Sin conciencia moral ni respeto por los límites: así es el perfil psicológico de un violador

Cuáles son las características de la personalidad que definen a un atacante sexual. Los especialistas detallaron a Infobae cuál es el denominador común. Por qué actúan en grupo

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"Son individuos que no tienen freno inhibitorio, carecen de contacto empático con el otro, esto es, que perciben al otro como un objeto" dijo a Infobae, el psiquiatra Enrique De Rosa (Getty)
"Son individuos que no tienen freno inhibitorio, carecen de contacto empático con el otro, esto es, que perciben al otro como un objeto" dijo a Infobae, el psiquiatra Enrique De Rosa (Getty)

El caso de la violación grupal en Palermo ocurrido este fin de semana volvió a poner sobre la mesa el debate acerca de qué lleva a una persona -o un grupo- a cometer una ataque sexual.

A la luz del día, y en pleno barrio porteño de Palermo Soho, una joven fue rescatada de dentro de un automóvil donde seis jóvenes de entre 20 y 24 años abusaban de ella. Para la investigación policial quedará saber si los detenidos -todos acusados de abuso sexual- tenían antecedentes, se encontraban bajo el efecto de alguna sustancia, actuaron de manera premeditada o se trató de un delito “al voleo”.

Para dilucidar el perfil psicológico de los atacantes sexuales, Infobae analizó con especialistas qué lleva a una persona a actuar de ese modo. Qué piensan, por qué lo hacen.

Para comenzar, el médico psiquiatra y psicoanalista José Eduardo Abadi (MN 44946) aportó que “si bien como en todo lo que compete al ser humano existen singularidades, pueden establecerse algunas generalidades en común”.

“Se trata de cuadros psicopáticos, de individuos que no tienen un reconocimiento global de su semejante, no tienen conciencia moral o ésta es tremendamente precaria y por lo tanto no tienen una angustia señal que les marque los límites de lo permitido, lo posible, lo legal -describió-. Tampoco suelen tener arrepentimiento, de ahí lo reincidente de estos cuadros y por lo tanto la capacidad de aprendizaje del acontecimiento, que se tiene que convertir en experiencia está ausente”.

Consultado acerca de qué lleva a estas personas a actuar así, el médico psiquiatra y neurólogo Enrique De Rosa (MN 63406) señaló que “no tienen freno inhibitorio, carecen de contacto empático con el otro, esto es, que perciben al otro como un objeto, como alguien accesorio a su pulsión, que puede ser agresiva, sexual, tensional”.

"No buscan tanto una gratificación genital sino que es más bien la sexualidad y el cuerpo del otro un vehículo para descargar su violencia y destructividad" (Getty)
"No buscan tanto una gratificación genital sino que es más bien la sexualidad y el cuerpo del otro un vehículo para descargar su violencia y destructividad" (Getty)

Y tras destacar que “esta falta de proyección de su persona en el otro puede darse por lesiones cerebrales o intoxicaciones, por mencionar algunos causales”, De Rosa explicó que “no pueden distinguir entre pulsión sexual y agresión, a lo que se añade no tener freno inhibitorio, que es en un punto lo que te hace registrar al otro, sumado a una base de carencia de empatía en la que el otro es vivido como un objeto”.

“Otro punto importante es que se trata de estructuras mentales que son narcisistas, paranoides, su mundo empieza y termina en sí mismos y se pierde el control de los impulsos -sostuvo-. No se ve al otro como sujeto y en ese sentido se lo puede agredir hasta matar o violar”.

Sobre el perfil de estos abusadores, Abadi enumeró algunas cualidades que suelen compartir:

- Se caracterizan por la falta de demora entre el impulso y la actuación del impulso. Lo único que a veces toman en cuenta es el peligro de ser descubiertos o detenidos.

- No buscan tanto una gratificación genital sino que es más bien la sexualidad y el cuerpo del otro un vehículo para descargar su violencia y destructividad.

- Es una perversión delictiva, agresiva, salvaje, que daña el cuerpo y el alma de la víctima, quien deberá trabajar, poner palabras a lo que le pasó para reparar el daño recibido.

- Otro elemento que suele verse en casos de abusos es que la víctima siente equivocadamente vergüenza y culpa como si hubiera sido cómplice del acto, y eso muchas veces inhibe la denuncia. Cuando se dan estas situaciones y el violador repite el acto, y lo que le acontece a la víctima es casi como un sometimiento hipnótico.

¿Por qué en manada?

Según los expertos, "en los delitos en manada hay un agregado y es que la manada pierde subjetividad y se delega en el grupo la carga de culpa" (Getty)
Según los expertos, "en los delitos en manada hay un agregado y es que la manada pierde subjetividad y se delega en el grupo la carga de culpa" (Getty)

Para Abadi, un punto no menor tiene que ver con si el psicópata actúa solo o en grupo, y de este modo “potenciando la descarga de los impulsos y la agresión hacia la víctima”. “Se potencia el cuadro psicopático; se van turnando creando lo que se llama el placer sádico y donde se ve que no es la genitalidad sino la perversión lo que está en juego en una especie de escena conjunta de perversión y violencia sexual”, destacó.

En la mirada de De Rosa, “en los delitos en manada hay un agregado y es que la manada pierde subjetividad y se delega en el grupo la carga de culpa”. “Si quedaba algún freno, el grupo lo valida y se juega algo del orden ‘si todos lo hacemos ninguno lo hace’ -analizó-. El gran problema en estos casos es que adquieren una fuerza y deshumanización por la pérdida de la subjetividad que otorga el grupo, que se vuelven un ente actuante; pura pulsión”.

Acerca de si el acto grupal suma el aditamento de ser organizado o premeditado, De Rosa consideró que “no en el sentido de un plan, pero sí hay una consigna”. “De golpe, el que actúa de líder consigna una orden que libera la pulsión, y los demás directamente no piensan y siguen la consigna sin oponerse”, delineó el experto, para quien “el mote de manada responde al modus operandi, a cómo atacan los animales depredadores: uno captura a la víctima y los demás atacan una vez que el primero dio el primer mordisco”.

En el grupo se pierde la individualidad, que vuelve al ser humano más temeroso a la crítica, al castigo y se adquiere la liberación que da el grupo, donde el hecho pierde toda gravedad”, agregó.

Para Abadi, un punto no menor tiene que ver con si el psicópata actúa solo o en grupo, y de este modo “potenciando la descarga de los impulsos y la agresión hacia la víctima”
Para Abadi, un punto no menor tiene que ver con si el psicópata actúa solo o en grupo, y de este modo “potenciando la descarga de los impulsos y la agresión hacia la víctima”

Para Abadi, “puede haber cuadros de liderazgo, determinadas variaciones en la cantidad de la agresión, pero nadie que participa de una agresión de este orden puede suponerse ajeno de culpabilidad”.

Por último, Infobae quiso saber si es posible que un violador “se recupere”, hecho que suele ponerse en duda en más de una oportunidad. “No se recupera si no tiene algún tipo de abordaje”, aseguró De Rosa, quien destacó que “en países como Inglaterra y Francia hay cárceles sólo de violadores y tienen algún buen resultado en sus abordajes”.

Abadi, por su parte, destacó que “los pronósticos en cuadros psicopáticos son reservados”. “Se necesita de un trabajo multidisciplinario con constancia, conciencia de enfermedad, trabajo y paciencia -sostuvo-. Además, en algunos casos se requiere de medicación, asistencia social”.

“La clave es el seguimiento, es un adicto y puede reincidir. Pueden disminuir las condiciones si se trabaja sobre la base del problema y por supuesto si se controla”, concluyó De Rosa.

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