Que el encierro, la incertidumbre, la convivencia “obligada” en los hogares, la pérdida del empleo y demás situaciones que puedan derivar del aislamiento social preventivo y obligatorio que se vive en la Argentina desde el 20 de marzo tiene consecuencias en la salud mental de la población no hay dudas.
Sobre los efectos de la falta de socialización en adolescentes y el aumento de la violencia doméstica mucho se ha hablado en los últimos meses. Que la cuarentena disparó las ventas de bebidas alcohólicas y que el consumo pasó de ser social a intradomiciliario, también.
Ahora, luego de que en los últimos días se difundieran los resultados de un informe, que hablaba del aumento del 500% en el consumo de drogas durante la pandemia en la Argentina, Infobae quiso ahondar sobre este fenómeno, que tarde o temprano hará ver sus consecuencias en la sociedad.
“Ya hace algún tiempo -en diciembre de 2016- se declaró en la Argentina la Emergencia Nacional en Materia de Adicciones, de allí hasta el momento la situación de consumo no ha variado de manera significativa. La situación era y sigue siendo grave en nuestro país y seguramente dada la situación de aislamiento preventivo obligatorio el consumo de sustancias psicoactivas tanto legales como ilegales, como a su vez las adicciones no químicas, como lo es la tecnología han aumentado en el consumo por parte de la gente”. La médica psiquiatra y experta en adicciones Geraldine Peronace comenzó a desentrañar ante la consulta de este medio un fenómeno que no es nuevo, y que, según ella, se incrementó en el último tiempo. “Los primeros meses, desde el consultorio no se notaba un incremento de consultas por consumo de drogas, pero luego mes a mes las consultas pidiendo tratamiento aumentaron significativamente hasta la fecha -aseguró-. En primer lugar, y en esto coinciden otros colegas psiquiatras, nos aumentó el pedido de ayuda y tratamiento por alcohol, cocaína y marihuana”.
Gabriela Torres es licenciada en Trabajo Social y titular de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), y consultada por Infobae señaló que desde el organismo están terminando un trabajo federal cualitativo de consumo en el marco del aislamiento social. “Una de las prioridades de gestión es dar explicaciones en relación a la complejidad del tema, que es mucho más que hablar de la relación con una sustancia”.
“Nos interesa medir y conocer otras situaciones de vulnerabilidad, motivaciones de consumo, etc; no nos sirve titular ‘aumentó un 200%’ -consideró-. En temas tan sensibles hay que manejarse con datos certeros”.
Para ella, “lo que si viene pasando es que hay algunas encuestas que dan una tendencia acerca de que el consumo ha crecido, sobre todo de lo que podemos medir, que son las sustancias legales”. Y tras asegurar que “no se puede decir que es una representación nacional”, sostuvo que lo que hicieron fue “preguntar por grupos focales con la aytuda de siete universidades en diferentes regiones del país”.
“Venimos viendo los avances; en general los jóvenes tienden a consumir menos porque no le encuentran sentido a consumir en soledad, no quieren tomar cerveza en la casa ni con los padres; la construcción está en estar con los pares”, analizó Torres, quien enfatizó en otro aspecto que observan desde la Sedronar: “Lo otro es cómo el mundo del trabajo te ordena ‘la angustia del vivir’ -como suele hablarse en el psicoanálisis-, en ese sentido están quienes consumían ocasionalmente y empiezan a hacerlo cotidiano”. “El mundo adulto que se empieza a angustiar más empieza a necesitar ‘tapar’ algunas cuestiones”, enfatizó.
Según Peronace, “los síntomas principales que presentan las personas están relacionados con estrés crónico: tensión física y/o psíquica (emocional), frustración, irritabilidad, nerviosismo, alteración en el sueño, dolores musculares, hipertensión arterial, diabetes, depresión, problemas de piel, etc”. “Muchas personas no encuentran formas saludables de poder lidiar con esta situación y muchas otras lo encuentran con el uso y abuso de sustancias legales e ilegales asi como también con la adicción a la tecnología, apuestas online y el aumento de oferta de sexo online”, analizó la experta, para quien “cualquier vía de escape al disconfort les es útil como paliativo a este malestar de sentirse encerrados, coartados, frustrados, con un presente y un futuro incierto ya que todas las adicciones en un primer momento van a liberar sustancias que son neurotransmisores que median el placer / el buen estado de ánimo en los seres humanos”.
Así, “el alcohol, la cocaína, la marihuana, la tecnología (los juegos de internet), las apuestas online, el aumento en el consumo de hidratos de carbono, o el sexo, todo eso impacta en el cerebro liberando sustancias estimulantes/gratificantes en el sistema de recompensa, dopamina y serotonina principalmente ya que son los neurotransmisores que median el placer. Y de esta forma entran en un espiral sin salida, y lo que en un principio era una salvación se convierte en un infierno”.
Torres insistió en que “existen diferentes explicaciones de por qué es necesario tapar con algo lo que nos pasa”. “Hay como un gran aprendizaje de cómo relacionarnos con los demás y cómo ubicar para qué se consume y eso hay que lograr ‘desarmarlo’ porque cuando se piensa se ve que en realidad no es divertido, pero necesitamos una mediación para que surja la pregunta porque en el ‘ser parte’ la regla es hacer todos lo mismo y los jóvenes se suman a eso casi sin interpelarse”.
También es necesario “que los adultos se pongan de acuerdo y hagan lo que dicen que no a los hijos”. “Para cambiar la época necesitamos volver a interpelar las prácticas de consumo y encontrar explicaciones de qué pasa ahí para intervenir”, destacó.
Para ella, “se viene hablando poco de la angustia y de las resoluciones rápidas; la gente está acostumbrada a tapar la angustia como si no fuera bueno transitarla”. “Está bien interpelarnos en cuanto a la relación con las sustancias psicoactivas, y en ese sentido es más fácil medir las sustancias legales, que de hecho históricamente es lo que más se consume”, dijo en referencia al alcohol, tabaco y psicofármacos.
“En esta cuarentena hemos tenido aumento de pacientes que auto cultivan sus plantas de marihuana, les cuesta menos dinero el consumo, se autoabastecen, no se exponen al peligro que conlleva salir a comprarla y muchos otros las cultivan y las están vendiendo por situaciones de falta de dinero, desempleo, lo que era consumo personal para muchos pasó a ser la forma en la que sostienen su plato de comida diario -describió Peronace-. Aumentó también el consumo de aceite de cannabis, sin ninguna prescripción ni supervisión médica, lo usan desde los jóvenes hasta los adultos mayores para mitigar cefaleas, dolores musculares, insomnio y otros síntomas variados, nadie sabe realmente qué están consumiendo y por ende qué consecuencias a mediano y a largo plazo pueden tener”.
Y sin lugar a dudas, según precisó la psiquiatra, “la venta online desde internet ha batido récords, se compra desde las redes sociales, no solamente desde la deepweb como era hasta no hace mucho tiempo atrás. Una manera que llegó para quedarse en este mundo que cambió a lo virtual tan súbitamente”.
“Que resultado vamos a tener después de este momento histórico que todos estamos atravesando no lo sé pero no tengo un buen presagio en relación a todo lo que conlleva la salud mental”, concluyó la especialista.
Cuidados con el consumo
En el inicio del aislamiento en el país, desde la Sedronar difundieron una serie de recomendaciones para evitar el consumo excesivo e identificar situaciones problemáticas, en el que destacan, entre otros puntos:
- Es importante preguntarnos para qué consumimos, identificar nuestro estado de ánimo y qué nos pasa en el cuerpo.
- Antes de tomar alcohol, comer algo y tomar mucha agua.
- Establecer horarios: si tomamos en el almuerzo y en la cena, es muy difícil que podamos realizar otras actividades. Por eso es muy importante sostener las rutinas, distintas actividades para realizar durante el día, estar comunicados con otras personas, llamar a nuestros adultos mayores y ofrecer ayuda a vecinos y vecinas que puedan necesitarlo.
- Si estamos realizando trabajo remoto, tareas domésticas o tareas de cuidado de otras personas, el consumo de alcohol no te estimula. Reduce la capacidad para pensar, hablar, moverse y todas las demás actividades.
- El aislamiento puede producir angustia, tristeza, ansiedad. El consumo de alcohol no va a eliminar estos sentimientos sino a profundizarlos; es importante encontrar la medida de cada persona, no consumir en exceso, hablar con alguien de lo que sentimos.
- El consumo de alcohol en exceso puede provocar accidentes domésticos o puede descomponerte. En cualquier caso en este momento tenemos que cuidarnos mucho más para no sobrecargar al sistema de salud y las guardias hospitalarias.
- No te excedas en el consumo de bebidas como el café o el té, y evitá las bebidas energizantes porque podrían aumentar tu nivel de ansiedad en medio del encierro.
Cuidemos a las y los adolescentes
Todo consumo de alcohol en menores de 18 años se considera un consumo de riesgo, es decir no existe un nivel de consumo de alcohol que se considere “saludable” porque:
- El cuerpo está en crecimiento y es más vulnerable a sus efectos.
- El alcohol afecta el rendimiento en los estudios porque altera la capacidad de atención y concentración. También baja la capacidad física y aumenta el riesgo de lesiones en el deporte.
- Aumenta el riesgo de dependencia en la edad adulta.
Qué hacer frente a una situación de consumo problemático
- Si vemos personas que están atravesando un problema de consumo o sentimos que es un problema para nosotros, podemos aconsejarles ir a algún lugar comunitario o llamar por ellos para pedir ayuda.
- Se puede pedir intervención profesional a la Línea 141 de escucha, contención y seguimiento. Todos los días las 24 horas, en todo el país.
- En la Línea 141 también se puede solicitar un seguimiento posterior con un equipo de psicólogos preparados para dar asistencia remota.
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