Qué es y para qué sirve comprender el índice de positividad en los testeos por COVID-19

Se trata de un termómetro para conocer la situación epidemiológica que presenta la Argentina frente a la segunda ola. La visión de los especialistas consultados por Infobae

Guardar
Según la OMS, la tasa
Según la OMS, la tasa de positividad debe estar por debajo del 10% (Adrián Escandar)

Este lunes la Argentina presentó una tasa de positividad diaria del 18,89%, una cifra notablemente más baja que las registradas días y semanas anteriores. Ahora bien, ¿qué significa esto? En el último reporte, el Ministerio de Salud comunicó 15.920 nuevos casos de un total de 84.298 testeos diagnósticos realizados durante esta jornada. La variable del índice de positividad diaria entonces resulta de dividir los nuevos casos del día entre los tests diagnósticos de ese mismo periodo.

Asimísimo, los expertos monitorean, aunque resaltan que en menor medida, el índice de positividad acumulado, que es el promedio de estos números desde el primer caso de coronavirus en Argentina. En este sentido, este indicador fluctúa en torno del 32,88%, presentando un leve aumento, pero con altas y bajas diarias.

El porcentaje de test positivos sobre el total que se realizan (positividad) es un factor clave para saber si se están escapando casos de coronavirus, coinciden los expertos.

El centro de testeo COVID-19
El centro de testeo COVID-19 de Costa Salguero, ciudad de Buenos Aires (REUTERS/Matias Baglietto)

Asi lo explicó Sandra Crucianelli, periodista coordinadora de la Unidad de Inteligencia de Datos de Infobae: “La tasa de positividad más baja la tuvimos el 16 de abril, con un 24,38% y desde ese momento ha ido en aumento, con altas y bajas diarias. La acumulada ronda el 33%, pero la que se monitorea en Nación es la diaria”.

“Es un indicador que varía mucho porque depende de la cantidad de test que se hacen en el día, que cambia todo el tiempo, ya que por ejemplo los fines de semana, bajan mucho”, precisó y añadió: “influye también el número de casos diarios, ya que en los últimos días han ido tendiente a la baja y cambiando mucho también”.

Para Crucianelli, “un dato que sirve para poner en contexto es la cantidad diaria de test por millón de habitantes, aunque sólo hay una política de testeos masivos en algunas jurisdicciones, motivo por el cual crece muy lento”.

La tasa de residentes y
La tasa de residentes y positividad de casos COVID-19 en la ciudad de Buenos Aires, al 1 de mayo

Según Jorge Aliaga, físico e investigador de la UBA y el Conicet, “el índice de positividad da una idea de la capacidad a la hora de detectar casos. Cuanto mayor es la positividad se detectan menos casos leves. Lo ideal es que haya una positividad menor al 10%”.

“Pero para lograr eso, por cada caso con síntomas hay que identificar muchos contactos estrechos y testearlos. Si por la gran cantidad de casos con síntomas es imposible rastrear a los contactos estrechos, se termina testeando sólo a personas con síntomas, y la positividad sube”, precisó el experto a este medio.

Aliaga amplió en diálogo con este medio: “Cuando esto pasa se pierde la capacidad de detectar y aislar a los asintomáticos que ya están contagiando, y es muy difícil bajar los casos, quedando como única posibilidad bajar la circulación de las personas. Ahora observamos que la positividad subió con la suba de casos de marzo”.

Rodrigo Quiroga, bioquímico, doctor en Ciencias Químicas, bioinformático e investigador del Conicet y Universidad Nacional de Córdoba, explicó a Infobae: “Es sumamente complicada esta variable. El índice de positividad depende de la indicencia relativa de COVID-19 frente a otras enfermedades que producen síntomas similares”.

La tasa de residentes y
La tasa de residentes y positividad de casos COVID-19 en la provincia de Buenos Aires, al 1 de mayo

Tiene que ver con la capacidad del sistema de diagnóstico de dar a basto para poder testear a todas las personas que cumplan con la definición de caso sospechoso por coronavirus. Están bajando los contagios lentamente, pero hace un par de semanas muchas personas que tenían síntomas leves, iban a testearse, veían una cola muy larga de gente para realizar la prueba diagnóstica y se volvía a su casa sin testearse. A medida que aumentan mucho los contagios, perdemos la capacidad de detectar casos leves”, precisó el experto que sigue la evolución de los casos por coronavirus en el país desde el comienzo de la pandemia.

Y agregó: “La positividad acumulada no tiene mucho sentido porque la cantidad de testeo diaria ha variado mucho día a día y en cada provincia. Es la cantidad de casos positivos en relación a los testeos totales desde que comenzó la pandemia, el primer caso en la Argentina. Es la mejor variable para ver que si mientras más sube la positivdad, es un claro signo de que nos estamos perdiendo de detectar a un montón de casos leves”.

Quiroga especificó que este parámetro depende mucho de la estrategia de testeo que se aplica. Si uno mira la positividad de la Ciudad de Buenos Aires, ronda por ejemplo el 25-28%, pero era mezclando todos los tipos de testeos, mientras que para casos sospechosos rondaba el 55%. Es difícil comparar entre provincias ya que algunas hacen una búsqueda más activa -cosa que está muy bien- versus otras que no lo hacen y complican el análisis.

La relación entre los testeos
La relación entre los testeos y la positividad a lo largo de las semanas

Hay una leve tendencia a la baja, lo que nos indica que las restricciones del 8 y del 14 de abril están teniendo un efecto sobre la curva. Estas medidas se acoplan al comportamiento social, en donde se ha tomado conciencia de la gravedad de la situación y todo esto ayuda a que lentamente bajen los casos y el porcentaje de positivdad en los testeos”, detalló.

Sin embargo, para Quiroga, “la circulación viral todavía es muy alta, por lo cual necesitamos bajar rápidamente el número de contagiados diarios”.

El testeo no sirve de nada por sí solo. Es importante encontrar a los positivos pero lo que frena el contagio es lograr que se aíslen y poder aislar a sus contactos estrechos también. En este punto es donde hemos fallado en la Argentina sobre todo en noviembre, diciembre y enero, que era el momento para poder hacer este trabajo de manera eficaz”, resaltó el especialista en bioinformática.

Y concluyó: “Cuando los casos explotan se necesitan otro tipo de medidas. Fallamos en poder aislar a los contactos estrechos y en comunicar la importancia de que esto suceda, era lo que si se cumplía y se hacía bien”.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar