La aparición del llamado “hongo negro” en pacientes con COVID-19 en India ya se ha convertido en una verdadera epidemia sobre la propia epidemia de coronavirus, pero ahora médicos británicos advirtieron que las infecciones fúngicas con diversos tipos de esos microorganismos se han detectado en pacientes graves por SARS-COV-2 en distintas partes del mundo y están resultando mortales.
Los médicos han descubierto que su mejor arsenal de herramientas para combatir el COVID-19 son los esteroides ya que son inmunosupresores, a la vez que para combatir las bacterias propias de los entornos hospitalarios aplican antibióticos de amplio espectro, incluidos los pacientes con coronavirus.
Justamente es esta combinación de medicamentos en pacientes con pulmones muy debilitados por el COVID-19, con sistemas inmunológicos deteriorados y bacterias buenas y malas eliminadas por antibióticos dejó a los pacientes críticamente enfermos expuestos a mohos y esporas.
Los hongos se encuentran en todas partes, tanto en el suelo, como en el agua, el aire, las heces y la piel humana. Por lo general, el elaborado sistema inmunológico adaptativo de las personas es lo suficientemente repelente, pero cuando ese escudo se debilita por una enfermedad, afecciones congénitas o la edad, son mucho más vulnerables a los asaltantes microscópicos.
“Es una tormenta perfecta y desafortunada para estos organismos, y lo estamos viendo”, sostuvo Tom Chiller, jefe de la División de Enfermedades Micóticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), con sede en Estados Unidos.
India es la región más afectada por la aparición de hongos en pacientes graves de coronavirus e incluso, en ese país, antes de la pandemia, se estimaba que las tasas de infección por mucormicosis del “hongo negro”, poco común y letal, eran allí unas 70 veces más altas que en el resto del mundo . Con COVID-19, creció una nueva epidemia, impulsada en parte por el uso masivo de esteroides en los hospitales y una alta proporción de pacientes susceptibles con diabetes no controlada.
Los científicos ahora dicen que han surgido informes de otras infecciones fúngicas, causadas por patógenos como Aspergillus y Candida auris , en pacientes hospitalizados con COVID-19.
La aspergilosis es una infección fúngica común, que a menudo se observa en combinación con la gripe, pero ahora se ha observado en pacientes con COVID-19 gravemente enfermos en todo el mundo, especialmente en EEUU, Reino Unido, Francia , Pakistán y, por supuesto, la India.
Una meta-revisión reciente de 19 estudios observacionales de pacientes con COVID-19 hospitalizados de varios países mostró que la incidencia general de aspergilosis pulmonar asociada a SARS-CoV-2 fue del 13,5% de 1.421 pacientes, con un rango de 2,5% a 35%.
Lo alarmante es que, aún cuando los médicos usaron en forma generalizada antifúngicos, casi la mitad de los infectados murieron.
“Esencialmente, cuanto más daño hay en el pulmón por un virus, más probabilidades hay de contraer una infección por hongos”, remarcó Darius Armstrong-James, médico y profesor clínico principal de enfermedades respiratorias por hongos en el Imperial College de Londres.
“Y el problema con las infecciones por hongos es que son mucho más letales que las infecciones bacterianas. Son difíciles de tratar, de diagnosticar y causan mucha más mortalidad “, manifestó.
Armstrong-James, quien también dirige la unidad de enfermedades fúngicas en el Hospital Royal Brompton, estimó que aproximadamente del 10% al 15% de los pacientes con COVID-19 críticamente enfermos han contraído aspergilosis en hospitales del Reino Unido, basándose en su propio trabajo como médico.
La situación se agrava porque diagnosticar la aspergilosis es difícil en los casos de COVID-19 porque implica tomar muestras de líquido de los pulmones, que es una rutina en Europa y América del Norte, pero no en otros lugares, aseguró David Denning, profesor de enfermedades infecciosas y salud global en la Universidad de Manchester.
“Algunas personas no querrán tomar ese líquido, porque existe el riesgo de que (el virus que causa) COVID salga al aire en la unidad de cuidados intensivos e infecte a las personas que realizan el procedimiento. Hay una renuencia a hacer un diagnóstico “, agregó Denning.
“La mucormicosis es muy visible”, precisó, “los pacientes se ven terribles, tienen estas áreas negras en la cara, están perdiendo el ojo, necesita una cirugía a lo grande, se ve terrible”, describió. “Un paciente con aspergilosis simplemente está enfermo con un ventilador y ya tiene una enfermedad pulmonar grave con COVID. Y si luego mueren, entonces todo se atribuye a COVID “, manifestó.
Dados estos obstáculos, es “extremadamente probable” que el recuento de los casos de aspergilosis esté por debajo de los números reales, agregó.
La tendencia de estas infecciones en los pacientes hospitalizados con COVID-19 es lo suficientemente grave como para justificar la administración profiláctica de tratamientos antimicóticos, como hacen los médicos con los antibióticos. Se están realizando investigaciones para evaluar la viabilidad de ese enfoque, dijo Denning.
Chiller estimó que aproximadamente la mitad de las personas infectadas con mucormicosis tienden a morir, y la aspergilosis puede ser igualmente mortal, especialmente en pacientes de cuidados intensivos con COVID-19.
“Lo importante es pensar en hongos”, dijo en referencia a los médicos que tratan a este tipo de pacientes. “Si no lo piensa, no lo va a diagnosticar, no lo va a tratar, no va a salvar vidas”, alertó.
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