Hoy el presidente Alberto Fernández mostró su preocupación por el aumento de casos de coronavirus y adelantó que adoptará medidas en caso de que continúe la tendencia después de las fiestas de fin de año.
El jefe de Estado aseguró en diálogo con Radio 10 que evalúa aplicar un toque sanitario: “Si vemos que la situación no afloja y el relajamiento sigue, vamos a ver de qué modo las fueras de seguridad empiezan a actuar en la calle para disipar a la gente e impedir aglomeraciones. No vamos a implementar toques de queda, pero sí, tal vez toque sanitario, que es algo que funcionó en varias ciudades del interior del país”.
De cara a la temporada de verano, Fernández también se refirió a las ciudades de verano: “Tenemos el problema de la Costa con el turismo, Mar del Plata no la está pasando bien; vamos a dejar pasar el fin de año y vamos a mirar con lupa cómo resolvemos esto”.
Lo cierto es que las ciudades veraniegas ya se han visto colmados de turistas y se esperan que los meses de enero y febrero el flujo de circulación sea alto lo que podría llegar a producir un impacto importante en la curva de contagios y estresar al sistema de salud.
En este contexto, ¿hay un riesgo de colapso sanitario? De acuerdo a Carlos Regazzoni, médico clínico y ex titular del PAMI, hay un riesgo indudable producto de los aumentos de los contagios: “Cuando hablamos de un riesgo de colapso sanitario estamos poniendo el problema al final porque antes ya hubo aumento de los contagios y es ahí cuando hay que actuar, es decir, hay que actuar ya para evitar que esto suceda porque a medida que nos damos cuenta que estamos en una situación peligrosa la gente sigue ingresando a terapia e incluso siguen falleciendo por COVID-19”.
En esta misma línea, el médico infectólogo Eduardo López dijo que prevé un colapso sanitario no en las grandes ciudades sino que la mayor preocupación está puesta en el partido de la costa y las zonas de veraneo donde las estructuras de los hospitales están preparados de forma más limitada: “Ahí es donde el sistema de salud puede llegar a estar estresado. Siempre hay dos riesgos en el colapso: las terapias intensivas y la guardia”.
“En el AMBA llegamos a tener una cifra muy elevada de personas con COVID-19 internadas pero el sistema no colapsó así que no creo que esto suceda. Eso se debe a que la infraestructura estaba preparada para aguantar esos casos”, enfatizó López.
Al igual que en la pandemia, Argentina pudo observar lo que sucedía primero en otros países, incluso en otros continentes. En el caso de Europa y Estados Unidos, los casos comenzaron a incrementarse después del verano y las vacaciones, y en la actualidad enfrentan el impacto de una segunda ola que dejó de ser un anuncio para convertirse en realidad.
“En Europa el verano arrancó con una densidad de casos muy baja, es decir, con bajísima circulación viral. En ese momento ellos empiezan a relajar la circulación de personas pero arrancando de una base de contagios más baja. Argentina empieza a relajar con una positividad de arriba del 20% es decir que el nivel de circulación viral es mucho más que en el verano europeo. Hay que entender que esto no se terminó”, confesó Regazzoni.
¿A tiempo de prevenir?
“Las medidas que se deben adoptar para identificar la situación epidemiológica son claras: testeos masivos que además nos brindan una herramienta de intervención adicional que es el aislamiento con una lógica epidemiología hacia atrás, es decir ir hacia los eventos propagadores que dieron origen a los casos actuales o la única alternativa va a ser el confinamiento total que será ruinoso”, apuntó Regazzoni.
Sin embargo, el médico clínico explicó que considera que para prevenir el desenlace estamos un mes tarde: “Deberíamos haber empezado a actuar hace 15 días mínimo. Poner el foco en comunicar que la gente se debe seguir cuidando es postergar las decisiones que se deben tomar. Argentina tiene que testear porque a pesar de haber empezado con la vacuna sabemos que eso va a ser para largo. Insisto, volver al confinamiento será la ruina”.
Lo cierto es que ayer por la tarde se registró la cifra de contagios más alto desde el 13 de noviembre con 145 nuevas muertes y 11.765 nuevos casos positivos de COVID-19.
En este contexto, Ángela Gentile, médica infectóloga, pediatra y epidemióloga, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, adelantó que identificar casos y rastrear contactos estrechos sigue siendo la principal estrategia que, de acuerdo a Gentile, para transitar en buenas condiciones este rebrote. “Hay que seguir trabajando fuertemente en cada jurisdicción. A pesar de haber comenzado con la vacunación estamos muy lejos de tener un número de vacunados que pueda revertir esta situación”, enfatizó.
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