El uso del barbijo es una de las medidas de prevención del COVID-19 que la sociedad más rápido adoptó e incorporó a sus hábitos de cuidado. Sin embargo, en quienes usan este elemento de protección durante muchas horas al día en sus actividades puede volverse un impedimento para la comunicación con otras personas.
Y si pensamos que quienes más los usan son médicos, docentes y alumnos en pleno proceso de aprendizaje, la existencia de algo que interfiera entre el emisor y el receptor puede complicar la normal interacción entre las personas.
“La voz es un instrumento de trabajo y un medio de comunicación; en el proceso de fonación intervienen varios sistemas: se produce con los músculos que están en la garganta, el aire pasa por las cuerdas vocales y las hace vibrar, lo que provoca una resonancia en las cavidades de la cara, y luego se articula en la boca”. La licenciada en Fonoaudiología Micaela Méndez (MN 8110) comenzó a explicar a Infobae que “en el proceso participa el cerebro que coordina todo eso y la audición que de manera indirecta controla lo que uno dice”.
Y tras resaltar que “a través de la palabra se expresan emociones, cómo somos y quiénes somos”, la especialista señaló que “si alguien no escucha bien va a aumentar el volumen de su voz, si no modula bien las cuerdas vocales se cansarán más, si no se tiene buena capacidad respiratoria para dosificar el aire no se producirá buen sonido y si no se puede proyectar por el aparato fonatorio también se altera el resultado final”.
Está claro entonces que las cualidades de la voz pueden alterarse por diferentes factores. Y en este punto Méndez destacó que “el barbijo tapa, limita la información porque además no se ve completamente la cara de quien habla y no deja proyectar la voz”. “En la pandemia notamos que se incrementó la disfonía”, aseguró.
Iris Rodríguez es médica otorrinolaringóloga (MN 64010) y una de las fundadoras de la Sociedad Argentina de la Voz y en diálogo con este medio reconoció que “el uso de los barbijos o máscaras de protección dificulta claramente la comunicación, tanto para el emisor como para el receptor del mensaje”. “Para el que habla altera negativamente la energía que pone al hablar -explicó la especialista del Hospital Italiano-. Como la voz no sale con la energía que pone la persona, el que escucha recibe esa dificultad y el emisor tiene que elevar el volumen, esto es, hacer un esfuerzo extra para poder vencer esa barrera”.
“Y esto sostenido a lo largo del día genera un aumento del esfuerzo muscular no sólo del cuello y la laringe sino de espalda”, detalló, al tiempo que advirtió que “hay toda una alteración de la fisiología de la producción vocal y como consecuencia el malestar, el disconfort y una potencial patología de la voz”.
Ante esta cuestión que no es posible cambiar, en referencia al uso del barbijo, la especialista enfatizó que se debe “reevaluar qué tipo de tapabocas es el mejor para obviar la máscara de acetato que frena muchísimo la energía del sonido”.
Cuando aparece la disfonía ya es tarde: señales de alerta para estar atentos
La especialista en Otorrinolaringología señaló que “al presentarse la disfonía ya se está en presencia de una alteración de la voz”.
Y enumeró otras señales que detectadas oportunamente pueden ser evaluadas por especialistas en materia: “Picazón o ardor en la garganta, carraspera (necesidad de aclarar la garganta), sensación de cuerpo extraño, dolor o tensión en el cuello, sensación de agotamiento vocal (deseo de no querer hablar más)”.
Y consultadas acerca de qué hacer para mejorar estas cuestiones, las especialistas dieron una serie de recomendaciones para poner en práctica.
“En primera instancia, se debe consultar con un otorrino para que a través de una fibroscopia evalúe el estado de las cuerdas vocales -aconsejó Méndez-. El tratamiento en caso de ser necesario consiste en ejercitación de respiración, postura, articulación, modulación o resonancia”. “Existe un menoscabo vocal y la voz es nuestro principal medio de comunicación; cuando la voz no está bien algo indica”.
Para Rodríguez, “lo importante es entrenar a las personas haciendo énfasis en no aumentar el volumen si no en mejorar la modulación y articular exageradamente para que el sonido se escuche más”. “Hablar pausadamente es un buen consejo para conservar el volumen”, agregó.
Aprender a tener una buena coordinación fono respiratoria para poder aprovechar el aire que se toma y mirar a los ojos al hablar son otras de las recomendaciones que dio la especialista. A lo que agregó: “Es muy importante poder usar los micrófonos naturales que tenemos para mejorar la cualidad de la voz; usar las cavidades aéreas de resonancia donde la voz se amplifica, como los senos paranasales, la nariz y el paladar. El paso siguiente será mejorar la proyección de ese sonido para que llegue más lejos. Esos pasos básicos para una buena emisión vocal se aprenden y se entrenan”.
En este punto coincidió la cantante y coach vocal Gabriela Laguzzi, para quien “es fundamental que las personas empiecen a activar su conciencia acerca de lo que hicieron toda la vida de una manera”. “Tal vez alguien toda la vida dio clases o habló varias horas por día con sus pacientes, pero ahora realmente tiene que concientizar su postura, su hidratación, su articulación, su tendencia inspiratoria”.
“En general la gente tiene muchos problemas posturales, incluso los niños que están muy contracturados y empiezan a tener menos elongación y contracturas severas -observó la especialista que el 30 de abril dará un workshop de conciencia y profilaxis vocal destinado a personas que utilizan su voz como instrumento de trabajo-. Hace 20 años que doy clases y nunca vi que la gente llegue como lo hace en este momento desde lo postural y desde la debilidad muscular en general, que impide tener una mejor emisión, apoyo y fortaleza vocal”.
Para ella, “el uso del barbijo no es una circunstancia sana para quien se desempeña hablando en público” y entre los elementos técnicos que puedan ayudar a la amplificación vocal señaló “el registro de la tendencia inspiratoria, el espacio en las palabras, activar la mandíbula, la lengua, poner el cuerpo y no solamente que la voz salga con una articulación chica como se habla en general en la vida diaria”.
Hábitos y rutinas para una voz saludable
Méndez remarcó que muchos rutinas beneficiosas para la salud en general, lo son también para una voz vital. Y enumeró: “Tomar dos litros de agua por día para que estén lubricadas las cuerdas vocales y dormir bien para que descansen; tener una buena alimentación (una dieta balanceada rica en proteínas porque no olvidemos que las cuerdas vocales son musculos) y reducir el consumo de café, mate, picantes, comida chatarra, todos alimentos que generan reflujo gastro esofágico que lesiona las cuerdas vocales, no fumar ni estar expuesto al cigarrillo”.
A lo que Laguzzi agregó: “Hidratación y lubricación constante (además de agua, propóleo, jengibre, miel), chequear constantemente la postura al estar sentado o parado, no hablar con el cuello hacia arriba, elongar espalda, lumbares, cervicales, cuello, mandíbula, lengua, velo de paladar (bostezo) para hacer “espacio” en el propio cuerpo, que es un gran resonador, en caso de mucho esfuerzo diario hidratar las cuerdas vocales mediante baos (vapor) periódicamente, hacer silencio, reposar la voz”.
El Día Mundial de la Voz se celebra desde 2003 por iniciativa del entonces presidente de la Sociedad Brasilera de Laringología y Voz, Nedio Steffen, después de haber comprobado que muchas de las personas que padecían disfonías pensaban que eso era normal o bien lo atribuían a una característica natural de su voz.
El lema de este año es “Un mundo, muchas voces”, y en el marco de esta celebración, la Sociedad Argentina de la Voz realiza una serie de actividades entre las que se destaca una campaña de atención libre y gratuita de patologías de la voz.
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