Con un descenso paulatino pero sostenido de casos de COVID-19 en la zona el AMBA, que pasó a comienzo de este mes de aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) a distanciamiento social preventivo y obligatorio (DISPO) comenzó en esa región un período de mayores aperturas y flexibilidades.
Así, a las mesas en bares y restaurantes en la vereda se sumaron algunas en los interiores de los locales gastronómicos, se habilitaron las actividades deportivas amateur de hasta diez personas -como el fútbol 5-, las reuniones sociales al aire libre en el ámbito privado, y hasta reabrió el Hipódromo de Palermo y el Casino de Puerto Madero. Sin embargo, la vuelta a clases presencial en todos los niveles está plagada de más dudas que certezas.
Es paradójico que en Europa, que atraviesa el inicio de la segunda ola de la pandemia, los restaurantes y bares están cerrados, pero los colegios están abiertos, mientras que en la Argentina, los colegios están cerrados y los restaurantes y bares abiertos. A priori, parece improbable que las dos políticas sean acertadas al mismo tiempo.
En este contexto, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió esta semana sobre una posible “generación perdida” de niños, a medida que la enfermedad de COVID-19 amenaza con causar daños “irreversibles” a la educación, la nutrición y el bienestar de los jóvenes de todo el mundo.
“El futuro de toda una generación está en peligro”, insistió la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, y recordó que “los niños deben estar siempre en primer lugar”, por lo que instó a los gobiernos y el sector privado a que “escuchen a los menores y den prioridad a sus necesidades”.
El informe señala que, hasta el 3 de noviembre, los niños y adolescentes menores de 20 años representaban una de cada nueve infecciones por COVID-19 en 87 países –los que disponen de datos desglosados por edad–, lo que supone el 11% de los 25,7 millones de contagios notificados por aquellas naciones.
Unicef consideró que “las escuelas no son el principal factor de transmisión en la comunidad” y que “los niños tienen más probabilidades de contraer el virus fuera del entorno escolar”, por lo que “los beneficios netos de mantener las escuelas abiertas superan los costos de cerrarlas”.
Con el organismo coincidió la Organización Mundial de la Salud (OMS), que defendió la necesidad de mantener abiertas las escuelas durante la pandemia de coronavirus, y consideró que pueden evitarse los confinamientos si se aumentan las medidas de protección.
“Debemos asegurar la enseñanza para nuestros hijos”, afirmó el director para Europa de la OMS, Hans Kluge, al tiempo que resaltó que los niños y adolescentes no son impulsores principales del contagio y que el cierre de las escuelas no es efectivo.
Ante la consulta de Infobae, el médico infectólogo pediatra Eduardo López (MN 37586) destacó que “se ha demostrado que el cierre de las escuelas precoz es útil al inicio de la cuarentena, pero cuando uno empieza a reabrir, el impacto de abrir las escuelas es bajísimo desde el punto de vista de transmisión del virus”. “En las aperturas, las escuelas no son los grandes focos de transmisión; tiene escaso sentido que permanezcan cerradas a efectos de evitar la diseminación de la enfermedad”, insistió el especialista que integra el comité de expertos que asesora al Gobierno.
Respecto al tan discutido rol de los niños en el contagio del virus, la médica epidemióloga pediatra Ángela Gentile (MN 49908) aseguró que “no son las bombas biológicas que en algún momento se pensaba”. “No son super contagiadores, contagian de acuerdo a la carga viral y a la condición clínica; es un mecanismo distinto del de la influenza, ya que al hacer casos leves o asintomáticos la carga viral está en relación directa a la forma clínica”, explicó la jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
“Está demostrado que (los menores) se contagian y contagian, pero incluso algunos autores manifiestan que se contagian de los adultos, por lo que en ese aspecto deberíamos desmitificar el papel de los chicos en la pandemia -apuntó López-. Muchos países han vuelto a cierres parciales y no volvieron a cerrar las escuelas, ya que se sabe que de hecho se contagian más de los adultos en el ámbito familiar que lo que ellos pueden contagiar a los adultos”.
En ese sentido, enfatizó que “es más probable que el docente se contagie de otro adulto en su cotidianeidad que de los niños”.
Y tras insistir en que “las escuelas deben acompañar al cierre general, pero no se justifica el cierre per sé”, el especialista destacó: “No hay países que están haciendo lo que se hace en la Argentina, donde se abren lugares con riesgo de acumulacion de personas como casinos o gimnasios y sin embargo las escuelas, que tienen un protocolo que puede llevarse adelante en patios, con burbujas de 10/12 personas y que deberían mantener una regularidad de acá al fin del ciclo de dos o tres veces por semana, hay instituciones que plantean una revinculación de una vez por semana, cada 15 días”.
“La sensación es que algunas escuelas privadas están haciendo un reinicio con pocos alumnos, lo cual no ayuda ni a la socialización ni al mecanismo de enseñanza-aprendizaje -consideró-. Se plantea una reinserción con un solo día por semana lo cual no tiene mucho sentido; hay mucho de declamación pero poco de eficacia en la reinserción de los chicos en el ámbito educativo”.
Andrea Abadi es psiquiatra infanto juvenil (MN 76165) y directora del Departamento Infanto Juvenil de INECO y ante la consulta de Infobae, consideró que la vuelta a la presencialidad en las escuelas “es esencial en un doble sentido: por un lado, para que los niños vuelvan a contactar con una rutina, que es imprescindible para ellos, y por otro, porque la manera en que un niño internaliza los contenidos es en el ‘uno a uno’ con los docentes”.
“Una pantalla con 20 caritas no es una enseñanza que convoque a la participación y permita generar pensamiento crítico -consideró la experta-. La enseñanza virtual es rica si se la sabe aprovechar, y si bien el entrenamiento del aula mixta que ya muchos adelantan va a ser interesante, de todos modos creo que los chicos tienen que volver a la instancia de la institución”.
Para ella, “hay que plantear cánones claros de la vuelta, con números de contagios y demás indicadores establecidos para que se abra o se cierre la escuela”.
Acerca del ciclo lectivo 2021, la vacuna y los protocolos
En más de una oportunidad, el secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), Roberto Baradel, hizo referencia al hecho de que no estaban dadas las condiciones para la vuelta a clases en provincia de Buenos Aires. “Hasta que se encuentre la vacuna contra el coronavirus van a ser una complicación” las clases presenciales; “hay que seguir cuidando la vida”, supo manifestar.
Al respecto, los especialistas consultados despejaron algunas dudas.
Por un lado, a pesar de que por lo dicho ya quedó claro que los menores no integran los grupos de riesgo ni tienen un rol preponderante en la transmisión del virus SARS-CoV-2, Gentile aclaró que “los chicos no sólo no van a tener prioridad en la vacunación, sino que no van a ser vacunados porque los ensayos no han incluido pacientes pediátricos”. “Si la seguridad y eficacia es buena en adultos recién se incluye a los chicos; no hay estudios en el mundo en Fase III que incluya pacientes pediátricos”, destacó, al tiempo que consideró que “la lógica indica empezar a vacunar en forma escalonada para disminuir la circulación”.
“De todas las vacunas que están en estudio no sabemos si protegen contra formas graves o leves de la enfermedad, así como tampoco cuál es la eficacia, faltan datos todavía -resaltó-. De la vacuna contra la influenza por ejemplo se sabe que es excelente para proteger de hospitalización y muerte, pero en COVID-19 todavía no tenemos estas respuestas”.
Y tras señalar que “hay acuerdo internacional en vacunar de manera escalonada al personal de salud, adultos mayores y personas con enfermedades de base”, la epidemióloga insistió en que “hay que esperar los resultados definitivos de las Fases III, más allá de estos análisis interinos que se empezaron a conocer”.
Descartados los niños de una primera etapa de inmunización, para López, “pensar que las clases presenciales pueden retomarse luego de que se vacunen los maestros es un error de concepto, ya que la mayoría de los docentes son personas de edad joven que no tienen riesgo mayor”. Y si bien consideró que “los docentes son personal esencial”, destacó que “hay escalas dentro de estos y que la prioridad la debieran tener el personal de salud, personal de seguridad, maestros y bomberos, en ese orden”.
“Se puede decidir inicialmente vacunar al personal esencial, y se sabe que con la primera dosis la enorme mayoría estará protegido y con la segunda la protección será arriba del 90%; por lo que si vacunamos en enero/febrero a ese personal, en marzo pueden empezar las clases de manera presencial sin riesgos”, planteó López.
Gentile planteó que “un sistema mixto de virtualidad y presencialidad podría ser viable al comienzo del ciclo lectivo, y gradualmente, de acuerdo a la situación epidemiológica ir aumentando la presencialidad”.
La especialista formó parte de la mesa de diálogo en la que se conformó el protocolo marco que el Ministerio de Educación bajó a las jurisdicciones y destacó que “cada jurisdicción fue presentando sus protocolos hasta que se dieron las condiciones para que cada una hiciera sus aperturas con su propio protocolo sobre las pautas dadas”, explicó respecto a la conformación de los modelos de distanciamiento y burbujas que se establecieron.
Sobre la obligatoriedad del uso del barbijo que la mayoría de los establecimientos propone, incluso en espacios al aire libre y en menores de tres años de edad, Gentile señaló que “la Sociedad Argentina de Pediatría dice que está contraindicado debajo de tres años, y el protocolo habla de a partir de seis años, pero cada colegio además arma sus disposiciones”.
“Creo que los colegios están siendo cuidadosos porque hubo tanta dificultad para empezar -opinó-. Esto es como un modelo de aprendizaje para todos, muchas de las vivencias creo que se van a ir ajustando”.
En tanto López, tras asegurar que “a un nene de tres años no se le puede poner tapabocas”, ahondó: “El uso del tapabocas depende de la edad; debajo de cinco años no debieran usar y en menores de tres años está directamente contraindicado por la OMS”.
El citado informe de Unicef encuentra que el COVID-19 amplió aún más las brechas educativas entre las familias ricas y las pobres en América Latina y el Caribe. Los nuevos muestran que el porcentaje de niños, niñas y adolescentes que no reciben ninguna forma de educación en la región se disparó drásticamente, del 4 al 18% en los últimos meses. Las proyecciones de la ONU revelan que la pandemia podría sacar de la escuela hasta tres millones de niños más en la región.
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