La segunda ola de COVID-19 ya empezó en la Argentina. Se registró una subida de la curva de casos diarios de manera sostenida durante las últimas cuatro semanas en la ciudad de Buenos Aires, y en nueve provincias. La situación se produce en el contexto en que se han detectado casos con las nuevas variantes en diferentes provincias, y aún la cantidad llegada de las dosis de vacunas compradas no permitió completar la inmunización a la población de mayor riesgo de complicaciones y muertes y al personal estratégico del país, como médicos y enfermeros. Además, el contexto regional de Brasil, Paraguay y Chile es crítico, y Uruguay adoptó medidas para controlar el avance del virus.
Durante las últimas cuatro semanas, se han notificado más casos diarios de personas con la infección por el coronavirus en Ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Tucumán, Entre Ríos, Corrientes, San Juan, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago del Estero, y Tierra del Fuego. Según comentó a Infobae el investigador en bioinformática del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba, el doctor Rodrigo Quiroga, que analiza los datos de vigilancia epidemiológica del Ministerio de Salud de la Nación, “son casi cuatro semanas de crecimiento de casos confirmados en 10 jurisdicciones. La curva va aumentando lentamente y de manera consistente”.
En el caso de la ciudad de Buenos Aires, el 10 de febrero se habían registrado 887 casos diarios. El 4 de marzo, 605 casos. Pero el 23 de marzo se notificaron 895 casos diarios. Es decir, los casos diarios aumentaron 48% en la ciudad de Buenos Aires en tan solo 19 días.
En tanto, en la provincia de Buenos Aires, hubo un incremento del 31 de los casos diarios de COVID en 19 días. Se reportaron 2462 casos el 4 de marzo pasado, pero crecieron a 3223 casos diarios el 23 de marzo. En la provincia de Tucumán, los casos diarios aumentaron el 112% y en la provincia de Santa Fe, el 36%.
Tras el análisis de los datos, el investigador Quiroga sostuvo: “Hay que actuar pensando que estamos en la segunda ola y que puede pasar lo peor. Por lo cual, hay actuar ya. Porque si no se toman medidas, la pandemia se volverá más difícil de controlar”. Además, el científico dijo que “lo que está ocurriendo calza perfecto con un virus que cada vez se transmite mejor, por lo cual preocupa”.
La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, también reconoció que hay una segunda ola. Aseguró hoy que “estamos en situación de alerta desde hace semanas, no solo por los números de Argentina, sino también por la situación global” y admitió que se estudian restricciones por franjas horarias y diferir la segunda dosis para vacunar a la mayor cantidad de personas antes de la llegada de las bajas temperaturas. “Hay varias jurisdicciones que registraron aumento de contagios comparativo con las últimas semanas, el día de ayer hay que evaluarlo en el contexto, un solo día no es tendencia, hoy es feriado, hay que hacer el promedio semanal, pero las regiones más pobladas han tenido más casos de coronavirus”, reconoció la funcionaria en declaraciones a radio La Red.
En tanto, la doctora Mirna Biglione, investigadora en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y sida, que depende la Universidad de Buenos Aires y el Conicet, y miembro de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, dijo a Infobae: “La curva había empezado a subir en diciembre con las fiestas, viajes a visitar a familiares, luego se quedó en esa meseta, y ahora está volviendo a subir”.
Para Biglione, “el riesgo es grave porque Argentina está lejos de lograr la inmunidad de rebaño y cada vez tenemos más actividad de las personas, con más reuniones en lugares cerrados y escasa ventilación. Se debería intensificar la comunicación efectiva sobre la importancia de cuidarnos y cuidar al otro”. Resaltó: “Usar barbijo de manera adecuada desde la nariz al mentón, mantener distanciamiento físico, y respetar el aislamiento en casos de padecer síntomas leves o de contactos estrechos con sospecha de COVID-19 son acciones que hay que respetar y que están basadas en la solidaridad”.
Biglione forma parte del grupo de científicos que firmó una carta pública para pedir a las autoridades sanitarias de Argentina que implementen restricciones en las fronteras y cuarentenas estrictas para quienes retornan de zonas con brotes. Explicó que esas medidas “serían para al menos enlentecer el avance de nuevas variantes de COVID-19 mientras la población de riesgo de complicaciones por la enfermedad acceda a la vacunación”. Además, advirtió que “exigir un test de PCR al llegar al país no es suficiente. Porque un resultado negativo hoy puede ser de una persona con carga de virus tan baja que es indetectable. A los pocos días, la misma persona puede ser diagnosticada con el virus”.
La segunda ola de COVID-19 en Argentina se da en un momento complicado, ya que aún el plan de vacunación está demorado por la escasez de vacunas. Días atrás, el médico infectólogo Roberto Debbag había precisado en diálogo con Infobae que “en la Argentina se necesitan por lo menos 15 millones de dosis para poder dar la primera dosis al menos a los 7,4 millones mayores de 60 años y alrededor de 5 millones de personas con comorbilidades”.
“Si se vacuna a ese universo de alrededor de 13 millones de personas se disminuye la mortalidad, que es en definitiva lo que se busca. Porque el derrame viral va a producir una catástrofe sanitaria, y no será el mismo efecto que vivimos el año pasado y que llevó a las terapias intensivas al 80% de ocupación. El efecto de estas variantes según lo que se está documentando en el mundo es mucho más grave”, afirmó Debbag.
En base a la dispersión, el modelado y la detección, la variante P1 genera mayor número de contagios: sería hasta 2,4 veces más transmisible que el virus que circulaba. “El otro flanco es el escape inmune. Las personas que ya tuvieron COVID-19 tienen más riesgo de infectarse de nuevo por la circulación de P1”, afirmó a Infobae el doctor Humberto Debat, investigador en virología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en la provincia de Córdoba, quien citó un estudio científico que demuestra que el linaje P1 aumenta el riesgo de reinfección entre el 25 y el 60%.
El desarrollo de la segunda ola se produce en un momento particular con la escasez de dosis, la falta de protección de las personas con mayor riesgo de mortalidad, y la fatiga y el relajamiento de muchos que ya no cumplen con los cuidados como el uso del barbijos y evitar las reuniones sociales en lugares cerrados con personas no convivientes. Además, se sabe que la pandemia no se termina solo con las vacunas. El 0,1% de los vacunados tuvo igualmente COVID. “El virus sigue circulando, y tanto los que tuvieron el coronavirus como los ya vacunados deben seguir con los cuidados por solidaridad”, recalcó la doctora Biglione.
También se suma la complicada situación de Brasil, Paraguay y Chile. El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, anunció ayer una nueva serie de restricciones sanitarias ante el avance del COVID-19 en el país. Entre ellas se destacan el cierre de las escuelas a nivel nacional y de las oficinas públicas. La primera medida estará en vigor hasta el final de Semana Santa, tras lo cual se volverá de manera gradual -se empezará por el sistema inicial- mientras que la segunda concluirá el 12 de abril.
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