Consecuencias de la pandemia: crece la demanda por problemas en el habla en la previa de la vuelta a clases

Durante los últimos dos años se acrecentaron los trastornos de retraso en la adquisición del lenguaje, las dificultades fonológicas y articulatorias, que tienen su impacto en el logro de la lectoescritura, observaron especialistas consultadas por Infobae. Cuándo es momento de consultar

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"Siempre es recomendable hacer una consulta ante la duda, ya que es la persona capacitada quien va a saber si es necesario un tratamiento o se puede seguir esperando a que el niño solo recupere el tiempo perdido" (Getty)
"Siempre es recomendable hacer una consulta ante la duda, ya que es la persona capacitada quien va a saber si es necesario un tratamiento o se puede seguir esperando a que el niño solo recupere el tiempo perdido" (Getty)

La compra de útiles y puesta a punto de uniformes, delantales y calzado no son los únicos detalles a ultimar antes de la vuelta a clases. A la rutina familiar que hay que ajustar tras las vacaciones se suma, en muchos hogares, la dificultad de no conseguir turno -o conseguir a muy largo plazo- con un especialista en fonoaudiología que evalúe a los niños que acarrean problemas de lenguaje, y que la pandemia no hizo más que acrecentar.

Es que al 2020 de virtualidad escolar, se le sumó un 2021 de presencialidad mixta en la mayoría de las escuelas del país. Y si se considera que, además, los tratamientos fonoaudiológicos fueron interrumpidos (o se realizaron a distancia) al igual que las consultas pediátricas de rutina, que suelen ser otro ámbito de detección de estas problemáticas, era cuestión de tiempo que se destapara la olla a presión que constituyen todas estas cuestiones no atendidas de manera precoz.

“Se juntaron varios factores”, comenzó a analizar para Infobae la licenciada en Fonoaudiología Mariana Grasso (MN 7508), quien amplió: “Casi por un año no hubo tratamientos presenciales, lo que hizo que muchos chicos pasaran a un abordaje virtual, que en algunos casos dio resultados pero en niños pequeños o con problemas de atención se complicó un poco más. Otros directamente suspendieron el tratamiento”.

Y tras asegurar que “muchas veces la escuela es el lugar de detección de estos trastornos del habla”, la fonoaudióloga señaló que “durante la virtualidad, las maestras podían tener contacto con los chicos pero a veces éstos no hablaban mucho frente a la cámara y en ese sentido la escuela como ámbito de detección no existió en 2020″. Del mismo modo, según observó, “el pediatra también es un detector de estos trastornos pero de la misma manera los controles pediátricos se suspendieron en 2020 y eso influyó en que estas derivaciones oportunas no se dieran”.

Para Marini, "si bien la virtualidad fue útil en su momento para unirnos, ahora se ve lo importante que es la presencialidad y el contacto uno a uno" (Getty)
Para Marini, "si bien la virtualidad fue útil en su momento para unirnos, ahora se ve lo importante que es la presencialidad y el contacto uno a uno" (Getty)

Consultada acerca de cuáles son los problemas de lenguaje más comunes en niños que observa en la previa de la vuelta a clases, Grasso sostuvo que “los principales siguen siendo como en todas las épocas los trastornos de retraso en la adquisición del lenguaje, las dificultades fonológicas o articulatorias, y lo que sí se ve es que la falta de consulta temprana por estas cuestiones derivó en problemas en la adquisición de la lectoescritura”.

Con ella coincidió la licenciada en Fonoaudiología Marina Mac Dougall (MN 8189), para quien “en el último tiempo aumentaron las dificultades en la comunicación y retrasos del lenguaje”. “Cambiaron mucho las rutinas familiares, que es lo que ordena a los nenes, sumado a eso perdieron contacto con sus pares y hay que tener en cuenta que desde nivel inicial, a través del juego y de las rutinas escolares se preparan para el aprendizaje de la lectoescritura y otros, incluso la socialización”. “Les faltó jugar, compartir, negociar, poner el lenguaje en funcionamiento. Como todo eso está retrasado, ocurre lo mismo con el lenguaje escrito”, enfatizó.

Iris Rodríguez es médica otorrinolaringóloga (MN 64010) y una de las fundadoras de la Sociedad Argentina de la Voz y en diálogo con este medio consideró que “los trastornos en general son los mismos de siempre, se llaman dislalias, que pueden ser para distintos fonemas o para pronunciar algunas palabras”. “La pandemia distorsionó la rutina de las personas y la rutina escolar no fue la excepción -analizó-. Los niños sufren déficit de atención, están apáticos, desmotivados y eso impacta en el lenguaje, al igual que el uso de dispositivos electrónicos, que los llevó a mal usar y abusar de la voz y no sólo ahí hay problemas de lenguaje sino también de la voz que se manifiestan en diversos grados de disfonía”.

"El uso del barbijo es un impedimento para los chicos al momento de corregir algunas dificultades del habla” (Getty)
"El uso del barbijo es un impedimento para los chicos al momento de corregir algunas dificultades del habla” (Getty)

Rita Marini es psicopedagoga y consultada por este medio consideró que “hay un descenso del lenguaje en general, afectado por varias cosas: por un lado porque los niños estuvieron con menos interacción con otras personas, otro factor que influye es que el uso del barbijo es un impedimento para los chicos al momento de corregir algunas dificultades del habla ya que muchos sonidos los aprenden a decodificar al ver cómo el docente coloca la boca al hablar”. “Y de la mano con la poca interacción con otros se relaciona la cantidad de horas que pasan conectados a juegos en la computadora o la Play y eso se evidencia en la pobreza de lenguaje”, agregó la especialista.

En la misma línea, Mac Dougall sumó que “también hay muchos casos de problemas en la conexión con el otro, más allá del habla y la lectura”. “Los trastornos del espectro autista también se vieron incrementados y esto tiene que ver con la comunicación en las familias, el uso desmedido de la tecnología en los hogares -analizó-. Asimismo, el uso de mascarillas influye mucho para poder transmitir e interpretar emociones”.

“Al momento de la pronunciación se pierde un apoyo visual que es clave; la boca está tapada y es difícil aprender a reproducir algunos sonidos sin ver el movimiento de la boca”, observó la especialista, para quien “hay estímulos que se perdieron por los cuidados que hay que tener y eso no es lo natural”. “Desde la adquisición del lenguaje oral se arrastran problemas y eso repercute hasta cerebralmente a nivel de ciertos circuitos que tienen que darse para que se consolide el lenguaje”, enfatizó.

Sobre esto, Marini aportó: “Si bien la virtualidad fue útil en su momento para unirnos, ahora se ve lo importante que es la presencialidad y el contacto uno a uno, tanto en la escuela como en los tratamientos fonoaudiológicos o psicopedagógicos. La virtualidad fue mejor que nada, pero no es lo mismo que el intercambio personal”.

Cuándo es momento de consultar

"Los niños sufren déficit de atención, están apáticos, desmotivados y eso impacta en el lenguaje" (Getty)
"Los niños sufren déficit de atención, están apáticos, desmotivados y eso impacta en el lenguaje" (Getty)

Para Grasso, “siempre el abordaje temprano es mejor”. “Cuando no se detecta un trastorno de este tipo hasta sala de cinco, a eso se le sumará luego un trastorno de adquisición de la lectura”, destacó la experta, para quien “en jardín empiezan a detectarse trastornos de lenguaje ya desde sala de dos o de tres, y cuando eso no ocurrió los problemas se juntan y se complican”.

“Siempre es recomendable hacer una consulta ante la duda, ya que es la persona capacitada quien va a saber si es necesario un tratamiento o se puede seguir esperando a que el niño solo recupere el tiempo perdido y se ponga ‘al día’”, agregó.

En la misma línea, para Mac Dougall, “hay que tener en cuenta el contexto”. “En una situación de normalidad, si al niño se le ofrecieron los estímulos adecuados y le cuesta alfabetizarse a mediados de primer grado se debería consultar, pero cuando el contexto no viene siendo el esperado todo el sistema tiende a dar otra oportunidad”, consideró, y recomendó: “Si la familia, el pediatra o los maestros ven algo que llama la atención está justificada la consulta”.

Sobre las señales a las que hay que estar atento, según la edad del menor, la profesional aportó: “Terminando el jardín de infantes, el niño tiene que ser inteligible, se le tiene que entender, debe poder armar un relato y comprender consignas. Es lo que se llama conciencia fonológica, y tiene que ver con que el chico tenga cierta habilidad para reconocer sonidos, rimas, reconocer sonidos similares, etc”.

“Si ya en esos aspectos se observan dificultades habría que consultar porque en primer grado se le suma la lectoescritura y todo se complica más”, destacó.

Respecto a la alta demanda y la dificultad de muchos padres para dar con especialistas en la materia, Grasso opinó que se debe a que “a los pocos profesionales se suman las consultas no realizadas a tiempo en los últimos dos años”.

Para el final, Mac Dougall expresó un deseo en este sentido, tendiente a que “más personas se formen en las universidades para que más profesionales puedan atender a la demanda y poder dar buena atención, ya que es mucho y muy amplio el campo de atención de la especialidad, que abarca, además de estas problemáticas, rehabilitación de adultos, entre otras varias aristas”.

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