El número es seguido de cerca desde el comienzo de la pandemia por las autoridades sanitarias, los médicos y hasta el común de la población. Es que el nivel de ocupación de camas de terapia intensiva se estableció como una de las variables que marcaron el ritmo de la primera y la segunda ola durante la emergencia sanitaria en la Argentina.
En ese sentido, las cifras del último parte oficial del Ministerio de Salud hablan por sí solas: el total actual de pacientes internados en Unidad de Terapia Intensiva (UTI) es de 1.052 en todo el país, lo que equivale a un 35,9% de ocupación.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el porcentaje es del 40%.
Si se miran de cerca los números de la Ciudad de Buenos Aires, arrojan que el sistema público de salud tiene 23 pacientes internados en estado grave, lo cual representa el 4,3% de las camas UTI del sector, mientras que en las clínicas y sanatorios privados, las personas con COVID-19 en terapia intensiva suman 199, o sea 16,2% del total de las camas disponibles.
Según el análisis de los datos que dispone Infobae en su Unidad de Datos, desde el comienzo de la pandemia en el país, el pico máximo de pacientes internados en UTI en el sector público de la Ciudad durante la primera ola se alcanzó el 14 de agosto de 2020 con 308 personas (68,4%). En tanto el menor número de 2020 se había alcanzado el 15 de diciembre, con 95 pacientes (21,1%).
En el sector privado de CABA, los datos disponibles corresponden a la segunda ola, y dan cuenta de 935 pacientes en UTI el 16 de junio pasado. Con 76,5% de ocupación, ése fue el pico más alto en las clínicas y sanatorios de la Ciudad.
A nivel nacional, el techo de ocupación de camas UTI durante la segunda ola se alcanzó el 9 de junio con 7.769 pacientes, que representaban el 79,3% de la totalidad de camas disponibles.
Según un análisis de situación realizado por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (Sati) durante los últimos días de septiembre del que participaron 76 UTIs, con un total de 1.463 camas, la tasa de ocupación resultó ser del 68%, siendo COVID-19 positivos un 6% de los pacientes. Del total de los mismos, el 73% requirió asistencia respiratoria mecánica y 10% cánula nasal de alto flujo de oxigenoterapia (CAFO).
“La ocupación de camas en la mayor parte de las provincias no excede el 80%, sin embargo, la ocupación es mayoritariamente por pacientes no COVID”, resaltaron desde la Sati, al tiempo que ampliaron: “En el AMBA, con 32 UTIs analizadas (800 camas), se registró una ocupación de camas del 79%, de las cuales 5% son COVID-19 positivas”.
Y tras informar que “en los últimos diez días ingresaron a las 78 UTIs en total 81 pacientes nuevos con diagnóstico de COVID”, resaltaron que “sólo uno es de la variante Delta confirmado.
Entre las conclusiones, los especialistas señalaron “una muy baja ocupación de camas UTIs por COVID-19 junto a un continuo aumento de camas ocupadas por pacientes no COVID-19″.
Para conocer más sobre la situación, Infobae consultó al médico intensivista Arnaldo Dubin (MN 54527) quien celebró que “los pacientes con COVID han prácticamente desaparecido de las UTI”. “Como dato ilustrativo, en las últimas seis semanas tuve un solo ingreso”, destacó el especialista.
Con él coincidió el doctor Mario Lugones, miembro de la Federación Argentina de Prestadores de Salud (FAPS), quien subrayó que “la gran mayoría de las terapias intensivas del país no tienen internados pacientes COVID activos, es decir, que estén cursando la enfermedad”. “Lo que aún sí estamos viendo son algunos pacientes internados en terapia con complicaciones generadas por el COVID -precisó el especialista-. Es claramente una muy buena notica que perfila un horizonte esperanzador, a pesar de no haber terminado la pandemia”.
En el tono de la voz de Dubin al otro lado del teléfono se percibía la calma, contraria a la respiración agitada que se le solía escuchar en conversaciones meses atrás. “Afortunadamente estamos en una situación de muy distinta, con los niveles de ocupación de terapia más bajos desde el comienzo de la pandemia”, señaló el especialista, quien remarcó que “esta situación se replica en todo el país”.
Y si bien reconoció que “hay incertidumbre” respecto a cómo impactará la variante Delta del SARS-CoV-2 en el territorio nacional, confió: “No creo que volvamos a vivir esos momentos de zozobra”.
“Eso quedó en el pasado, confío en que no se va a repetir pese a que hay riesgo de rebrote -evaluó-. El riesgo de Delta está latente, pero en la medida que siga progresando la vacunación esta posibilidad se aleja”.
Dubin destacó que el trabajo en las unidades de terapia intensiva “volvió a la situación habitual, aunque lógicamente con secuelas”. “La pasamos muy mal en la pandemia; el colapso sanitario tuvo su principal expresión en la fatiga de los intensivistas”, opinó el especialista, para quien “sería bueno ahora que se salió de los apremios replantearse un cambio en la práctica de la especialidad”.
“Éramos pocos y ahora somos menos, producto de que alguna gente se enfermó y no volvió a trabajar, otros quieren dejar de hacerlo y el dato no menor de que los profesionales no se vuelcan a la especialidad de UTI por ser muy demandante, de contacto permanente con el dolor, sueldos insuficientes, etc”, observó.
Para él, “este es momento de pagar la deuda adquirida con los trabajadores de la salud”. “Hemos vuelto a la práctica habitual como si nada hubiera pasado -destacó-. Y si bien estoy convencido de que no vamos a volver a tener ese nivel de carga, ahora hay que resolver cómo funciona el sistema de salud en la Argentina; tenemos que aprender de lo que nos pasó”.
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