El fútbol, su práctica y todo su “folclore” fue una de las actividades que más detractores tenía al momento de pensar en su regreso tras la suspensión inicial ni bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia por COVID-19.
Es que además de ser un deporte de contacto, su práctica conlleva entrenamientos, concentraciones, viajes en micros, permanencia en vestuarios, etc., todas situaciones que, según se creyó durante un tiempo, podían ser de riesgo e incrementar las posibilidades de contraer y propagar el coronavirus.
Ahora, un estudio realizado por investigadores de Suiza y Alemania demostró que el riesgo de transmisión del COVID-19 en el campo de fútbol es casi nulo. Por ello, sugiere que las medidas de cuarentena general para los equipos contrarios no están justificadas si no se produjo un contacto estrecho fuera del terreno de juego, según publicó el British Journal of Sports Medicine.
Es que hasta la fecha había sido difícil cuantificar el riesgo real de infección durante los entrenamientos o los partidos. Ahora, un grupo de investigación del Instituto de Medicina Deportiva y Preventiva de la Universidad del Sarre, dirigido por el doctor Florian Egger y el profesor Tim Meyer, en colaboración con el doctor Oliver Faude, científico del ejercicio, de la Universidad de Basilea, estudiaron precisamente esta cuestión, con el financiamiento de la Federación Alemana de Fútbol.
El equipo de investigación recopiló detalles sobre casi 1.300 casos sospechosos de infección por coronavirus de ligas profesionales, fútbol amateur y clubes juveniles entre agosto de 2020 y marzo de 2021. A partir de ahí, identificaron 104 situaciones en las que era muy probable que un jugador infectado hubiera participado en un entrenamiento o partido.
Mediante el rastreo de contactos y el análisis detallado de vídeos de un total de 21 partidos, los investigadores evaluaron entonces los canales de transmisión potencialmente relevantes. El análisis de vídeo mostró que los contactos relevantes para la infección son raros en los partidos de fútbol y generalmente de muy corta duración.
En dos de los 104 casos examinados, el grupo de investigación no pudo descartar completamente la transmisión en el campo. Sin embargo, en estos dos casos eran posibles otras vías potenciales de transmisión, como los encuentros privados, los viajes en autobús sin mascarilla y los contactos fuera del trabajo.
Con toda la información recabada, los investigadores concluyeron que las actividades deportivas al aire libre con un contacto físico mínimo suponen un riesgo muy bajo de infección y, por tanto, son una opción segura para hacer deporte y ejercicio durante la pandemia.
Para el médico especialista en medicina deportiva Gustavo Villar (MN 121.023), “la nueva evidencia demuestra lo lógico: que al aire libre la posibilidad de contagio es casi nula, pero no es cero ya que tanto en medicina como en la vida no existe cero riesgo”.
Y en ese sentido recordó la fórmula de “infección exitosa”, que según precisó a Infobae “es igual a exposición al virus x tiempo”. “La fórmula de exposición al virus por tiempo es la base del rastreo de contactos”, coinciden los expertos.
Y si bien los datos del estudio alemán se recogieron antes de que la variante Delta se convirtiera en la variante dominante del virus, para Villar, “un aumento del 10% en la infectividad con igual o menor mortalidad no es esperable que cambie los resultados del trabajo”.
Consultado al respecto el médico cardiólogo y deportólogo Norberto Debbag (MN 51320), señaló que “un estudio hecho en Dinamarca el año pasado sobre varias ligas del fútbol vio que realmente el contacto estrecho entre dos futbolistas en un partido de fútbol rondaba alrededor de un minuto y medio en todo el partido, lo cual es muy bajo”. “Pero además no hay que olvidar que para tener un contacto estrecho y ser sospechoso de haber contraído COVID-19 hay que estar a menos de dos metros, sin barbijo durante 15 minutos y acá estamos hablando de un minuto 30 en los 90 minutos de juego”, destacó el especialista.
Según precisó Debbag, “otros estudios muestran que aproximadamente cada jugador tiene un tiempo medio de 32 segundos de contacto corporal con otro rival, cuando por ejemplo hay un corner, un tiro libre o cuando van a cabecear, por lo que es muy baja la posibilidad si además se tiene en cuenta de que están al aire libre”.
Como conclusión, para el cardiólogo “es prácticamente nula la posibilidad de demostrar que el contacto en un partido de fútbol pueda producir un contagio”. “Lo que sí, si hay algún caso asintomático, se puede producir un contagio en el vestuario donde los jugadores deberían permanecer con barbijo durante los periodos de mucha circulación viral, al igual que en los traslados en micro”, enfatizó.
Y tras asegurar que “jugar al fútbol es seguro, ya que tanto investigaciones en futbolistas profesionales y recreativos así lo demuestran, aún si el rival estuviera enfermo”, Villar sostuvo: “El mejor consejo si alguien se siente enfermo que se quede en su casa, ya que la máxima carga viral está presente en los primeros días de inicio de síntomas, para luego del día cinco, en los que tienen buena evolución ( a mayoría) la carga viral cae abruptamente”.
Respecto al fútbol recreativo, Villar hizo referencia a un estudio que “demostró que durante el fútbol en espacios reducidos se pasa un tiempo limitado dentro de la ‘zona de peligro’ y que los contactos con los jugadores son breves”. “Por lo tanto, el fútbol recreativo puede considerarse más apropiadamente como una actividad deportiva con contacto breve y esporádico”, señaló, al tiempo que consideró: “La mayoría de la gente que juega al fútbol es gente menor de 65 años, ya que no es un deporte gentil con el cuerpo debido a que se acumulan lesiones y la mayoría deja de jugar después de los 60, por lo que es justo la franja de población menos afectada estadísticamente por el COVID-19″.
“Casi el 80% de los casos de internación tuvieron como factor común la obesidad, que es a mí modo de ver otra verdadera pandemia -insistió el especialista-. Mantener una población físicamente activa es crucial, tal vez no sea el mejor deporte para la salud integral pero es la pasión nacional y no a todo el mundo le gusta salir a correr o a caminar esos famosos 8.000 pasos diarios”.
Volviendo al fútbol profesional, Debbag hizo hincapié en que “en el mundo no hubo casos de contagios masivos; más bien en los casos que hubo los jugadores se contagiaron en su vida cotidiana y llevaron el virus al entrenamiento”.
“Es muy baja la posibilidad y no está demostrado que en un campo de juego haya habido contagios en el marco de un partido de fútbol”, finalizó.
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