La “invasión de mosquitos” en Buenos Aires generó malestar e irritación en la población, que prontó se armó de repelentes y espirales para hacerle frente.
Nicolás Schweigmann, biólogo, investigador del Conicet y director de un grupo de estudio sobre mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas, dijo a Infobae que en Buenos Aires “hay muchos mosquitos en determinados lugares, producidos por una explosión demográfica de la Aedes Albifasciatus, que es un mosquito que crece en charcos temporarios producidos por la lluvia en esta región. Cada tanto ocurren estas invasiones, como pasó el año pasado que hubo una sequía prolongada”.
“Las hembras de los mosquitos fueron depositando los huevos en los bordes de los charcos y a medida que pasaba la sequía, se seguían acumulando y acumulando en grandes cantidades y quedaron miles y miles de huevos. Cuando vinieron las grandes lluvias, eclosionaron todos juntos y eso produjo explosiones poblacionales gigantescas de Aedes Albifasciatus que está en toda la Pampa húmeda”, agregó, y aclaró: “No tiene nada que ver con el Aedes Aegypti urbano, que están alrededor de nuestras viviendas, o de los lugares donde trabajamos y que crían en recipientes artificiales, a pocos milímetros del agua. En este momento hay mucho pero no es una explosión poblacional”.
El verano suele ser la temporada alta de mosquitos para todas las especies, según afirma el experto. “Hay que recordar que hay más de 240 de mosquitos en la Argentina. En la zona de Buenos Aires hay más de 30 y entre las que importan son dos, las domésticas: una es la que pica de noche, que es la que puede volar que es el Culex Pipiens, y otra que es diurna que es la Aedes Aegypti, que solamente pica de día o cuando está la luz prendida y por eso no tenemos que preocuparnos de usar espirales o pastillas de noche”.
¿La lluvia favorece? “Sí, favorece, pero no hay que pensar linealmente porque también favorece a las especies predadoras de mosquitos. Si las condiciones se mantienen, el sistema llegará por sí solo a volver a equilibrarse”, advirtió.
“Como el Aedes Albifasciatus se cría en la zona donde hay charcos de lluvia, allí va a seguir proliferando, pero los mosquitos que fueron traídos a la ciudad, a la zona urbana, como no hay charcos de lluvia, entonces en una semana, a lo sumo en dos van a terminar desapareciendo. Por lo tanto no tiene sentido hacer absolutamente nada; la fumigación por ejemplo no va a eliminar los mosquitos, porque están repartidos por muchos lugares”.
Como explicó a Infobae el licenciado Alejandro Inti Bonomo, responsable de la carrera de Gestión Ambiental en la UADE, la lluvia puede acelerar el proceso biológico para que el mosquito nazca, pero los huevos tienen que estar desde antes, pueden sobrevivir incluso meses.
“La cantidad de días que estén presentes depende mucho de la cantidad de huevos que había y las condiciones climáticas. Hay que recordar que el cambio climático está corriendo los límites de temperatura y precipitación. Por ende, calcular cuántos días pueden estar presentes en las ciudades es un poco complicado”, enfatizó Inti Bonomo.
Para Bonomo, se puede implementar una serie de acciones para prevenir la picadura de los mosquitos en general, que no debe ser subestimada: “Hay que usar repelente una vez que se detectan los mosquitos en el ambiente, pero lo fundamental es trabajar en la prevención. Ver bien si en nuestras casas o en la manzana hay recipientes que puedan juntar agua y tirarlos o darlos vuelta”.
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