Aunque popularmente se lo considera un problema de los adolescentes, el acné no es exclusivo de la pubertad, aunque es la etapa en que suele darse con más intensidad. Existen numerosos adultos que también lo padecen en diferentes grados, principalmente mujeres durante los días premenstruales o cursando un embarazo.
Se trata de un trastorno de la piel que ocurre cuando los folículos pilosos se tapan con grasa y células cutáneas muertas. Causa puntos blancos, puntos negros o granos. Esta patología puede impactar negativamente en la autoestima de la persona que lo padece, sobre todo en la adolescencia, y es por eso que se recomienda sumar al tratamiento médico el acompañamiento terapéutico. A continuación, 3 claves fundamentales para tener en cuenta para combatir el acné de manera segura y eficaz
1-La importancia de los hábitos saludables y una sana alimentación
Consultado por Infobae, Lucas Ponti, dermatólogo y director médico creador de ACNEBA, el primer centro de acné y dermatología funcional, aseguró que comienza los tratamientos de acné centrándose en la alimentación del paciente, los buenos hábitos y el sueño. “La mala alimentación, rica en azúcares refinadas, harinas, o alta en grasas produce aumento de la insulina, y esta insulina empeora el acné.” afirmó Ponti. También explicó que cuando tenemos alteración del sueño las hormonas contrarreguladoras como el cortisol, generan un aumento de insulina. “Irnos a acostar tarde o dormir mal, empeoran el acné”, sentenció.
Por otro lado, el consumo de alimentos ultraprocesados destruye la flora bacteriana del intestino y desequilibra la flora de la piel, empeorando el acné. Ponti explicó que “estos ultraprocesados producen signos de inflamación silenciosa en todo el organismo, y justamente el acné es una causa de inflamación silenciosa. Por eso hay que pedir análisis de laboratorio muy completos para ver cómo están las vitaminas, el estado metabólico, el estado hormonal de cada paciente y ver qué se necesita para tratarlo.”
“Las comidas con mucho índice glucémico, es decir, las comidas ricas en azúcares, podrían modificar e influir en las hormonas sexuales que son, en última instancia, las que condicionan el acné”, expresó a Infobae el doctor Andrés Politi, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología. “Por decirlo de alguna manera, casi metafórica, al organismo le toma una cierta cantidad de meses o años adecuarse a niveles nuevos de hormonas, particularmente las que tienen acción, androgénica o masculina”, concluyó Politi.
“El consumo de lácteos aumentaría los niveles de insulina e indirectamente estimularía la producción de andrógenos como la testosterona, con cambios en la glándula sebácea y en la producción de sebo”, agregó la doctora Débora Kaplan, dermatóloga, vicepresidente de SOARPSO (Sociedad Argentina de Psoriasis), especialista en acné.
Pero aunque una buena alimentación y hábitos saludables pueden contribuir a mejorar o prevenir el acné, también esta enfermedad puede ser heredada o provocada por un medio ambiente nocivo, como en los casos de exposición directa a contaminantes.
2-Los probióticos: en busca del equilibrio perdido
La elección del tratamiento dependerá de distintos aspectos de la enfermedad a evaluar por el especialista tratante, y es muy importante comenzarlo en forma temprana para minimizar la posibilidad de cicatrices. Existen distintas alternativas eficaces y bien toleradas, algunas de las cuales permiten controlar el acné a largo plazo.
Los tratamientos para el acné se clasifican en tratamientos tópicos (cremas o ácidos puntuales), tratamientos antibióticos vía oral y la famosa isotretinoína. Hoy por hoy la isotretinoína sigue siendo el “gold standard” para el tratamiento del acné severo. Pero el nuevo paradigma en los tratamientos del acné es sin dudas la utilización de probióticos.
Uno de los conceptos que se encuentra muy en boga es el de microbiota, “que son todos aquellos gérmenes hongos, bacterias, parásitos, virus que forman parte de lo que antes se llamaba la flora habitual de la piel”, describió Politi, y agregó que “hoy, una de las cosas que se sostiene es que la higiene, en el caso del acné, no consiste en utilizar productos muy agresivos que eliminan gérmenes, porque lo que hay que mantener es un balance entre los gérmenes buenos y los gérmenes malos. Entonces no es cuestión de eliminar todo, sino solo de algunos”.
Cuando aparecen los granitos con pus e inflamación, granitos con pápulas coloradas generalmente se acostumbraba a dar antibióticos para matar la bacteria que empeoraba el acné. “Ahora se vio que todo es una cuestión de nivelar lo que es la flora de la piel, de la microbiota de la piel”, expresó Lucas Ponti.
Para Ponti es importante tener en cuenta que “la piel es como una gran selva, un gran ecosistema donde viven perfectamente un montón de bacterias, virus, hongos, parásitos”, y cuando hay acné, una de esas bacterias crece por sobre las otras y comienza la infección. “Nosotros ahí deberíamos dar un antibiótico para matar esa bacteria, pero si bien esa bacteria se mata, también estamos matando al resto”, subrayó el dermatólogo.
Hoy por hoy, lo nuevo en tratamientos es la suplementación con probióticos, “suplementar con bacterias vivas que van a ir al intestino, a restablecer su flora y a comenzar a equilibrar la flora desequilibrada de la piel”, explicó Ponti. Al equipararse las floras, baja la bacteria del acné y estas bacterias que van a ir al intestino liberan factores antiinflamatorios, bajando el eritema o los granitos colorados.
“Tanto desde el punto de vista local como desde el punto de vista general o sistémico, se asocian a los tratamientos en el acné los probióticos y algunos elementos como la niacinamida (una forma de vitamina B), que lo que hacen es mejorar la flora local, que es la que va a ayudar a la desaparición del acné”, dijo a Infobae la doctora Laura Szafirstein, médica Dermatóloga miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología
“La alteración del microbioma, tanto de la piel como del intestino, pueden provocar brotes de acné”, afirmó la dermatóloga Agustina Vila Echague, al ser consultada por Infobae. Vila Echagüe define a los probióticos como “la frutilla de la torta”, ya que son “los encargados de mantener el equilibrio del microbioma reduciendo los factores que contribuyen a la formación del acné”.
La doctora Kaplan, Dermatóloga, Vicepresidente de SOARPSO (Sociedad Argentina de Psoriasis) y especialista en acné, afirmó a Infobae que “algunos estudios muestran mejoría de los pacientes que reciben suplemento probiótico oral junto con el tratamiento estándar para el acné”.
3-Mitos y leyendas de la isotretinoína
Pero en los casos de acné severo, a veces se necesita hacer tratamientos con un poderoso fármaco: la isotretinoína. “Lo que produce la isotretinoína es la atrofia de la glándula, esto hace que la glándula se cierre y se seque”, señaló Ponti. La doctora Vila Echagüe concuerda en que, “si bien es un fármaco especialmente eficaz, solo se usa para los casos más graves de acné o cuando aparecen cicatrices”. Esta droga actúa a varios niveles: tiene acción comedolítica (retarda la formación de los granos), inhibe a la bacteria que causa el acné, tiene acción antiinflamatoria y además disminuye la producción de sebo.
El efecto secundario más común es la sequedad de piel, labios, y ojos. Pero también pueden aparecer dolores articulares y musculares y cuadros depresivos. Las mujeres embarazadas lo tienen prohibido. “Es un medicamento que solo debe ser tomado bajo supervisión médica -destacó Vila Echagüe- ya que uno de los efectos adversos más graves son las malformaciones en el feto”. Debido a estos riesgos, cualquier persona que use el medicamento debe ser supervisada por un médico responsable y las mujeres tomar anticonceptivos mientras toman esta medicación. “La buena noticia es que este fármaco cura el acné en un 99%” de los casos, concluyó Vila Echagüe.
Los peligros del autodiagnóstico y los tratamientos “milagrosos”
Los especialistas coinciden en advertir acerca del peligro de la información que circula en internet. Las “fake news” sobre dermatología están a la orden del día y por eso se recomienda consultar siempre a profesionales y evitar los autodiagnósticos y autotratamientos. Así lo resume Szafirstein: “es común ver que las mujeres adolescentes con acné tienen la tendencia a consultar los tutoriales que abundan por Internet y esa cultura del marketing les ofrece tratamientos que no son farmacológicamente activos y que carecen de un buen diagnóstico. Es fundamental tener un diagnóstico médico que diseñe el tratamiento que más le conviene a cada paciente”.
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