A la carrera contra el tiempo en busca de una vacuna segura y eficaz para prevenir el coronavirus, le siguió la de la adquisición y distribución equitativa por parte de los países de un bien tan preciado, en medio de una pandemia que desató de manera implacable la segunda ola en todo el mundo.
A la Argentina llegaron hasta el momento 7.266.500 dosis de diferentes formulaciones. Según supo Infobae vía el Ministerio de Salud de la Nación, esos más de siete millones se componen de 4.470.200 de la vacuna Sputnik V elaborada por el Instituto Gamaleya de Rusia (de ese total, 3.410.045 corresponden al primer componente y 1.060.155 al segundo), 798.400 dosis de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca (de las cuales 580.000 fueron la formulación Covishield producida en la India y 218.000 las que llegaron a través del mecanismo Covax) y finalmente 2.000.000 de dosis de la vacuna del laboratorio Sinopharm fabricadas en China.
De ese total, 6.489.846 dosis (89,31%) fueron distribuidas a todas las jurisdicciones del país y 4.771.214 (65,66%) ya fueron aplicadas a los grupos que la cartera sanitaria en conjunto con la Comisión Nacional de Inmunización (Conain) definieron como “prioritarios” a ser inmunizados.
Al desagregar los datos se observa que 1.533.360 de dosis corresponden a las y los trabajadores de salud, esto es, el 21,10% del total de las dosis fue destinado al personal que se desempeña en la primera línea de lucha contra la pandemia. Por otra parte, 2.406.134 dosis (33,11%) se aplicaron a mayores de 60 años, 222.614 (3,06%) a personas de 18 a 59 años con factores de riesgo, 607.923 (8,36%) al personal estratégico (fuerzas de seguridad y armadas, docentes y personal no docente de todos los niveles educativos, responsables del funcionamiento del Estado y personal del Servicio Penitenciario) y 1.183 (0,01%) a otros.
Tal como detalla el Monitor Público de Vacunación, el registro online del Ministerio de Salud que muestra en tiempo real el operativo de inmunización en todo el territorio argentino, del total de las vacunas aplicadas en el país, 4.064.154 personas recibieron la primera dosis y 707.060 completaron el esquema de dos dosis.
El plan de vacunación para COVID-19 arrancó en la Argentina el 29 de diciembre pasado en el Hospital Posadas. Primero las vacunas se empezaron a aplicar en el personal de la salud, como grupo priorizado. Pero hoy el cronograma del plan sufrió demoras, y aumenta la ansiedad en la que gente, especialmente en las personas con mayor riesgo de complicaciones, que se pregunta cuándo será el momento del acceso a la vacuna, y en un momento en que, como la propia ministra de Salud, Carla Vizzotti manifestó esta semana “la segunda ola es un hecho”, y crece el temor por las nuevas variantes del coronavirus que ya circulan en el país.
Consultadas por el ritmo de vacunación y la cantidad de dosis administradas por día, fuentes de las carteras sanitarias porteña y nacional coincidieron en reconocer que “el número de aplicaciones se va escalando de acuerdo a la disponibilidad de dosis”.
“No hay continuidad en la aplicación porque los embarques llegan de manera discontinua, aunque es verdad que en los últimos días logramos un mejor ritmo, pero siempre con picos y valles en las aplicaciones diarias”, remarcaron.
Todo indica que el final de esta primera etapa de vacunación que busca reducir la mortalidad por COVID-19 aún no tiene una fecha precisa porque dependerá de los envíos de los laboratorios que ya se comprometieron a entregar dosis.
“Prometer fechas del fin de la vacunación no sería correcto hoy porque depende del envío de parte de los laboratorios extranjeros, y no del Ministerio de Salud de la Nación. Hay proceso logístico desde que llegan las dosis a la Aduana de Argentina, el control del Instituto Nacional de Medicamento, y el envío a cada jurisdicción. En cada provincia, se hace un plan. No sería recomendable decir fechas porque no se saben fechas exactas de entregas”, dijo a Infobae Maximiliano Nitto, abogado especializado en derechos humanos y salud, es el representante de la Defensoría del Pueblo de la Nación en la Comisión Nacional de Inmunización, que es un órgano independiente del Ministerio de Salud de la Nación.
Y lo cierto es que así lo demuestran las cifras: el ritmo de vacunación fue en aumento en las últimas jornadas, ya que el lunes 5 de abril se aplicaron 143.367 vacunas, el martes 6 167.644 personas recibieron su dosis, y ayer miércoles 7 se colocaron 199.395 vacunas, cifra con la que se alcanzó el récord de aplicaciones en un día.
El objetivo de las autoridades sanitarias es en las próximas tres semanas cubrir al mayor número de personas con riesgo de presentar casos graves y fallecer. Y en simultáneo, fortalecer las medidas de prevención como el uso de barbijo, la distancia social mínima de dos metros, la ventilación constante y cruzada y el lavado frecuente de manos.
En esa línea se había manifestado la ministra Vizzotti este martes en una conferencia de prensa en la que alertó sobre un “aumento sostenido y acelerado de casos”, y apeló al compromiso de la sociedad para “en las próximas semanas bajar la transmisión para poder vacunar a quienes tienen más riesgo y poder bajar la mortalidad”.
Detalles de las tres vacunas que se aplican en la Argentina
Sinopharm
La vacuna SARS COV-2 desarrollada por Sinopharm en colaboración con el Laboratorio Beijing Institute of Biological Products de China es una vacuna “inactivada”, lo que significa que porta una versión del virus alterada genéticamente que le impide reproducirse y desarrollar la enfermedad, pero que genera una “respuesta inmune en el organismo con capacidad protectora”. Contiene una versión muerta del germen que no produce enfermedad pero genera anticuerpos y que ya se utiliza en varias vacunas como las de la gripe, hepatitis A, polio y la rabia. Es la primera vacuna en utilizar un inmunógeno proteico. Esencialmente, es una vacuna COVID-19 inactivada con virus completo, un enfoque diferente de lo que están haciendo otros candidatos avanzados.
Consultado por Infobae, el biólogo y doctor en ciencias Federico Prada explicó que “la tecnología aplicada en esta vacuna consiste en la utilización de virus inactivado obtenido de pacientes de Wuhan, que fue aislado en células Vero en cultivo”. “Esa amplificación fue inactivada y utilizada para realizar clarificada, es decir, como si estuviera purificado el virus y usada para la inmunización”, agregó el director de la licenciatura en Bioinformática y la licenciatura en Biotecnología de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
“Son virus que crecen en células Vero que pertenecen a un linaje celular utilizado en cultivos celulares (el linaje Vero fue aislado a partir de las células epiteliales del riñón de un mono verde africano). Y luego de tener una cierta carga viral, la vacuna se inactiva a través de métodos químicos y luego se prepara para su aplicación. Esta plataforma ya se probó con éxito en la vacuna de la hepatitis A y la de la polio, por ejemplo”, indicó en diálogo con este medio el infectólogo y asesor del gobierno nacional Eduardo López (M.N. 37.586).
Por su parte, la presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), Florencia Cahn (M.N. 114.399), sostuvo: “Utilizan un virus que está previamente inactivado de modo que el virus no provoca la enfermedad pero sí genera una respuesta inmune”.
Para el presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), Omar Sued (M.N. 91.262), “es la forma más tradicional de hacer vacunas históricas. Limita un poco la producción de vacunas a nivel mundial por el método, y además tiene la ventaja de que la conservación de esta vacuna es mucho más fácil porque es de 2 a 8 grados”.
Sputnik V
Sputnik V utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. No posee ningún elemento del coronavirus en su composición, se presenta en forma liofilizada, es decir, como un polvo que se mezcla con un excipiente para disolverlo y luego administrarlo por vía intramuscular.
El fármaco utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. Sin embargo, Sputnik V no contiene adenovirus humanos vivos, sino vectores adenovirales humanos que no son capaces de multiplicarse y son completamente seguros para la salud.
Los “vectores” son vehículos que pueden introducir material genético de otro virus en una célula. El gen del adenovirus, que es el causante de la infección, se sustrae y en su lugar se inserta un gen con el código de la proteína de otro virus. El elemento insertado es seguro para el organismo y ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección.
La vacuna Sputnik V tiene un conjunto de características únicas que la convierten en una de las vacunas más competitivas del mundo. El 14 de diciembre el Centro Gamaleya y RDIF anunciaron los resultados del análisis de los datos del tercer y último punto de control de los ensayos de Fase III, publicados en la revista científica The Lancet, y con datos a 21 días después de que los voluntarios recibieran la primera dosis de la vacuna.
La efectividad de la vacuna Sputnik V fue del 91,4%, dato que se confirmó en cada uno de los tres puntos de control de los ensayos clínicos. Asimismo, la eficacia de la vacuna Sputnik V contra casos graves de infección por coronavirus fue del 100%. Entre los casos confirmados de infección por coronavirus, se registraron 20 casos graves en el grupo de placebo, mientras que no se registraron casos graves en el grupo que recibió la vacuna.
El infectólogo argentino Omar Sued, presidente de la Sociedad de Infectólogos de Argentina, puntualizó: “El artículo, publicado en The Lancet, confirma los resultados exitosos y proporciona información adicional sobre la eficacia y seguridad de esta vacuna en diferentes subgrupos. Desde el punto de vista de la salud pública, la eficacia de la vacuna fue muy alta. El perfil de seguridad fue muy bueno. La difusión de esta información es vital para informar sobre la ampliación y el despliegue de esta vacuna en todo el mundo”.
Covishield
La vacuna denominada “COVISHIELD/ ChAdOx1nCoV-19 Corona Virus Vaccine - Recombinant” es producida por Oxford-AstraZeneca en el Serum Institute of India, el mayor fabricante de vacunas del mundo, que produce a razón de más de 50 millones de dosis al mes.
Está compuesta de una versión debilitada de un virus del resfriado común (conocido como adenovirus) de chimpancés y se ha modificado para que se parezca más al coronavirus, sin causar enfermedades. Como toda vacuna, cuando se la inyecta en el organismo, hace que el sistema inmunológico comience a producir anticuerpos y lo prepara para atacar cualquier infección por coronavirus. La misma se administra en dos dosis con entre cuatro y 12 semanas de diferencia.
Según su fabricante, se puede almacenar de manera segura a temperaturas de entre 2 °C y 8 °C, aproximadamente lo mismo que una heladera doméstica, y se puede administrar en entornos de atención médica existentes, como los consultorios médicos o farmacias, por lo que constituye una gran ventaja frente a competidores como la de Pfizer-BioNTech, que actualmente se administra en varios países, y debe almacenarse a -70 °C, moviéndose un número limitado de veces.
Los ensayos clínicos internacionales de la vacuna Oxford-AstraZeneca demostraron que cuando las personas recibieron media dosis y luego una dosis completa, la efectividad alcanzó el 90%.
La vacuna producida en India fue aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), que contó “con toda la información según lo establecido por el procedimiento para la autorización de emergencia, en relación con el cumplimiento de los estándares requeridos de las plantas elaboradoras, el desarrollo y la elaboración de los productos, su certificación en el país de origen y el cumplimiento de los estándares de calidad”, según comunicaron las fuentes oficiales.
India es un gran productor de medicamentos y, también de vacunas con investigación propia. En agosto de 2020 constituyó un Grupo Nacional Experto para la Administración de la Vacuna contra el COVID-19 con el objetivo de coordinar la contratación y distribución de vacunas.
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