Esta semana implicó un antes y un después en la lucha contra el COVID-19 para la Argentina. Desde la llegada de la vacuna rusa Sputnik V al país a la aprobación en la ANMAT de la vacuna Oxford-AstraZeneca bajo el uso de emergencia para su aplicación en territorio argentino, la situación comienza a transformarse. Y es que todo parece indicar que de a poco se van abriendo caminos hacia el fin de la pandemia.
Un camino de ida
El martes 29 de diciembre, las autoridades sanitarias comenzaron a utilizar las primeras 300.000 dosis de la vacuna rusa que llegaron el 25 de diciembre a la Argentina. En todo el país, y de manera simultánea, comenzó el operativo para vacunar a una parte de la población argentina (el personal sanitario) contra el coronavirus con la primera dosis de Sputnik V.
De este modo, a lo largo y ancho del territorio, las vacunas llegaron a las distintas provincias para comenzar a inocular a la población.
Todas las provincias recibieron las dosis durante el domingo y el lunes en paquetes termosellados y refrigerados. La provincia de Buenos Aires recibió 123.000 dosis; Santa Fe, 24.100; la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 23100; Córdoba, 21.900; Tucumán, 11.500; Mendoza, 11.100; Entre Ríos, 10.100; Salta, 8300; Chaco, 7700; Corrientes, 6700; Santiago del Estero, 5900; Misiones, 5200; San Juan, 4700; Jujuy, 4600; Río Negro, 4400; Neuquén, 3600; Formosa, 3400; San Luis, 3300; Chubut, 3000; Catamarca, 2800; La Rioja, 2600; Santa Cruz, 2400; La Pampa, 2300 y Tierra del Fuego, 1300.
Esta primera tanda de vacunas fue dirigida al personal sanitario. “Mi agradecimiento a todo el personal de salud; esta campaña de vacunación será una verdadera epopeya, la más grande de la historia. Vamos a tener que seguir cuidándonos mucho, hasta que la vacuna haga efecto colectivo van a pasar muchos meses. Hay que esperar al menos 21 días para la segunda dosis y hasta 60 días más tarde tiene efecto la aplicación de la segunda dosis”, indicó el ministro de Salud, Ginés González García.
La incógnita alrededor de la segunda dosis
La primera etapa de la vacunación ya está en marcha. Sin embargo, la agencia internacional de noticias Reuters informó que el primer cargamento de vacunas contra el coronavirus enviadas por Rusia a la Argentina incluyó solamente tubos con la primera dosis ya que la segunda dosis sufre retrasos en su producción.
No es la primera vez que se menciona una problemática en torno a la segunda dosis. De hecho, fue el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien sorprendió al anticipar que el Centro Gamaleya evalúa desarrollar otra versión de su vacuna Sputnik V, que podría darse en una sola dosis, pero tendría menor nivel de protección. El objetivo de esta vacuna -que denominó “light”- sería abastecer la fuerte demanda externa que está recibiendo de distintos países alrededor del mundo.
Y es que la vacuna rusa Sputik V registró un 91,4% de eficacia en el último punto de control de su los ensayos clínicos de la fase III de acuerdo al tercer análisis provisional presentados en la conferencia organizada por el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología de Gamaleya y el Fondo Ruso de Inversión Directa. La evaluación de la eficacia se llevó a cabo entre los voluntarios 21 días después de recibir la primera dosis de la vacuna.
Pero, ¿qué sucede si esa segunda dosis no llega a tiempo? Para el infectólogo Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), la población debe volver por la segunda dosis y no confundir con que ya están inmunizados a la primera aplicación: “Eso hace que la respuesta inmunológica sea más potente, sino estamos haciendo algo incompleto y vamos a tener una respuesta mínima. Es normal que durante la primera dosis aparezca algún efecto adverso muy efímero y puede ser que no quieran darse la segunda dosis. A pesar de eventos adversos leves y totalmente pasajeros, eso no tiene que impedir que vayamos con entusiasmo a buscar la segunda dosis”.
Mientras que el médico infectólogo y presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, Omar Sued (MN 91.262) fue más cauto al considerar que “no hay información acerca de la durabilidad de la eficacia de una sola dosis, lo que sí se sabe es que hay algunas vacunas que se pueden usar con una sola dosis, como la de Sinopharm, la de Janssen y la de Cansino, pero esas todavía no tienen resultados para mostrar de Fase III”.
Por el momento, el ministro de Salud Ginés González García adelantó que en enero el país recibirá 5 millones de dosis más. Y que en febrero sumarán 14 millones de dosis de Sputnik V, con opción de compra de 5 millones más si hace falta reforzar el lote de vacunas. Todo ello totalizará 19,3 millones de vacunas a febrero, con opción de que alcancen las 24,3 millones de dosis para inmunizar totalmente a 12,1 millones de argentinos.
Un nuevo jugador en la cancha: la vacuna de Oxford-AztraZeneca
El miércoles 30 de diciembre, tan sólo un día después del comienzo de la vacunación con la fórmula rusa, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el uso de emergencia de la vacuna de Oxford Aztrazeneca para su aplicación en la Argentina.
“El producto mencionado presenta un aceptable balance beneficio-riesgo, permitiendo sustentar el otorgamiento de la inscripción y autorización condicional del producto para la indicación solicitada. La misma se otorgó por el plazo de un año contado a partir de la fecha de la presente disposición, bajo la condición de venta bajo receta”, dicta el comunicado oficial de la ANMAT.
En este contexto, en Argentina, el Gobierno alcanzó durante el año un acuerdo con el laboratorio AstraZeneca para adquirir en marzo del 2021 22,4 millones de dosis que alcanzarán a cubrir a 11 millones de argentinos bajo la modalidad de “registro de emergencia”. El insumo fundamental de esta vacuna será producido en la Argentina -a través del laboratorio mAbxience, parte del grupo farmacéutico Insud Pharma- y el empaquetado y distribución regional se realizará desde México. Este diseño del proyecto científico de escala global-regional-local le confiere características que la presenta como una vacuna conveniente para los países emergentes por tener mejor acceso y precio, mejor administración de las dosis y mejor transporte ya que puede almacenarse durante largos períodos a temperaturas normales de refrigeración.
En este sentido, todo parece indicar que marzo del 2021 la Argentina contará con la vacuna rusa Sputnik V y la de Oxford-AztraZeneca, mientras que la de Pfizer que también está aprobada por la ANMAT aún sigue en tratativas.
Un largo camino por recorrer
El porcentaje de personas que deben tener anticuerpos para conseguir la inmunidad colectiva contra una enfermedad dada varía en cada caso. Por ejemplo, para lograr la inmunidad colectiva contra el sarampión es necesario vacunar aproximadamente al 95% de una población. El otro 5% estará protegido porque el sarampión no se propagará entre las personas vacunadas. En el caso de la poliomielitis, el umbral es aproximadamente del 80%. En el caso del nuevo coronavirus la inmunidad necesaria sería del 60%.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la inmunidad colectiva es un concepto utilizado en el ámbito de la vacunación según el cual se puede proteger a una población contra determinado virus si se alcanza un determinado umbral de vacunación en las personas.
En este sentido, todo parece indicar que el distanciamiento social, el uso del tapabocas y la higiene de manos se quedarán por un largo tiempo entre la población. Sin embargo, no hay dudas de que las noticias de esta semana otorgan una tan necesaria dosis de esperanza frente a esta lucha que, todo indica, implicará todavía un tiempo más de esfuerzo.
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