Con 200 votos a favor, 22 negativos y 16 abstenciones, finalmente se convirtió en ley el proyecto de Promoción de la Alimentación Saludable, o “Ley de Etiquetado Frontal” como se la conoce popularmente. Como suele ocurrir con temas que dividen aguas, las opiniones a favor y en contra no tardaron en hacerse escuchar.
“Con 70% de los mayores de 18 años con sobrepeso y obesidad y cifras de obesidad infantil cada vez más elevadas, algún cambio había que hacer”. Así comenzó a analizar para Infobae el panorama de situación el médico nutricionista Alberto Cormillot (MN 24.518), para quien “si se sigue haciendo siempre lo mismo, se obtendrán idénticos resultados”.
Las cifras hablan por sí solas: las denominadas enfermedades no transmisibles (ENT), entre las que se incluyen, entre otras, la diabetes, la hipertensión arterial, el sobrepeso y la obesidad son las responsables de siete de cada diez fallecimientos a nivel global, con una mayor concentración en los países de ingresos medios y bajos.
De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en América del Sur, Central y del Norte la cifra de decesos anuales alcanza los 5,5 millones de personas, mientras que, en la Argentina, según los últimos datos de estadísticas vitales (DEIS) correspondientes al año 2019, se produjeron ese año 260.303 muertes atribuibles a alguna de las ENT.
Y hay más: todas las ENT presentan como denominador común el hecho de ser promovidas por el desarrollo de algunos factores de riesgo modificables como una mala alimentación, sedentarismo, estrés, consumo excesivo de alcohol y de tabaco. Algo es claro. Ameritaba intervenir en el asunto.
“Desafortunadamente el debate estuvo y está muy teñido por la política, cuando eso pasa todo se complica y lo primero que muere es la verdad -continuó su análisis Cormillot-. Hay discusiones de un lado y del otro, que dependen de conveniencias de diferentes sectores. Es un debate donde tiene que ver la ciencia pero también es cierto que tiene su peso la industria alimenticia”.
Cormillot señaló que “el 60% de los ingresos del país provienen de la producción de alimentos” y consideró que “no se podía entrar como un elefante en un bazar”.
“En Francia cuando aprobaron el etiquetado también protestaron”, resaltó Cormillot y sostuvo que “la industria no quiere etiquetado, le escapa”. Y ejemplificó: “En el transcurso de los últimos 130 años nació la industria de la alimentación y la de los automóviles y las dos progresaron. Gracias a la alimentación millones de personas dejaron de pasar hambre y hoy las cifras dan cuenta de 2.500 millones de habitantes en el mundo con obesidad y sobrepeso y 800 millones con hambre. En el transporte también significó una revolución, pero el Estado ante los primeros accidentes empezó a regular, por ejemplo, la velocidad que pueden alcanzar los vehículos y la que se puede circular”.
Para Cormillot, “con la alimentación no pasó lo mismo; la industria avanzó y el Estado no reguló y eso es como si hoy un auto podría andar a 160km/h por Cabildo y Juramento”. “Como en la industria automotriz se fue regulando de a poco, el cambio fue paulatino”, consideró el especialista, para quien “en la alimentación alguna regulación había que imponer”.
Sobre la ley aprobada en el país opinó que “como todo, siempre se podría mejorar”, al tiempo que criticó que “si todo es negro nada es negro”, en referencia al sistema de octógonos que fue aprobado.
Según él, “se necesita un etiquetado que estimule a la industria”. “Los más aprobados en el mundo son los que informan cantidad de nutrientes cada 100 gramos, pero también es cierto que la industria tuvo oportunidad de presentar alternativas y no las usó -opinó el reconocido nutricionista-. En todos los países, cualquiera sea el etiquetado que se implemente, tiene detractores porque en el fondo lo que ocurre es que la industria no quiere regulación”.
“Hasta el día de hoy no hay publicación científica que demuestre que este etiquetado reduzca el sobrepeso y obesidad en la población”, enfatizó Cormillot, para quien “si se aprobaba el etiquetado negro sos un talibán anti industria y si no lo aprobás sos pro industria”.
“Yo estoy a favor que se haga lo menos malo. A lo que se aprobó habría que regularle el perfil de nutrientes, ya que se puso el de la OPS (Organización Panamericana de la Salud), que es muy exigente -añadió-. Uruguay y Chile tienen perfiles más accesibles”, remarcó el nutricionista.
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