Quiénes son los fallecidos en la tercera ola de la pandemia en Argentina

Con los casos y las muertes en aumento en el país, Infobae indagó sobre las características de los pacientes que ingresaron a las UTI y los que perdieron la vida. Su edad, patologías de base y estado de vacunación

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Desde el 13 de diciembre al 10 de enero se registró un incremento de la ocupación total de camas del 68% al 75%, a expensas de pacientes COVID-19, que pasaron de ocupar el 4% al 22% (Efe)
Desde el 13 de diciembre al 10 de enero se registró un incremento de la ocupación total de camas del 68% al 75%, a expensas de pacientes COVID-19, que pasaron de ocupar el 4% al 22% (Efe)

La tercera ola de la pandemia por COVID-19 se desató en el país con la misma virulencia que se observó en el resto del mundo: con nuevos contagios que crecen de manera exponencial, y fallecidos que poco a poco reflejan el mayor porcentaje de personas afectadas por la enfermedad.

Los casos pasaron de 4.555 a mediados de diciembre, fecha en la que los fallecidos apenas superaban la treintena a 102.458 en el último reporte del Ministerio de Salud de ayer lunes, con un pico máximo de 139.853 contagios el pasado viernes.

En tanto los muertos, que venían en el orden de los 90-100 diarios, ayer fueron 191, según las cifras oficiales.

Partiendo del supuesto de que quienes fallecen son los pacientes que desarrollan cuadros severos de la enfermedad y terminan requiriendo internación, Infobae analizó el último informe de situación de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) del que se desprende que desde el 13 de diciembre al 10 de enero se registró un incremento de la ocupación total de camas del 68% al 75%, a expensas de pacientes COVID-19, que pasaron de ocupar el 4% al 22%.

Del relevamiento participaron 189 UTIs, 150 (79%) UTI de adultos, con 2.255 camas y 39 (21%) UTI pediátricas, con 525 camas. Y según los datos recogidos por los especialistas de la SATI, la edad promedio de los pacientes internados fue de 57 ± 17 años y entre las comorbilidades más presentes se hallaron diabetes, hipertensión arterial, obesidad, inmunosupresión, y EPOC, que se presentaron en un 80% de los pacientes.

Asimismo, del total de pacientes ingresados con COVID 19 en UTI, un 50% tenía vacunación incompleta o nula. Y de ese grupo, el 62% requirió ventilación mecánica, mientras que el grupo de vacunación completa el 28% requirió apoyo ventilatorio invasivo.

Ante el lento pero sostenido aumento de personas infectadas que requieren ser tratadas en centros de salud, “lo que se va a hacer es paulatinamente reducir las internaciones no COVID que se puedan, por ejemplo, reprogramando las cirugías programadas”, confiaron a este medio desde la SATI. “Salvo los pacientes oncológicos que son prioridad, las cirugías que pueden esperar se van a reducir para asignar esas camas a los pacientes COVID”, destacaron.

Una mirada sobre la mortalidad

Según el relevamiento de la Sati, del total de pacientes ingresados con COVID 19 en UTI, un 50% tenía vacunación incompleta o nula (Efe )
Según el relevamiento de la Sati, del total de pacientes ingresados con COVID 19 en UTI, un 50% tenía vacunación incompleta o nula (Efe )

“Lo que estamos observando es que se mueren más hombres que mujeres, simplemente por el hecho de que hay más hombres infectados”, comenzó a intentar comprender la composición del número de fallecidos la médica especialista en terapia intensiva Carina Balasini (MN 104407).

Ante la consulta de este medio, la subtitular de la Regional CABA y Gran Buenos Aires de la SATI precisó: “Están falleciendo pacientes sin vacunar o con dosis incompletas, sobre todo mayores de 60 años; pacientes oncológicos, inmunodeprimidos, pero la realidad es que no tenemos un estudio a propósito hecho para analizar esto”.

Y tras destacar que “el paciente fallece alrededor de los 25 días del inicio de los síntomas”, Balasini remarcó que “los fallecidos que se están registrando hoy son los que se infectaron antes de Navidad, cuando había 11 mil casos diarios”.

En el mismo sentido se pronunció el doctor en física, investigador del Conicet y secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham Jorge Aliaga, quien resaltó que “los datos que se conocen al día de hoy son hasta el 10 de enero, cuando la mayoría de los muertos todavía eran de la variante Delta, porque se trataba de gente que se había contagiado antes del 15 de diciembre”.

Al desglosar la cifra de muertos por edades en diciembre y lo que va de enero se ve que la mayoría son mayores de 60 años, con un mayor incremento a medida que aumenta la edad (Fuente: Jorge Aliaga)
Al desglosar la cifra de muertos por edades en diciembre y lo que va de enero se ve que la mayoría son mayores de 60 años, con un mayor incremento a medida que aumenta la edad (Fuente: Jorge Aliaga)

Hoy circulan en el país dos variantes que tienen distinta mortalidad -continuó el experto-. Entonces uno debería mirar con cuidado las cifras. Sobre si las personas que fallecen están vacunadas o no, eso no lo sabemos. No hay forma de cruzar la base de casos (SISA) con la de vacunados (NOMIVAC)”.

En este punto, Aliaga aportó un gráfico elaborado por él mismo sobre la base de los datos del Ministerio de Salud en el que puede verse los muertos por COVID-19 en diciembre, comparados con los que fallecieron en lo que va de enero, donde se aprecia el incremento del número con claridad. Por otra parte, en una tabla, el experto desglosó la cifra de fallecidos en esos dos períodos por edades, de lo que se desprende -en línea con lo observado por Balasini- que la mayoría son mayores de 60 años, con un mayor incremento a medida que aumenta la edad.

“Qué va a pasar o qué características van a tener los que fallezcan dentro de 25 días, que son los que se infectan ahora que hay 100 mil casos, no lo sabemos -sostuvo la especialista de la SATI-. Seguramente se va a potenciar la cantidad de muertos en proporción a los infectados, pero no es posible hoy decir qué tipos de pacientes van a ser. Lo que a grandes rasgos puede inferirse es que podrían seguir siendo mayores de 60, no vacunados o con dosis incompletas y pacientes inmunodeprimidos”.

Para Balasini, independientemente del estatus de vacunación que tenga la persona, "las comorbilidades juegan un papel crucial" (Efe)
Para Balasini, independientemente del estatus de vacunación que tenga la persona, "las comorbilidades juegan un papel crucial" (Efe)

Para ella, independientemente del estatus de vacunación que tenga la persona, “las comorbilidades juegan un papel crucial”. “Lo vemos en el hecho de que los pacientes que más están falleciendo, son muy añosos, pacientes oncológicos, personas trasplantadas, pacientes con enfermedades reumatológicas, que toman corticoides de manera crónica -puntualizó Balasini-. En los pacientes inmunodeprimidos, aunque estén vacunados, pesa mucho la enfermedad de base, y eso se ve, por ejemplo en las personas con diabetes, en quienes el pronóstico es peor por su enfermedad de base más allá del estatus de vacunación”.

Aunque estén vacunados tienen mayores probabilidades de cursar una enfermedad grave por la inmunosupresión que les genera su propia enfermedad de base, y por eso son la prioridad al momento de vacunar, porque son la población a proteger”, sostuvo.

Y respecto al incremento de los muertos de los últimos días, Balasini insistió: “Lo que hay que comprender es que cuando vemos 50 muertos diarios se trata aquellos que se contagiaron cuando había 11 mil personas que daban positivo por día y cuando circulaban, en proporción, en mitades iguales las variantes Delta y Ómicron”. “Ahora va a haber un aumento de la mortalidad”, consideró la especialista, quien sin embargo destacó que “los 191 muertos de ayer son una excepción y se pueden deber a la carga retrasada de algunos fallecidos que no se habían contabilizado”.

“Pasamos de 11 mil casos a casi 140 mil por lo que el porcentaje de fallecidos seguramente va a ser mayor en las próximas semanas”, concluyó.

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