A inicios de agosto la Argentina comenzó la vacunación contra el COVID-19 en las personas de entre 12 y 17 años con enfermedades prevalentes. Para esto se utilizaron las partidas de inoculantes del laboratorio Moderna enviadas como donación por EEUU, la única apta en el país para ese rango etario. Mientras el gobierno y sus asesores de salud prevén extender la vacunación a los adolescentes sanos a partir de octubre, en otros países esta campaña ya comenzó.
“Se está trabajando para que en octubre esté consolidada la vacunación de los adolescentes entre 12 y 17 años”, dijo ayer la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti. Por ahora, sólo llegaron a la Argentina embarques de la vacuna Moderna, autorizada para su uso en menores de edad, y se estima que la recibieron unos 300.000 chicos con factores de riesgo y comorbilidades. En septiembre llegarían las primeras 580 mil vacunas de Pfizer, y según las estimaciones oficiales entre octubre y diciembre llegarían otras 19.500.000 que están contempladas en el contrato
En otros países, la realidad es diferente: en España se está avanzando desde los últimos días con la vacunación para adolescentes entre los 12 y los 15 años, mientras que en Estados Unidos, Canadá, y otros países de Europa ya se lleva adelante desde mayo pasado.
Esto implica que en el mundo sean ya hay millones los chicos que se encuentran protegidos contra el SARS-CoV-2. Las autoridades sanitarias y los expertos en epidemiología están informando al respecto para evacuar dudas de los padres inseguros ante la posibilidad de vacunar a su hijos. Y las opiniones generalizadas de los expertos es favorable a la vacunación de chicos de 12 a 17 años, ya que los beneficios son superiores a los eventuales riesgos.
El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomendó la vacunación. En ese país se está aplicando la Comirnaty (Pfizer & BioNTech), que según el gobierno llegará a la Argentina en setiembre, y Spikevax (Moderna). Ambas se encuentran avaladas por las agencias reguladoras internacionales para esta edad y para adultos.
El pediatra Fernando Moranga-Llop, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) dijo a Infosalus que no se han visto en los ensayos clínicos realizados en ambas vacunas ningún efecto secundario más que los demostrados en los adultos, que son el típico dolor en el lugar de la inyección, fiebre pasajera, dolor de cabeza y cansancio.
Respecto de los casos reportados de miocarditis y pericarditis constatados en algunos jóvenes de 15 a 30 años, indicó que se trata de casos aislados, muy poco frecuentes, y recordó que investigadores norteamericanos han estudiado el tema y han visto que “en niños varones de 12 a 17 la incidencia de miocarditis después de padecer COVID-19 era casi 6 veces superior que después de la vacunación, y en el caso de las mujeres era hasta 20 veces mayor después de la infección natural en relación a las vacunas”.
Por lo tanto, es seguro que los adolescentes se vacunen puesto que la miocarditis y la pericarditis ocurren “muy raramente tras la vacunación”, en cambio son “bastante más frecuentes” si se padece la infección natural por contagio desde otra persona infectada.
“En estos momentos la relación beneficio-riesgo es superior del lado de los beneficios, si bien habrá que esperar también y vigilar todos los efectos secundarios que se declaren y presenten, pero esto ocurre con esta vacuna, pero también con el resto de vacunas, al igual que con los fármacos que tomamos en el día a día, ya que las vacunas son un medicamento más”, destacó.
Moranga-Llop consideró que hay cuatro razones básicas por las cuales los adolescentes deben ser vacunados.
1 - La vacunación representa un beneficio directo. Los niños y los adolescentes tienen, en comparación con los adultos, una incidencia más baja de infección, y un riesgo menor de presentar formas graves de la enfermedad, así como de hospitalización y de ingreso a terapia intensiva. En consecuencia la mortalidad es también más elevada en los adultos. Pero en la etapa actual de la pandemia se ha registrado en muchos países tasas altas de contagios entre adultos jóvenes y en adolescentes.
2 - Los adolescentes, a pesar de tener formas leves o asintomáticas de COVID-19, pueden transmitir la infección a personas de su entorno, adultos e incluso personas con factores de riesgo. Por tanto, la vacunación en los adolescentes aporta un beneficio indirecto, aunque como se está demostrando, los vacunados también se pueden infectar, aunque es muy poco frecuente que pueden tener síntomas graves.
3 - También como beneficio indirecto, si el virus sigue circulando entre los adolescentes, porque es el grupo de población que queda sin vacunar, existe la amenaza de que aparezcan nuevas variantes porque estas son más frecuentes mientras haya circulación del virus. El peligro de las nuevas variantes es que pueden comportar una mayor contagiosidad y puede haber alguna que se escape a la inmunidad vacunal. Por tanto, es necesario que los adolescentes estén vacunados porque aportarían ese beneficio indirecto de contribuir a la inmunidad de grupo.
4 - Finalmente, habrá más seguridad en los entornos escolares que, en el caso de Argentina, estuvieron cerradas durante meses durante el año pasado y parte del actual para evitar los contagios.
“En un mundo globalizado, en la situación concreta de una pandemia, las vacunas deben llegar a todo el mundo por un deber ético, de solidaridad, de justicia social y de equidad vacunal. Además, hay que recordar que si no se protege a todo el mundo, los países con altas coberturas vacunales tampoco estarán protegidos”, advirtió el pediatra español.
Por eso, abogó por que todos los adolescentes menores de 12 años también sean vacunados en el futuro aún cuando la transmisión de la infección es baja entre los niños, si bien, tienen un papel importante como “transmisores de la enfermedad”, aclaró Moraga-Llop. Este grupo, en general se contagia en su casa, mientras en el adolescente la situación cambia por la mayor actividad social propia de la edad.
Cuando se lo consultó acerca de la necesidad de los adolescentes de ir acompañados a la sala de vacunación, el médico explicó que los que tienen 16 o más años de edad pueden acudir y aceptar la vacunación por sí solos, aunque es recomendable que vayan acompañados. Lo contrario debe ocurrir en el caso de los menores.
En julio pasado, la Sociedad Argentina de Pediatría había emitido una guía de consideraciones respecto de la vacunación para niños y adolescentes desde los 12 años:
1 - Aunque la población pediátrica haya demostrado no ser la más afectada en el marco de la actual pandemia COVID, los niños pueden enfermar y en algunas situaciones desarrollar formas graves de la enfermedad y complicaciones posteriores. Si bien los niños han demostrado ser menos transmisores del virus que los adultos, cuando presentan cuadros graves, poseen mayor carga viral y pueden transmitir la enfermedad.
2 - La vacunación pediátrica resulta ser una herramienta valiosa para lograr la inmunidad de rebaño frente a nuevas variantes del virus SARS-CoV2 que presentan mayor transmisibilidad. La vacunación del mayor porcentaje posible de la población es un recurso imprescindible para agrandar la barrera epidemiológica y poder controlar la pandemia”, explicaron desde la SAP
3 - La SAP ha jerarquizado siempre la importancia de las vacunas en la población pediátrica y ha trabajado de manera constante en la mejora de nuestro calendario de vacunación y en su cumplimiento. Las vacunas son un derecho.
4 - Existen actualmente muchas vacunas que están siendo administradas bajo condiciones regladas en el marco de estudios controlados de eficacia y seguridad en niños. Las vacunas de ARN mensajeros han sido las primeras en ser autorizadas para ser administradas en niños por la Food and Drugs Administration (FDA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
5 - Todas las vacunas con las que contamos actualmente contra el COVID-19 son seguras y efectivas.
6 - Las vacunas contra COVID-19 deberán ser administradas en niños y adolescentes bajo un estricto monitoreo de seguridad.
7 - Los niños deberán recibir esquemas completos de vacunación (dos dosis con el intervalo correspondiente al esquema de vacunación de cada tipo de vacuna).
8 - Los principales efectos secundarios vinculados con la vacuna COVID-19 a nivel local son dolor, enrojecimiento y tumefacción en el sitio de inoculación. Los principales efectos secundarios a nivel sistémico son: sensación de cansancio, dolores musculares, cefalea, fiebre y escalofríos, náuseas, vómitos
9 - El Center for Diseases, Control and Prevention (CDC) de EE.UU. reportó recientemente sobre una mayor cantidad de casos de miocarditis y pericarditis en adolescentes y adultos jóvenes después de haber sido vacunados contra COVID-19 con vacunas de ARN mensajero, especialmente en varones después de la segunda dosis y a partir del 4° día de la vacunación. La agencia regulatoria señala que al momento actual los beneficios conocidos y potenciales de la vacunación superan los riesgos conocidos y potenciales, incluido el posible desarrollo de miocarditis y pericarditis, por lo que se debe seguir recomendando la vacunación contra COVID-19 con estas vacunas en niños de 12 años o más.
10 - Resulta necesario realizar una consulta médica si los síntomas sistémicos permanecen más allá de 48 horas.
SEGUIR LEYENDO