Desde diciembre pasado y en pleno verano, fue creciendo una ola explosiva de personas diagnosticadas con el COVID-19 en la Argentina. Fue ganando presencia la muy transmisible variante Ómicron del coronavirus. Se han registrado más de 100.000 casos confirmados diarios en promedio durante las últimas tres semanas en enero. Entre el inicio de la ola en diciembre y su avance durante enero, subió la edad promedio de los casos confirmados con COVID-19: pasó a los 40 años.
En la semana que empezó con el 19 de diciembre el promedio de edad estaba en 34 años. En la semana del 16 de enero pasó a estar en los 40 años según los casos confirmados de COVID-19 que reporta diariamente el Ministerio de Salud de la Nación. Esa diferencia entre diciembre y enero se debe a un cambio en la proporción de los casos diagnosticados según las edades.
Se habían reportado 39.909 casos de jóvenes de 18 a 29 años con COVID-19 en la semana del 19 de diciembre. Fueron el 38% de los casos totales que se notificaron esa semana. En cambio, en la semana del 16 de enero, si bien el número de casos con esas edades subió a 111.109, la proporción para ese grupo etario se redujo con respecto al total. Esto significa que los jóvenes de 18 a 29 con el coronavirus pasaron a ser el 22,2% de los casos totales reportados, según el análisis de datos del físico Jorge Aliaga, de la Universidad Nacional de Hurlingham que hace un seguimiento diario de los datos abiertos de la cartera de Salud nacional.
Entre otros cambios, se agrandó la proporción de personas que tienen entre 30 y 59 años y fueron afectadas por el COVID-19. Para la semana del 19 de diciembre, se reportaron 39.909 casos de personas con esas edades. Representaban el 47,2% de los casos totales. Para la semana del 16 de enero, las personas con COVID-19 de 30 a 59 años pasaron a ser el 58% de los casos totales reportados. “A fin de año, se contagiaron más los jóvenes. Después se contagiaron los mayores con los que conviven”, aclaró el doctor Aliaga.
Las variaciones en las edades están relacionadas con diferentes factores que tienen que ver con el comportamiento de la población en el contexto de la circulación comunitaria de la variante Ómicron. Esta variante de preocupación del coronavirus se detectó por primera vez hace apenas nueve semanas, y se han reportado más de 80 millones de casos en el mundo, más que en todo 2020 según la Organización Mundial de la Salud.
En la Argentina, Ómicron se detectó primero en viajeros que habían estado en Sudáfrica, Emiratos Árabes, Estados Unidos y México. Después se empezaron a generar brotes en diferentes jurisdicciones. Una de las primeras fue la provincia de Córdoba donde se detectó en adolescentes y adultos jóvenes que habían estado en múltiples eventos sociales y espectáculos en diciembre. Se contagiaron a partir de una persona que había estado en los Estados Unidos, según informó el Instituto ANLIS/Malbrán.
A medida que la variante se fue propagando y más personas se contagiaron, también se produjo un aumento en el número de personas mayores de 60 años que tuvieron la enfermedad. Para la semana del 19 de diciembre, se notificaron 7.758 casos confirmados en ese grupo de edad. Representaban el 7,5% de los casos totales reportados esa semana. Pero la proporción se modificó para la semana del 16 de enero, y los casos de personas mayores de 60 representaron el 14% del total. Este grupo etario es uno de los que más riesgo de complicaciones corre si se contagia el coronavirus.
“Al subir los casos confirmados de COVID-19 desde diciembre, también subió la cantidad de fallecidos, aunque la curva de fallecimientos no fue tan explosiva como la de casos gracias a que la vacunación protege contra la enfermedad grave”, señaló Aliaga. La edad promedio de los fallecidos durante la actual ola es de 74 años. “Al subir un poco la proporción de confirmados mayores, aumentó también la cantidad de fallecimientos de personas mayores”, agregó.
Según informó el domingo pasado la Ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, “en mayores de 50 años sin vacunar, la mortalidad fue de 233 por millón de habitantes. En cambio, en personas ya inmunizadas con el esquema completo del mismo grupo de edad, la mortalidad fue de 36 por millón de habitantes. En el país, el 76% de la población tiene el esquema completo con dos dosis. El 25% tiene aplicada la tercera dosis de refuerzo o como adicional.
¿A qué se deben las variaciones en edades entre los afectados por Ómicron en el país? Silvia González Ayala, profesora titular de la Cátedra de Infectología en Facultad Ciencias Médicas de la Universidad Nacional La Plata y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), respondió a Infobae: “Es una característica de esta ola. Los más jóvenes son los que tienen mayor movilidad y están menos vacunados. Cumplen escasamente las medidas de protección personal”. La experta consideró que ese comportamiento juvenil fue uno de los factores que favoreció la propagación de la variante durante diciembre.
Según el análisis de datos de Martín Barrionuevo, contador y senador provincial de Corrientes, aún el 22,5% de las personas que tienen entre 18 y 29 años no completaron el esquema de vacunación contra el COVID-19 a pesar de que las dosis están disponibles. Entre los que tienen 30 y 39 años todavía el 19% no fue a recibir las dos dosis. En cambio, la adherencia de las personas mayores ha sido mayor. Más del 88% de las personas mayores de 60 tienen el esquema completo.
“Considero que la mayor movilidad por las ciudades y que algunos tengan el esquema de vacunación aún incompleto son factores que han jugado un rol en la variación para que la edad promedio de los casos confirmados sea hoy de 40 años”, sostuvo al ser consultada por Infobae Angela Gentile, jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y miembro de la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas (CONASEVA) y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
En tanto, la doctora en ciencias sociales Sol Minoldo, investigadora del Conicet en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre la Cultura y la Sociedad en Córdoba, comentó: “La alta circulación en edades más jóvenes al comienzo de esta ola se explicaba por una mayor movilidad e interacción social en esas edades. Los más jóvenes fueron las que protagonizaron las principales actividades de alta transmisión en la ola Ómicron, como los eventos masivos, las fiestas, los brindis de fin de año y uso del transporte público para asistir al trabajo. Pero con tan alta circulación, se produjo una transmisión a otras generaciones, que habría sido principalmente por las interacciones familiares”.
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