El escándalo de las prótesis mamarias de la compañía francesa PIP salió a la luz en marzo de 2010, cuando se supo que la empresa utilizaba un gel de silicona no homologado para uso médico, en vez del gel Nusil autorizado que declaraba emplear.
Se estima que medio millón de prótesis fraudulentas PIP fueron fabricadas y vendidas en el mundo entre 2001 y 2010, valiéndose de los ineficaces controles por parte de la empresa certificadora TÜV Rheinland. En la Argentina, se estima que alrededor de 15 mil mujeres recibieron estas prótesis mamarias, que se comercializaron entre 2007 y 2010, año en el que la ANMAT prohibió su comercialización y uso.
Hoy, diez años después, la incertidumbre sobre los efectos negativos de las prótesis se mantiene. Con el agravante de que, por desconocimiento o falta de recursos, miles de mujeres aún continúan siendo portadoras de estas prótesis, y sufriendo daños emocionales y físicos.
Existe, incluso, la sospecha, no confirmada, de que la colocación y el uso de prótesis mamarias de tipo rugosas están asociadas a un tipo de cáncer poco frecuente, el Linfoma Anaplásico de Células Grandes (LACG, por su sigla en español).
No obstante, lo que sí se sabe es que la tasa de probables lesiones, como pueden ser una ruptura o fisura con escape de gel, ocasionados por las prótesis mamarias PIP es siete veces más que otros implantes. Por lo que, adicional al potencial riesgo para la salud, las damnificadas en algunos casos deben luchar para que su seguro médico cubra la operación para extraerlas de forma preventiva y les garantice el recambio de estas, con el agravante de que no todas las argentinas están afiliadas a prepagas o a obras sociales en el país.
En muchos países del mundo se recomendó la remoción preventiva de los implantes PIP, teniendo en cuenta la afectación al daño psicológico de la mujer que lleva este producto adulterado en su cuerpo.
“No es que todas las pacientes que tenían prótesis PIP tuvieron problemas. Fue un lote que se realizó con un gel adulterado y que dio como resultado prótesis que se podían romper con más facilidad”, destacó ante la consulta de este medio el médico cirujano plástico Fernando Felice (MN 108.614), para quien “para aquella paciente que aún tenga colocadas prótesis PIP la recomendación es seguir al igual que para quien tenga otra marca de prótesis colocadas: seguir con los controles evolutivos, o sea, que la vea el mastólogo para evaluar la glándula y su cirujano una vez al año para evaluar que la prótesis se encuentre en buenas condiciones”.
En ese sentido, el médico mastólogo Juan Luis Uriburu (MN 72.558), presidente de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) refirió que “lo primero que debe saber una mujer que quiera someterse a una cirugía de implante mamario es que tiene que hacerse un examen mamario completo y de acuerdo a la edad irá acompañado de estudios por imágenes”. “Si es mayor de 30 años tiene que hacerse mamografía y ecografía y concurrir al mastólogo para que la revise y evalúe esos estudios. Si fuera menor de 30 al menos debe tener la ecografía y el examen físico”, detalló.
Para el médico cirujano plástico Sergio Korzin (MN 69761) “antes de colocarse un implante mamario, una mujer debe conocer la marca, elegirlo con el médico y verlo en su caja, que esté cerrado y que cuente con las autorizaciones sanitarias pertinentes”.
Y pese a destacar que una vez recibido el alta de su cirujano “la mujer seguirá sus controles médicos anuales y no deberá tener ningún cuidado particular”, Korzin remarcó que “sí la mujer debe saber que ningún implante mamario dura toda la vida: tienen un promedio de vida útil de diez años, lo que quiere decir que alrededor de ese tiempo haya que cambiarlos cuando por el deterioro normal del implante, éste se rompe, que es una consecuencia casi normal de los implantes”.
Sobre #LaDemandaMásGrandeDelMundo
La Unión de Consumidores de Argentina (UCA) identificó que en la Argentina no se generó una respuesta adecuada para las más de 15 mil víctimas de las prótesis mamarias Poly Implant Prothèse “PIP”. Por eso decidieron coordinar una estrategia con la firma Lozano Blanco & Asociados, liderada por Nathalie Lozano Blanco, que cuenta ya con varias victorias en los tribunales franceses, frente a los cuales representó a víctimas de más de 45 países.
“La situación de miles de mujeres afectadas en nuestro país como consecuencia de los implantes mamarios PIP que no han sabido orientar su reclamo nos coloca en la necesidad de actuar como entidad defensora de los derechos de los consumidores colaborando para encontrar canales adecuados para las víctimas”, expresó Adriana Malek, presidente de la UCA.
En diálogo con Infobae, Malek explicó que “la causa no prescribió, está abierta”. “En Francia habían dado un límite hasta el 31 de agosto, pero luego lo extendieron y esta semana se está volviendo a tratar en una audiencia en ese país por lo que en breve tendremos novedades al respecto”, puntualizó, al tiempo que destacó que “las personas que quieran iniciar demanda pueden hacerlo”.
Para ella, la importancia de visibilizar este reclamo tiene que ver con la baja cantidad de mujeres argentinas que se unieron a la demanda, en función de las entre 13.500 y 15 mil que se cree que fueron operadas en el país con esas prótesis. “En algunos casos las damnificadas no conocen la marca del implante que tienen puesto; en otros ocurre que para ingresar a la demanda hay que tener la certificación (el número de lote y demás datos del empaque de la prótesis), que muchas mujeres no saben dónde lo tienen o directamente aseguran que no lo recibieron de parte del médico”. En esos casos, según explicó Malek, “deben recurrir a la historia clínica del centro de salud donde fueron operadas donde se supone que figuran esos datos”.
Más de 11 mil mujeres representadas por Lozano Blanco demandan a la empresa alemana TÜV Rheinland por no realizar los controles pertinentes de la fabricación y comercialización de los implantes mamarios PIP. Esta negligencia desató una crisis sanitaria mundial, provocando fuertes consecuencias en la salud de más de 500 mil mujeres en todo el mundo.
El estudio de abogados promotores de la campaña #LaDemandaMásGrandeDelMundo busca a través de un equipo internacional multidisciplinario representar y dar acompañamiento personalizado en todo el proceso legal a las mujeres víctimas, y obtener una indemnización para las víctimas de este caso, reclamando por sus derechos en pos de la obtención de indemnizaciones correspondientes.
Lozano Blanco fue la primera firma de abogados a nivel mundial que representó un número masivo de víctimas en el caso PIP frente a las cortes francesas. TÜV Rheinland fue condenada en primera instancia a pagar una provisión de 3 mil euros a las mujeres demandantes para cubrir los gastos médicos urgentes. Ellas están ahora a la espera de una indemnización definitiva individual de acuerdo con su caso concreto y su nivel de afectación física y psicológica.
Sin embargo, los especialistas observan que aunque en la Argentina alrededor de 15 mil mujeres tienen o tuvieron estos implantes mamarios, es uno de los países con menos representación en la demanda. Tan sólo el 7% de las argentinas afectadas se unieron hasta ahora. Este porcentaje es bajísimo frente a otros países como Colombia (53%), Venezuela (25%) e Inglaterra (30%).
Malek ahondó que la ley 24.240 de defensa consumidor en su artículo 5 “se refiere al deber de seguridad de la salud y la integridad física de un usuario, en referencia a que un producto no tiene que presentar peligro para la salud o el físico del usuario”.
“Nos preocupaba el hecho de que cuando hay que hacer una demanda a nivel internacional las usuarias a veces carecen de las herramientas para actuar fuera de la frontera, por eso nos aliamos con un estudio que ya está interviniendo y tiene sentencias en Francia”, contó, al tiempo que destacó que quienes deseen sumarse a la demanda pueden hacerlo al mail de la entidad info@ucargentina.org.ar o bien en la web de la demanda para saber cómo proseguir.
Un estudio que realizó Lozano Blanco & Asociados en 2018 entre las mujeres representadas arrojó que el 64% de ellas sufrieron angustia permanente derivada de usar o haber usado los implantes, el 68% vio afectada su autoestima y el 36% su desempeño laboral a causa de las complicaciones de las prótesis.
A los riesgos para la salud física y psicológica, también se suman las consecuencias económicas. El mismo estudio arrojó el dato de que el 95% de las mujeres que aún no se sometieron a una cirugía de retiro de implantes, 32% argumentan que no lo hicieron por falta de recursos económicos. El promedio de los gastos médicos asociados a complicaciones con las prótesis corresponde, en promedio, a 14 meses de salario.
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