Siete de cada diez argentinos estarían dispuestos a aplicarse la vacuna contra el COVID-19

El 40% esperaría un tiempo para asegurarse de su efectividad, según una encuesta. El relevamiento también dejó ver que las paulatinas aperturas y el relajamiento de las medidas de aislamiento llevaron a una menor preocupación por su salud

Las dos principales razones mencionadas para no querer vacunarse contra el COVID-19 son el miedo a los efectos secundarios y dudas sobre si realmente funcionará

Casi ocho meses de pandemia cambiaron definitivamente la vida de los argentinos, y su parecer frente a muchas cuestiones relacionadas con el nuevo virus también se modificó con el correr del tiempo.

Sin dudas, la cercanía de la aprobación de una vacuna capaz de prevenir el SARS-CoV-2 pone sobre la mesa el debate acerca de la confianza de la población sobre su eficacia y seguridad, y al mismo tiempo la proximidad del verano y las vacaciones de este lado del mundo generan una falsa sensación de “fin de pandemia” que pone en riesgo todo lo logrado en estos meses de cara a una segunda ola.

Así lo demostró un relevamiento llevado a cabo por Taquion - Research & Strategy, según el que siete de cada diez argentinos aseguraron que se aplicarían la vacuna contra el COVID-19, aunque el 40% dijo que esperaría un tiempo para asegurarse de su efectividad.

“En redes sociales existe un fuerte sentimiento negativo y las opiniones varían entre la efectividad de la vacuna, los efectos adversos y surgen también las teorías conspirativas e ideológicas -analizaron desde la consultora de comunicación y análisis estratégico político, gubernamental y empresarial-. No es ilógico que el mundo virtual se exprese en contra, fogoneado por las fake news y la politización del tema”.

Es que incluso en una pandemia tan mortal como esta, la confianza pública en una vacuna es vulnerable. Una encuesta a nivel mundial realizada por Ipsos en julio y agosto para el Foro Económico Mundial reveló que, si bien tres de cada cuatro adultos dijeron estar interesados en vacunarse contra el COVID-19 cuando haya disponibilidad, sólo 37% mostró un “fuerte” interés en hacerlo. Eso está muy lejos del umbral estimado para una inmunidad colectiva de 55% a 82%. Las dos principales razones mencionadas para no querer vacunarse contra el COVID-19 son el miedo a los efectos secundarios y dudas sobre si realmente funcionará, y no una postura extrema contra las vacunas.

Más salidas, menos preocupación por la salud

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Otro aspecto que midió la encuesta, que incluyó 2024 casos y fue realizada vía online, es cómo cambió con los meses la percepción de “peligro” hacia la enfermedad y reveló que, en consecuencia, la preocupación por la salud disminuyó cuatro puntos respecto al monitoreo anterior.

Según quienes analizaron los resultados del relevamiento, “las medidas de apertura, el verano y las ganas acumuladas durante meses terminaron relegando a la salud como uno de los problemas que menos preocupa a los argentinos”. Y destacaron: “Sin dudas esto es un problema, teniendo como ejemplo a Europa y lo ocurrido con las aperturas en el verano, produciendo un segundo brote. El anuncio de la vacuna descomprimió la tensión, pero aún seguimos en la misma situación”.

A mediados de noviembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la región del Mediterráneo Oriental, que incluye 22 países desde Marruecos hasta Pakistán y Afganistán, alertó sobre el incremento de casos que se vive actualmente y de la relajación de medidas a las puertas de la estación invernal. “Es evidente que el aumento al que nos enfrentamos es el resultado de la flexibilización del confinamiento y otras medidas desde julio y agosto. El confinamiento podría reducir la transmisión”, indicó el director de la OMS para la región, Ahmed al Mandhari, en una sesión informativa en El Cairo.

“No es momento para relajarse”, aseveró, al tiempo que alabó las medidas tomadas por el continente asiático, que vio un descenso de casos al poder controlar la pandemia con medidas básicas de precaución implementadas por los Gobiernos y la población.

En el mismo sentido, una de las actividades que se retomaron en gran parte del mundo son las salidas en grupos reducidos a comer o a tomar algo, con todas las medidas sanitarias incluidas. De hecho, los datos del monitoreo arrojaron que aumentó seis puntos el consumo pensado para salidas o esparcimiento. Las razones se deben a las aperturas graduales, el paso al DISPO y un aparente aplanamiento de la curva de contagios, que llevaron a que la gente comience a salir de sus casas. “La caída del consumo a raíz del confinamiento jugó una mala pasada a un amplio espectro de la sociedad. Por lo tanto, la reactivación del mismo podría ser un dato alentador para los diversos comercios, analizaron”.

Los protocolos para salir son claros: uso de tapabocas, máscaras protectoras y sanitizante en mano. Con capacidad reducida en los locales y con horarios acotados, salir en la nueva normalidad implica una nueva forma de vivir la experiencia del ocio.

Acerca de la legalización de la marihuana

En la Argentina, el 11 de noviembre se aprobó un decreto que establece la regulación del cultivo doméstico y el expendio en farmacias de aceites y cremas de cannabis (Franco Fafasuli)

En días en que se conoció que la Comisión de Estupefacientes de la ONU consideró una serie de recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la reclasificación del cannabis y votó para quitarlo de un listado de narcóticos que compartía con la heroína, el relevamiento de Taquion - Research & Strategy mostró que cinco de cada diez argentinos está de acuerdo con la legalización de la marihuana con fines recreativos.

En la Argentina, el 11 de noviembre se aprobó un decreto que establece la regulación del cultivo doméstico y el expendio en farmacias de aceites y cremas producidas con esta planta cuyo uso humano se remonta atrás 10 mil años.

Así, el Decreto 883/2020 estableció que se apruebe la reglamentación de la Ley Nº 27.350 de “Investigación Médica y Científica de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados”. “Resulta impostergable crear un marco reglamentario que permita un acceso oportuno, seguro e inclusivo y protector de quienes requieren utilizar el Cannabis como herramienta terapéutica”, dice el texto publicado en el Boletín Oficial.

Ahora se abre el segundo debate: para uso recreativo, ¿sí o no? La mayor resistencia se da dentro de la Generación X y Baby Boomers. Los votantes de Alberto Fernández de las últimas elecciones se identifican y piden que se actúe sobre la nueva agenda: ambiente, aborto y legalización de la marihuana.

“La solución no es andar persiguiendo a los que se fuman un porro”, remarcaba Alberto Fernández en junio del año pasado, cuando aún como candidato le preguntaron por la cuestión del cannabis en un programa de radio. Aquella vez, el ahora Presidente, aseguró que daba por comprobado que “persiguiendo como se persigue sólo se genera un mercado negro que es perfecto para los grandes delincuentes del narcotráfico y le arruina la vida al pequeño consumidor, que ha decidido intoxicarse, como el fumador de tabaco, que lo hace cotidianamente”.

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