En las últimas dos décadas, el número total de personas diagnosticadas de cáncer casi se duplicó, pasando de unos 10 millones de pacientes en 2000 a 19,3 millones en 2020. Actualmente, una de cada 5 personas en todo el mundo desarrollará cáncer durante su vida, si bien la previsión es que se van a incrementar los diagnósticos en los próximos años, llegando a duplicarse la incidencia en el año 2040.
El cáncer de mama es el más frecuente en mujeres y según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) superó al de pulmón como la forma más común de la enfermedad, representando casi el 12% de los nuevos casos a nivel mundial al año.
De allí que si siempre su detección temprana fue la clave para un mejor pronóstico, en el último tiempo sea clave.
En este contexto, de un tiempo a esta parte, cada vez más especialistas se valen de lo que en medicina se llama el screening o tamizaje personalizado, que consiste en determinar el riesgo de cada persona de tener -en este caso- un cáncer de mama, para decidir a qué edad comenzar con los estudios y que tipo de estudios son los adecuados para cada uno.
Sobre este tema se explayó el médico especialista en diagnóstico por imágenes Daniel Lehrer (MN 64586) en el XV Congreso Argentino e Internacional de Mastología que ayer y hoy lleva a cabo la Sociedad Argentina de Mastología (SAM).
“El screening o tamizaje personalizado se puede aplicar a todos los pacientes, pero actualmente se utiliza mayormente para identificar las pacientes con alto riesgo de tener cáncer de mama -precisó a Infobae el miembro de la SAM y director médico CERIM acerca del tema de su presentación-. Hoy en día también contamos con estudios de investigación para determinar si dentro del grupo de pacientes con bajo riesgo de cáncer de mama es posible que la mamografía pueda comenzar a realizarse a mayor edad y/o con intervalos mayores entre un estudio y otro”.
Acerca de cuál es la edad en la que hay que comenzar con los estudios en las pacientes de riesgo, Lehrer destacó que si bien puede haber leves diferencias entre las pacientes de alto riesgo de tener cáncer de mama, como regla general puede considerarse “comenzar a los 30 años con mamografía (idealmente tomosíntesis con mamografía sintetizada) y resonancia magnética con contraste, ambas anualmente”.
- ¿Cómo pueden identificarse tales pacientes de riesgo?
- Cada mujer puede corresponder a una de las siguientes categorías de riesgo de cáncer de mama: riesgo alto, riesgo intermedio o riesgo bajo (según la Asociación Norteamericana de Cáncer).
Al grupo de alto riesgo corresponden: mujeres con mutación genética conocida y sus familiares de primer grado aún no testeados genéticamente, mujeres que han realizado radioterapia en el tórax entre los 10 y 30 años y quienes padecen algunos síndromes raros en nuestro medio. Este grupo representa aproximadamente el 3 % de la población.
Para el resto de la población, el riesgo de tener cáncer de mama se determina con programas que luego de incorporar datos nos brindan, en porcentaje, las posibilidades de tener un cáncer de mama a lo largo de toda la vida (hasta los 80 años).
Entre los datos más importantes están: edad, antecedentes familiares de cáncer de mama (sobre todo si son de familiares de primer grado- madre, hija o hermana), haber tenido una biopsia con resultado de atipía y la densidad mamaria mamográfica.
Quienes tengan riesgo de 20% o más también corresponden al grupo de alto riesgo y representan aproximadamente el 5% de la población de mujeres en condiciones de realizarse estudios.
Quienes tengan entre 15 y 20% de riesgo a lo largo de su vida corresponden al grupo de riesgo intermedio. Incluye a quienes ya hayan tenido cáncer de mama o biopsias con resultado de atipía sin otros factores de riesgo. De acuerdo con el Colegio Norteamericano de Radiología estas mujeres deben realizar también mamografía y resonancia magnética con contraste anualmente a partir del momento del diagnóstico, especialmente si tienen mamas densas o su diagnóstico fue antes de los 50 años.
Quienes tienen riesgo menor al 15% a lo largo de su vida, corresponden al grupo de bajo riesgo.
Y sobre qué tipo de mamas requieren otros estudios, el experto describió: “Las mujeres que en la mamografía tienen alta densidad mamográfica (se ven más blancas que grises), también corresponden al grupo de riesgo intermedio, presentan mayor dificultad para encontrar carcinomas (también blancos en la mamografía) que pueden quedar ocultos. La alta densidad mamaria también representa mayor riesgo de desarrollar un cáncer de mama respecto de la mama mayormente compuesta por tejido graso (entre 4 y 6 veces)”.
“Por tal razón, es recomendable que quienes tengan mamas con categorías heterogéneamente densas o extremadamente densas en el informe mamográfico, completen su estudio con ecografía mamaria o resonancia con contraste, si tienen otros factores de riesgo asociados”, agregó.
En cada caso, el médico mastólogo es quien sabe cuáles son los factores de riesgo de cada paciente y le indicará certeramente qué estudios de screening realizar. En algunos centros de estudios mamarios ofrecen la posibilidad de realizar gratuitamente determinaciones de riesgo a mujeres con antecedentes familiares u otros factores de riesgo.
Finalmente, Infobae quiso saber cuál es la importancia del screening o tamizaje personalizado en el abordaje del cáncer de mama y cuánto incide en el tratamiento y posibilidad de superar la enfermedad la detección precoz.
“Las mujeres con alto riesgo de tener cáncer de mama, especialmente aquellas con mutación genética, presentan la enfermedad en un porcentaje significativamente más alto que el resto de las mujeres y a una edad más temprana -sostuvo Lehrer-. Cuando solamente se utilizaba la mamografía para estudiar estas pacientes, se tenía una sensibilidad (la capacidad para detectar los carcinomas) aproximada del 50% debido a la alta densidad y las características mamográficas de las lesiones. El compromiso de los ganglios axilares también era elevado”.
La capacidad de identificar estas mujeres y ofrecerles realizar resonancia magnética con contraste, por ejemplo, “permitió encontrar un número significativamente mayor de carcinomas, con menor tamaño y axilas sin compromiso, similares a los de la población de riesgo normal”.
En ese sentido, para el especialista, “la detección precoz o temprana, es decir cuando la enfermedad es pequeña, sin afectar los ganglios axilares, es uno de los marcadores de buen pronóstico conocido desde hace mucho tiempo, que no ha modificado su importancia a pesar de la aparición de numerosos factores pronósticos más modernos”.
“Un carcinoma de 10 milímetros con axila sin comprometer, tiene más de 90% de posibilidades de estar viva a los 10 años, aun cuando su lesión sea de las más agresivas -puntualizó-. También, la detección temprana permite mejorar la calidad de vida: en la mayoría de los casos con cirugías de menor envergadura, conservando la mama, con mínima repercusión en la axila (ganglio centinela) y con terapéuticas sistémicas de menor agresividad. Todo ello, sin duda permite una recuperación físico-psíquico-laboral más rápida”.
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