Cómo actúa la nueva droga que permite bajar de peso, según el doctor Alberto Cormillot

El reconocido experto argentino detalló la acción terapéutica de la semaglutida, que cuenta con aprobación de la FDA y pronto será autorizada en el Reino Unido. Cuál es su uso en Argentina

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La droga semaglutida, también conocida como Wegovy, fue aprobada en junio pasado por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) y ayer se supo que pronto lo hará el ente regulador del Reino Unido para que sea prescrita por los médicos en personas con determinados niveles de obesidad.

Se trata de una droga conocida y en uso en muchos países del mundo, incluida en Argentina, pero para personas con diabetes. Su aplicación en personas que necesitan bajar de peso es más nueva y aún no se da en todos los países, como es el caso de Argentina, donde sí es habitual su prescripción en diabéticos, explicó el doctor Alberto Cormillot.

El especialista en obesidad dijo a Infobae que esta droga implica “la aparición, no de la semaglutida sino de la liraglutida, que es la primera que salió” significa “un antes y después” en el tratamiento de la obesidad. Hacía varios años, recordó el doctor Cormillot que no surgía un nuevo tratamiento farmacológico para esta enfermedad crónica.

El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) comenzará en los próximos meses a brindar el fármaco inyectable que permitirá bajar de peso a personas con determinados niveles de obesidad. El suministro del medicamento se producirá luego de que el ente regulador de ese país otorgue la aprobación para su uso, lo que se estima ocurrirá en los próximos meses. El Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención británico (NICE, por sus siglas en inglés) indicó que, según los estudios previos, las personas que recibieron las inyecciones semanales pudieron bajar un 12% de peso en promedio después de 68 semanas. El NICE es una organización independiente que provee orientación para la promoción de la salud, la prevención y el tratamiento de las enfermedades en el NHS.

Por su parte, la FDA aprobó en junio pasado la inyección de un fármaco cuyo componente es la semaglutida (2.4 mg, una vez a la semana) para el control de peso crónico en adultos con obesidad o sobrepeso con al menos una afección relacionada con el peso (como presión arterial alta, diabetes tipo 2 o colesterol alto), para su uso junto con una dieta baja en calorías y una mayor actividad física.

Controlar el aumento de peso es uno de los factores clave para evitar la diabetes, una enfermedad que afecta a unos 6 millones de personas en España, de las que un 40 % tiene obesidad y un 80 % sobrepeso.EFE/EPA/STEPHANIE LECOCQ
Controlar el aumento de peso es uno de los factores clave para evitar la diabetes, una enfermedad que afecta a unos 6 millones de personas en España, de las que un 40 % tiene obesidad y un 80 % sobrepeso.EFE/EPA/STEPHANIE LECOCQ

Esta inyección debajo de la piel es el primer medicamento aprobado para el control de peso crónico en adultos con obesidad general o sobrepeso desde 2014. En Estados Unidos, el medicamento está indicado para el control de peso crónico en pacientes con un índice de masa corporal (IMC) de 27 kg / m2 o mayor, para aquellos que tienen al menos una dolencia relacionada con el peso o en personas con un IMC de 30 kg / m2 o más.

Cormillot explicó que la semaglutida es un “análogo”. Se la llama así “porque es parecido a algo que produce el cuerpo” en este caso la hormona GLP1 que “produce el cuerpo cuando uno come”. La GLP1 regula el apetito. Cuando uno empieza a comer, al poco tiempo hace que uno deje de comer”, precisó.

El nuevo fármaco, agregó el experto, se aplica “una vez por semana” a través de una “inyección subcutánea” y no necesita ser administrado por personal de la salud, sino que lo hace el propio paciente. “Es como la insulina, viene en una jeringa que es autoadministrable. Se empieza con una dosis mucho más pequeña y después se la va aumentando”, puntualizó.

En Argentina, dijo Cormillot, “se empezó hace rato con la semaglutida, que está en el país para el tratamiento de la diabetes”, y es “amigable desde el punto de vista de la aplicación porque es una inyección subcutánea que se da una vez a la semana”. De esta forma, “para diabetes se aplica y da un buen resultado. A la vez que controla la diabetes permite controlar el peso” Pero en Argentina “para bajar de peso no está autorizado”, aclaró.

Se trata de una droga “muy buena porque tiene dos efectos, regula el apetito y regula la cantidad de azúcar que hay en la sangre. Tiene la propiedad de estimular al páncreas para que produzca más insulina y hasta hace crecer al páncreas. Células del páncreas, que son las que fabrican insulina, que se han muerto o adormecido empiezan a revivir y hay más células del páncreas resolviendo el tema del aumento del azúcar, la hipoglucemia”, resumió.

Respecto de la extensión del tratamiento con semaglutida para bajar de peso, Cormillot recordó que “la obesidad es una enfermedad crónica y las enfermedades crónicas requieren tratamiento crónico, el tratamiento viene para quedarse. Es igual que una persona hipertensa que se tiene que tratar durante el resto de su vida”, aseguró.

Otra de las ventajas que el especialista encontró en este fármaco es que son “muy pocos” los efectos secundarios. Eventualmente puede producir “náuseas o algún problema digestivo”. Luego “están esos casos de efectos secundarios rarísimos”, pero que “en la práctica no se los tiene en cuenta”.

Los pacientes para los que fue indicado el medicamento son aquellos que tienen “un sobrepeso de unos 15 o 20 kilos, pero en la práctica aunque, por ejemplo, tenga 14 kilos de más es lo mismo, no es una cosa exacta”. Si bien fue medido cuánto peso puede descender una persona con la administración de semaglutida, esto dependerá “del resto del tratamiento porque, si es una persona que viene una vez a la consulta y se le da la semaglutida no se la ve nunca más y no lo acompaña con el resto del tratamiento, no sé si va a bajar o va a bajar mucho menos”. En caso de dejarse el tratamiento, “la enfermedad sigue su curso, lo más probable es que la persona aumente de peso”, advirtió .

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

“La gente viene y cree que se aplica eso y ya está y no pasa eso. En cambio, si la persona se trata y va a la consulta hace mucho más fácil el tratamiento, pero requiere del acompañamiento del profesional indefectiblemente”, advirtió Cromillot.

Además, de la aplicación del fármaco, para bajar de peso de manera sana se “requiere la parte de alimentación y de actividad física, el manejo del estrés, descansar mejor. La gente aumenta de peso porque está comiendo más de lo que puede quemar, pero por qué está comiendo más. Porque dejó de fumar porque toma alguna medicación que lo hace aumentar de peso, porque está con mucho estrés, con muchas complicaciones y la lleva a comer de más”, dijo.

Cuando fue aprobada por la FDA, John Sharretts, médico endocrinólogo y subdirector de la División de Diabetes, Trastornos de los lípidos y Obesidad en el Centro de Evaluación de Medicamentos de ese organismo regulador dijo que esto “ofrece a los adultos con obesidad o sobrepeso una nueva opción de tratamiento beneficiosa para incorporar en un programa de control de peso”. “La FDA mantiene su compromiso de facilitar el desarrollo y la aprobación de terapias adicionales seguras y efectivas para adultos con obesidad o sobrepeso”, agregó.

Aproximadamente el 70% de los adultos estadounidenses tienen obesidad o sobrepeso. Tener obesidad o sobrepeso es un problema de salud grave asociado con algunas de las principales causas de muerte, incluidas las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes, y está relacionado con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer. La pérdida del 5% al 10% del peso corporal a través de la dieta y el ejercicio se ha asociado con un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular en pacientes adultos con obesidad o sobrepeso.

En enero último varias entidades de la salud de Argentina vinculadas al tratamiento de la obesidad recordaron que la obesidad fue incorporada como enfermedad en 1950, según la Clasificación Internacional de Enfermedades (código E66 de la CIE-10), si bien no ha sido abordada como tal y “en la actualidad constituye una pandemia a nivel mundial, que ahora pone en mayor riesgo a quienes la sufren frente al COVID-19″.

En la Argentina, dijeron, “la prevalencia de exceso de peso por auto reporte (sobrepeso/obesidad) según la 4ª Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (4ª ENFR) fue de 61,6%, comparativamente superior a la 3ª ENFR (57,9%). La tendencia se mantuvo en ascenso en relación con las anteriores. En el análisis antropométrico usando peso y talla medidas en el domicilio se obtuvo una prevalencia de exceso de peso (sobrepeso/ obesidad) de 66,1%”.

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