Con cautela pero sin alarma, la tendencia a la baja que venían mostrando todos los indicadores epidemiológicos en la Argentina se desaceleró durante los últimos 15 días. Para ser exactos, desde el 13 de octubre hasta la fecha, se observa un leve aumento de los nuevos casos de coronavirus en el país.
Atentos a la últimas cifras difundidas por el Ministerio de Salud de la Nación, con los 1.589 contagios registrados ayer jueves, el total de casos desde el inicio de la pandemia en el país asciende a 5.286.074, de los cuales 18.929 corresponden a casos activos y 5.151.229 a pacientes recuperados.
Según el análisis de la Unidad de Datos de Infobae, en los últimos 14 días el promedio semanal de nuevos casos diarios aumentó el 36%, mientras que el promedio semanal de nuevos muertos diarios bajó el 44% y los pacientes con COVID-19 internados en Unidades de Terapia Intensiva (UTIs) bajaron el 22%.
Además, la tasa de positividad diaria, esto es el número de resultados positivos en relación con el total de hisopados, que indica si se está pudiendo encontrar adecuadamente a las personas infectadas en la población, en los últimos 14 días se mantuvo en el 3%. Cabe destacar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mirar esta variable para evaluar si la definición de caso sospechoso y la cantidad de rastreos de contactos es suficiente y sugiere mantenerla por debajo del 10%.
Puede verse que entre todos los indicadores que los especialistas miran de cerca, el único que aumentó es el de nuevos casos diarios. Los que más preocupan -muertos y ocupación de camas de terapia- siguen en descenso.
Además, los números muestran que geográficamente el aumento es mayor en provincia y Ciudad de Buenos Aires: en últimos 14 días, para nuevos casos diarios, mientras que en la Provincia el aumento fue del 47% y en CABA del 42%, en el resto del país los contagios ascendieron un 24%.
El 13 de octubre, que es la fecha “de quiebre”, el promedio semanal de nuevos casos diarios era de 776 nuevos enfermos por día, y hoy ese indicador midió 1.221. La diferencia son 445 casos, lo cual en el curso de una pandemia no pareciera ser un dato enorme sino más bien un indicador de que alguna variante está afectando. ¿Pero cuál?
Mientras algunos se aventuran a hablar de inicio de la tercera ola en el país, otros más precavidos aseguran que las olas se dan cuando menos del 50% de la población está protegida por la vacuna, y que lo que está ocurriendo tiene más la característica de un rebrote.
“Es difícil de entender; seguimos aprendiendo de esta pandemia”, dijo el médico infectólogo Lautaro De Vedia (MN 70640) ante la consulta de Infobae sobre las posibles causas por las que desde hace dos semanas sólo aumenta el número de casos pero no los indicadores de muertes y ocupación de camas. “Creo que eso tiene que ver con que la población tiene un alto nivel de cobertura de vacunación. Hay un estudio presentado ayer por (Fernán) Quirós que señala que el 89% de la población de la ciudad de Buenos Aires tiene un buen nivel de anticuerpos”, dijo.
Para el experto del Hospital Muñiz y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), “posiblemente la variante Delta esté empezando a circular de manera más masiva, pero no genere más que casos leves, ya que en rigor de verdad las Terapias están casi vacías de pacientes COVID”.
“Tal vez sea esto lo que vamos a empezar a ver, aunque de todos modos sería importante lograr cortar esa transmisión porque el virus que circula y muta es el que se multiplica y ese es un concepto que hay que tener en claro”, agregó el especialista, para quien “esto se logra con más vigilancia epidemiológica, más testeos y vacunando a toda la población, incluyendo a los más chicos”.
Fernando Valdivia es médico veterinario, consultor en Epidemiología, Salud Pública y medicina comparada, y ante la consulta de este medio detalló: “Lo primero que hay que remarcar (y es algo clave para quienes evaluamos datos para construir hipótesis epidemiológicas) es la cantidad de testeos diarios y su cualidad muestral. En ese sentido, desde el inicio de la pandemia a la fecha, este dato informado nunca fue representativo y, por tal razón, su utilización como referencia para la construcción de tasas es de muy escaso valor”.
Dicho esto, para el especialista, “en las últimas dos semanas la cantidad de testeos promedió, los 50 mil diarios y, tomando como un supuesto que los mismos se realizaron del mismo modo en el cual se venían realizando (es decir, de manera deficiente pero parejo) puede inferirse que en verdad se observa un aumento en la cantidad de casos, mientras que en paralelo bajan las muertes y las internaciones graves”.
Según Valdivia, “esta combinación de indicadores muestra muy a las claras cuál es la dinámica de la evolución natural de cualquier epidemia. A mayor cantidad de personas inmunizadas, menor posibilidad para el virus de encontrar un hospedador en el cual replicarse y desde allí continuar con la cadena de contagios”. “¿Qué hace el virus cuando esto sucede? Muta”, se preguntó y respondió el especialista en epidemiología. “Es la biología básica para su supervivencia. Y cada vez que muta, lo hace para ser una forma más contagiosa pero a la vez menos peligrosa. Por eso es que vengo sosteniendo desde hace meses que la aparición de nuevas cepas, como la Delta, (más allá de la tragedia que implica la pandemia) es una buena noticia, ya que implica que el virus está siendo acorralado. Y como está acorralado tiende desesperadamente a contagiar más (pero, como vimos, con menos letalidad). No hay ningún fundamento biomédico para pensar que las nuevas cepas serán más peligrosas, sino exactamente lo contrario”.
En esa misma línea, el médico infectólogo pediatra Eduardo López (MN 37586) observó que “los casos que se registran son casos leves, que no requieren internación, y una de las razones puede deberse al gran porcentaje de población vacunada”.
“Además, como el país empezó a vacunar fuertemente en mayo, la mayoría de las personas tienen anticuerpos -analizó-. Los que se están afectando son adultos jóvenes, según los datos oficiales y eso también hace que la enfermedad sea más benigna”.
Y tras asegurar que “todavía hay un porcentaje importante de población de 18 a 40 años que no recibieron la segunda dosis de la vacuna”, López sostuvo que “con una dosis no hay protección completa”. Por eso, según su mirada, “la mayoría de los nuevos casos corresponden a gente más joven, ya que las personas de más edad la mayoría está vacunada con dos dosis”.
Sobre si este aumento leve pero sostenido de casos representa la entrada a la tercera ola de la pandemia en el país, López consideró que “por ahora lo más correcto es hablar de un aumento del número de casos; para definir si se trata de un rebrote o el ingreso a una nueva ola hace falta analizar los datos en un mayor periodo de tiempo”.
Para Valdivia, “todas las personas que estuvieron infectadas, más todas aquellas que fueron vacunadas son una barrera creciente para que esto no suceda”. “Puede pasar que haya rebrotes temporales y localizados, pero no olas -evaluó-. Esto sucedió el año pasado (lo que se dio en llamar ‘segunda ola’’) porque la población no pudo hacer el trabajo de inmunización natural debido al confinamiento de personas sanas, algo que tampoco tiene antecedentes en la historia de la epidemiología y tampoco existía la vacuna. Hoy, con la gente circulando y con la vacunación avanzada, estamos frente al fin de la pandemia. El estatus de inmunidad de rebaño ya fue alcanzado”.
Para finalizar, el especialista en epidemiología vertió un concepto que él mismo calificó como “políticamente incorrecto”: “Si se dejase de testear, no habría ninguna observación epidemiológica que nos permita suponer que estamos bajo la amenaza de una pandemia. Dicho al revés: no hay hoy una cantidad de enfermos tal que nos permitan suponer la existencia de una pandemia (salvo por el hecho de que se testea y a los positivos se los supone enfermos)”.
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