La estrategia de Palaos, la paradisíaca isla del Pacífico que sigue esquivando el COVID-19

La rapidez y la determinación para frenar la llegada del virus fueron clave para que no se registre hasta el momento la presencia de SARS-CoV-2 en este destino

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Según el mapa elaborado por
Según el mapa elaborado por la universidad John Hopkins, estos países no presentan casos de coronavirus: República de Palaos, Nauru, Kiribati, Tuvalu, Samoa, Tonga o Corea del Norte

Recientemente se conoció el primer caso de COVID-19 en los Estados Federados de Micronesia y ya no es un país libre de coronavirus. Por ende, perdió su título de uno de los pocos lugares del planeta sin la presencia de coronavirus. A poco más un año de que se declarara en todo el mundo la pandemia por COVID-19, un puñado de pequeños y remotos países insulares del Pacífico han logrado evitar el virus al cerrar completamente sus fronteras, a pesar de que el aislamiento traiga aparejado un alto perjuicio económico.

Se espera que Palaos, que ya comenzó a inocular con la vacuna Moderna, se convierta en la primera nación insular con casi 18.000 habitantes, en alcanzar la inmunización de toda su población contra el coronavirus. Vanuatu, Islas Salomón, Islas Marshall, Samoa y ahora Micronesia, dejaron de ser territorios libres de COVID-19, aunque hasta el momento ninguno ha informado de casos transmitidos localmente. En cambio, otras naciones de esa parte del mundo como Kiribati, Nauru, Palaos, Tonga y Tuvalu son consideradas libres de coronavirus.

Palaos es una isla ubicada en el extremo suroeste de Micronesia y que limita al noreste con Islas Marianas del Norte, al este con Estados Federados de Micronesia, al sur con Indonesia y al oeste con Filipinas. Es uno de los países más recientes y menos poblados del mundo. ¿Cómo logró ser un país libre de COVID-19? Las medidas que se tomaron desde el inicio de la pandemia fueron fundamentales para evitar la enfermedad.

En enero de 2020 el Gobierno de Palaos comenzó a restringir la llegada de extranjeros a su territorio y, dos meses después, cerró por completo sus fronteras. Sus autoridades se encargaron de realizar varias pruebas para detectar la mayor cantidad de contagios y a partir de abril de 2020 a la actualidad, se han realizado más de 3 mil pruebas, las cuales dieron negativo.

El cierre de las fronteras desde marzo
El cierre de las fronteras desde marzo pasado fue clave para evitar repetir una situación similar a la ocurrida en 2019 cuando el sarampión se expandió por el Pacífico a lugares como Tonga y Fiyi

Palaos ya recibió 2.800 vacunas contra el COVID-19 por parte de Estados Unidos, ya que fue incluido en el programa de vacunación masiva. El distanciamiento físico y los toques de queda son medidas desconcertantes para los habitantes de Islas Cook, Kiribati, Niue, Palaos, Nauru, Tonga, Samoa y Tuvalu, países que no han registrado hasta el momento ningún caso de COVID-19, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estos pequeños países compuestos por archipiélagos con decenas de diminutas islas y atolones tienen una población en conjunto de poco mas de 1,4 millones de habitantes, siendo esta última la menos poblada.

Según la epidemióloga de la Universidad Nacional de Australia, Meru Sheel, el éxito de las naciones insulares, geográficamente remotas, se debe al endurecimiento en el control de fronteras, cuarentenas estrictas y pocos vuelos de repatriación”. Pero con el correr del tiempo disminuyen las posibilidades de estar libre de coronavirus. “Un virus que circula en la región es siempre un riesgo”, en referencia a que “tiene recursos limitados” en cuanto a infraestructura y personal sanitario, así como limitaciones para hacer las pruebas para detectar el virus y rastrear contactos. Sumado a ello, otro de los problemas que afrontan esos destinos son las enfermedades subyacentes en la población como las coronarias, respiratorias crónicas, diabetes, obesidad y cáncer.

La belleza de sus paisajes
La belleza de sus paisajes representa un atractivo para cientos de miles de turistas que anhelan conocer sus playas. La cantidad de visitantes anuales son el principal motor de su economía, alcanzando casi un 50% de su Producto Bruto Interno (PBI)

Sin embargo, la tranquilidad de estar libre de COVID-19 ha tenido un costo alto. La pandemia obligó a muchas familias a “tomar decisiones difíciles como dejar de comer o retirar a sus hijos de las escuelas, algo que tendrá consecuencias dañinas en los próximos años”, alertó Michel Kerf, representante del Banco Mundial en la región. A su vez, el expresidente de Palaos, Tommy Remengesau, dijo: “La economía ha sido fuertemente impactada por este virus, la única solución es vacunarse”. El turismo representa más del 40% de su PIB (Producto Interno Bruto).

Las remotas islas del Pacífico han logrado mantener fuera de sus territorios al coronavirus, ya que cerraron rápidamente sus fronteras a pesar del inmenso costo económico vinculado con la suspensión del turismo. Palaos se convirtió oficialmente en el primer y único país libre de COVID-19 desde el inicio de la pandemia en 2020.

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