Si algo aprendimos desde el comienzo de la pandemia por COVID-19, es que existen una serie de indicadores que las autoridades sanitarias siguen de cerca para evaluar la situación epidemiológica.
El pulso de la pandemia se mide, cada día, por cuatro parámetros: contagios diarios, índice de positividad, ocupación de terapia intensiva y muertes. Son las cifras que referentes nacionales y provinciales miran bajo la lupa desde marzo de 2020 para definir las políticas sanitarias. La cantidad de casos positivos por día, junto con el índice de positividad dan cuenta del “minuto a minuto” del coronavirus.
Según el último parte del Ministerio de Salud disponible al momento del cierre de esta nota daba cuenta de 912 casos. En tanto el índice de positividad, esto es el número de resultados positivos en relación con el total de hisopados, que indica si se está pudiendo encontrar adecuadamente a las personas infectadas en la población con los datos del último reporte es de 2,27%. La Organización Mundial de la Salud recomienda mirar esta variable para evaluar si la definición de caso sospechoso y la cantidad de rastreos de contactos es suficiente y sugiere mantenerla por debajo del 10%.
Otra de las cifras que durante largos meses se miró muy de cerca con preocupación es la ocupación de camas en sala general y Unidad de Terapia Intensiva (UTI) en particular. A nivel nacional, según las últimas cifras disponibles es del 36,4% camas ocupadas y el número incluye todas las patologías, tanto en el sector público como en el privado.
Finalmente, el número de muertes diarias a causa del COVID-19 es otro de los valores que los analistas evalúan para tener una mirada cabal del escenario en el país. El parte de la cartera sanitaria de ayer lunes dio cuenta de 38 fallecimientos.
Si se comparan estas variables con las que regían durante el peor momento de la segunda ola de la pandemia en la Argentina, la disminución es notoria.
Respecto a los nuevos casos diarios, el peor período fue entre el 19 de mayo y el 3 de junio de este año, con un promedio de 32.000 casos por día, con un máximo de 41.080 nuevos casos notificados el 27 de mayo. En tanto en cuanto al número de muertes diarias, el peor período fue del 14 de mayo al 17 de junio, con un promedio de 528 fallecimientos por día, y un pico el 18 de mayo de 745 muertos.
Según analizó la Unidad de Datos de Infobae, con los últimos datos de ayer, y en coincidencia con la tendencia de los últimos 15 días, se podría empezar a consolidar la salida de la segunda ola de la pandemia en el país.
A saber, la variación del promedio semanal de nuevos casos diarios evidencia una baja del 28%, la variación del promedio semanal de nuevos muertos diarios disminuyó un 50%, en tanto la variación de internados COVID-19 en las Unidades de Terapia Intensiva bajó el 24% y la tasa de positividad diaria en últimos 15 días estuvo siempre por debajo del 5%.
Contrariamente a algunas recientes publicaciones que alertan sobre un repunte en los indicadores epidemiológicos, y tal como puede observarse en la notificación de nuevos casos, los pasados 12, 13, 14 y 15 de octubre se registraron más de mil casos nuevos por día, sin embargo, cuando se analiza el promedio diario semanal “las variaciones son insignificantes y en realidad lo que muestran es una desaceleración en el ritmo de bajada”, examinaron desde la Unidad de Datos.
Asimismo, la media móvil de nuevos muertos diarios nunca dejó de bajar en el último mes, al igual que la ocupación de camas UTI, que según los datos de ayer es 6,21% a nivel nacional (si se consideran los 801 pacientes internados en las 12.881 camas UTI destinadas a COVID-19 en todo el país tanto en el sistema público como privado de salud).
“No hay un punto de corte donde decimos que estamos saliendo de la segunda ola y entrando a una nueva, todos los valores epidemiológicos son positivos producto de la alta cobertura de vacunación, pero lo que está sucediendo es que está aumentando la proporción de la variante Delta en algunos aglomerados urbanos -enfatizaron a Infobae fuentes del Ministerio de Salud de la Nación-. Si bien estamos muy conformes con la tendencia de casos, fallecidos, UTI y porcentaje de positividad, estamos muy cautelosos con el tema de cómo va a impactar en Argentina la transmisión comunitaria de la variante Delta”.
Consultado por este medio, y en línea con lo manifestado por la cartera sanitaria, el médico infectólogo Lautaro De Vedia (MN 70640) fue cauto al observar que “los números son buenos, pero nadie puede dar certeza de que se esté saliendo de la segunda ola”.
“La semana pasada el número subió un poquito, justo coincidentemente con el regreso del fútbol, actos políticos, la reapertura de los boliches, etc. Yo continúo siendo optimista, pero me detengo a mirar ese numerito que tanto en la Ciudad como en la Provincia de Buenos Aires tuvo un leve freno en el descenso continuo que llevaba de varias semanas”, apuntó el experto del Hospital Muñiz y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi).
En la mirada del médico infectólogo Eduardo López (MN 37586), “que está bajando significativamente el número de casos y la mortalidad no hay duda, y eso es un fenómeno común a todos los países de Sudamérica, incluido Brasil”.
La causa, según precisó el especialista a este medio está en que “la variante Delta del coronavirus aumentó de 5 a 13% la proporción pero no aumentó el número total de casos porque bajó Lambda y Alfa”.
“Evidentemente, si bien la cepa aumenta su presencia no afecta el número total de casos -analizó López-. Otro dato importante es que teniendo en cuenta que el 12% de la población argentina se enfermó de COVID-19 con cuadro clínico, si a eso se suma el número de personas que cursaron la enfermedad de manera asintomática (que es probable que sea el doble) y los vacunados con dos dosis, es esperable que se esté empezando a tener una población bastante protegida y eso explica en parte la disminución de los nuevos casos”.
Y tras asegurar que en ese sentido, “la Argentina está cerca del número que la mayoría de los autores señalan como el que podría aparecer -si es que aparece- una inmunidad de rebaño”, López fue precavido a la hora de aventurar si el país está dejando atrás la segunda ola de la pandemia: “Para estar seguros si salimos de la segunda ola habría que esperar finalizado octubre para ver el comportamiento de la variante Delta y si el ritmo de la población vacunada con dos dosis alcanza a todos los mayores de 50 y a gran parte de los mayores de 18 años”.
El médico infectólogo y presidente de la Sociedad de Infectología Pediátrica, Roberto Debbag, (MN 60253) consideró que “en el mundo hay una desaceleración de la cantidad de casos”. “Hay países con menos de 100 casos, otros entre 100 y mil, y otros más de mil -detalló el experto ante la consulta de Infobae-. Y se estima que la no aparición de una nueva variante del SARS-CoV-2 es porque se estaría llegando al máximo de probabilidad de transmisibilidad del virus con la variante Delta”.
“Ahora, ¿por qué en la Argentina está restrasada la circulación de Delta y no aumentó como en el Reino Unido donde por ejemplo aumenta su circulación con baja mortalidad?, se preguntó Debbag. La respuesta, para él, está dada “posiblemente por las millones de personas infectadas que hubo durante esta segunda ola, en tanto que las personas que contrajeron el virus más las personas vacunadas están dando por resultado un periodo de calma y por eso se está produciendo esta bajada en las cifras”.
Asimismo, según López “hay que monitorear la situación de cómo avanza Delta”. “Yo soy cautamente optimista -enfatizó-. Si la proporción de Delta aumenta pero a la vez disminuye la circulación de las otras variantes, hacia finales de octubre el escenario podría ser optimista”.
En este punto, para él, “lo que hay que medir es la media epidemiológica de 7 a 14 días, esto es, el promedio de casos en los últimos siete días, que es lo que realmente marca la bajada de la tendencia”.
Acerca de la crítica que se escucha en algunos sectores, sobre que no hay más casos de Delta en la Argentina porque no se secuencia suficiente, López señaló que “si hubiera habido variante Delta no detectada tendría que haber habido un aumento de casos y no una baja tan clara como la que se evidencia”.
Sobre este punto, Debbag sostuvo que “si hay un ascenso en la curva de casos en las próximas semanas va a ser de cantidad de contagios, pero con baja mortalidad porque lo que se está viendo en el mundo es que poblaciones que ya estuvieron infectadas o que ya están vacunadas hay circulación pero con menos mortalidad”. “Esto es lo que se llama transferencia de una etapa pandémica a una etapa endémica, con baja circulación y con afectación de personas que tienen comorbilidades”, destacó.
A los fines de mitigar el impacto de la variante Delta “se va a tener que empezar a evaluar la necesidad de una tercera dosis de vacuna en quienes recibieron segunda hace más de siete meses”, afirmó López.
Para el infectólogo del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez es clave “seguir insistiendo con la vacunación y pensar seriamente en la tercera dosis de refuerzo hacia fin de año o primeros meses de 2022″ para evitar un rebrote de casos en el corto plazo.
Infografía: Marcelo Regalado
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