tener el rol de cuidadoras, tanto de nuestros hijos y nietos, como de personas mayores”. La que habla es Sandra Múgico, quien durante un año peregrinó por especialistas hasta dar con su diagnóstico de AR y hoy preside ConArtritis, una organización española que representa a las personas con artritis reumatoide, artritis psoriásica, artritis idiopática juvenil y espondiloartritis. “Es muy común que las mujeres no expresen cómo se sienten realmente por miedo a ser una carga y, sin embargo, se esfuerzan por mostrar fuerza y entereza frente a sus familiares, lo que conlleva que se sobrecarguen con tareas y responsabilidades que no le permiten cuidarse y que pueden empeorar los síntomas de la AR”, reconoció.

Según los datos extraídos de la Encuesta Nacional AR2020 realizada en el país ibérico, el 42,4% de los encuestados indicaba que necesitan la ayuda de otra persona para realizar las actividades de su día a día. Reclamarla resulta fundamental. Porque la artritis reumatoidea requiere también de terapia afectiva y emocional. “No deben sentir vergüenza ni tener miedo a la hora de pedir ayuda porque es fundamental que ellas estén bien si quieren seguir con su vida con la mayor normalidad posible. Que no pongan en segundo plano sus cuidados, que acudan a sus revisiones de reumatología, que sigan con su tratamiento, y que se dediquen algún momento del día a ellas”, recomendó la mujer.

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