Según una investigación presentada en el 46º Congreso Argentino de Cardiología, 4 de cada 10 argentinos con diabetes tipo 2 tienen enfermedad cardiovascular. Estos resultados son parte del estudio CAPTURE, una investigación observacional que contó con cerca de diez mil participantes de trece países a lo largo de cinco continentes, entre los cuales se incluyó a la Argentina.
En dicho estudio se indagó acerca de la prevalencia de la enfermedad y riesgo cardiovascular y su abordaje en personas con diabetes tipo 2. Entre las principales conclusiones, se destacó que 4 de cada 10 argentinos (41,5%) con diabetes tipo 2 presentan enfermedad cardiovascular establecida, una cifra superior a la media global.
“Contar con datos locales acerca del impacto de la enfermedad cardiovascular en personas con diabetes es muy valioso. Conocer la magnitud del problema nos ayudará a actuar en la prevención, detección y tratamiento de la enfermedad cardiovascular para ayudar a que más pacientes tengan una mejor calidad de vida”, detalló Guillermo Dieuzeide, médico especialista en Diabetes, Endocrinología y Metabolismo, Jefe del Servicio de Endocrinología y Diabetes del Hospital Nuestra Señora del Carmen, de Chacabuco, y uno de los investigadores del estudio en Argentina.
En personas con diabetes, con frecuencia se ignora o desatiende la enfermedad cardiovascular. Si no se controla la diabetes, ésta puede entre duplicar y cuadruplicar el riesgo cardiovascular. Por este motivo, es importante que los pacientes acudan al especialista, accedan al diagnóstico, a un buen control de su diabetes y a un monitoreo de su salud cardiovascular.
En nuestro país, prácticamente 1 de cada 10 adultos tiene diabetes. Además, según cifras de la American Heart Association, la mitad de quienes viven con esta condición ignoran que tienen riesgo cardiovascular elevado.
“Es recomendable que todas las personas con diabetes tipo 2 acudan al especialista para controlar el estado de su salud cardiovascular y luego la monitoreen periódicamente según la recomendación profesional. De esta manera, y siguiendo las indicaciones de tratamiento y estilo de vida que detalle el médico, se minimizan las posibilidades de desarrollar enfermedad cardiovascular y se podrá detectar a tiempo cualquier patología”, destacó Dieuzeide.
En la investigación, que se llevó adelante entre diciembre de 2018 y septiembre de 2019, se recopilaron datos de Argentina, Australia, Brasil, China, República Checa, Francia, Hungría, Israel, Italia, Japón, México, Arabia Saudita y Turquía. En nuestro país, participaron 894 personas cuya edad promedio fue de 64 años. Casi 8 de cada 10 (79,5%) de los participantes locales presentaban además hipertensión arterial. Por otra parte, entre quienes tenían enfermedad cardiovascular, el 85% era de tipo aterosclerótica. Esto es causado por la acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias, lo que hace que se reduzca el flujo sanguíneo y potencialmente pueda desencadenar un infarto agudo de miocardio o un accidente cerebro cardiovascular.
“Es el primer estudio de estas características que muestra esta información en Argentina. Además, al realizarse en paralelo en otros países, nos permite conocer cómo estamos comparativamente con otras poblaciones. Definitivamente, la situación es preocupante: contamos con especialistas capacitados y medicamentos que pueden mejorar la calidad de vida, pero necesitamos estar más atentos a abordar en simultáneo el riesgo cardiovascular de las personas con diabetes, y que los pacientes accedan a la consulta, al diagnóstico y al tratamiento”, consignó Dieuzeide.
La diabetes se desarrolla cuando el páncreas no puede producir insulina, una hormona que permite que la glucosa sea utilizada como energía, o cuando el organismo no la utiliza correctamente. Cuando ocurre, la glucosa se acumula en la sangre y puede ir generando progresivamente daños irreversibles en vasos sanguíneos, órganos y tejidos. Las dos formas principales se denominan tipo 1 y tipo 2. La primera suele presentarse en etapas tempranas de la vida y no se puede prevenir. Como el cuerpo no produce insulina, se debe administrar a diario.
Por otra parte, la diabetes tipo 2 es la más frecuente y en muchas ocasiones se puede prevenir o retrasar con un estilo de vida saludable. Suele afectar a adultos que presentan sobrepeso u obesidad y sedentarismo, entre otros factores predisponentes. En los últimos años, la edad de comienzo ha ido adelantándose: existe diabetes tipo 2 también en niños y adolescentes.
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