La llegada del COVID-19 ha modificado muchos aspectos de nuestra vida personal y profesional. Y la crisis sanitaria también ha provocado cambios en los primeros auxilios y la reanimación cardiopulmonar. Es de público conocimiento que el nuevo coronavirus puede contraerse al entrar en contacto con las gotas de líquido corporal de una persona infectada. Así es que realizar compresiones torácicas como parte de la RCP, por ejemplo, puede movilizarlas. Dado que incluso las personas asintomáticas pueden transmitir y propagar el virus, es casi imposible que un transeúnte determine su riesgo de contraer el virus al intervenir y realizar la RCP.
Si un espectador no hiciera otra cosa que llamar a los servicios médicos de emergencia, las posibilidades de supervivencia de la víctima serían muy bajas, mientras que la intervención mejoraría sustancialmente las probabilidades. Sin embargo, también aumentaría el riesgo de que el rescatador se exponga al COVID-19. En última instancia, hoy la decisión de actuar o no actuar es difícil y personal.
Desde el año 2000 el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, de todas partes del mundo celebra el Día Mundial de los Primeros Auxilios, el segundo sábado de septiembre. La fecha fue instituida para concienciar a la población sobre la importancia de saber actuar en los primeros momentos tras un accidente o cualquier otro tipo de daño para las personas.
En este difícil contexto que hoy nos toca atravesar, es de vital importancia promover la concientización sobre la importancia que pueden revestir gestos sencillos a la hora de salvar vidas, tanto en la vida cotidiana como en casos de crisis (desastres, epidemias, conflictos…) y motivar a las personas a adquirir conocimientos en primeros auxilios.
En líneas generales los primeros auxilios son aquellas técnicas y procedimientos que debemos tener en cuenta en situaciones de emergencia o cuando una persona enferma o lesionada precisa ayuda, hasta la llegada de profesionales especializados.
Los PPAA comprenden un amplio abanico de situaciones, aunque se pueden distinguir tres grandes grupos:
- Emergencias por lesiones: se puede ayudar a personas lastimadas con algún elemento punzante; a quienes sufran una hemorragia visible en alguna parte del cuerpo o sean víctimas de un traumatismo.
- Emergencias médicas: podemos estar frente a personas con hipoglucemias o que manifiesten problemas respiratorios, sufran ataque al corazón o cuadros de alergias etc.
- Emergencias medioambientales: son aquellas ocurridas por picaduras, mordeduras, golpes de calor, intoxicaciones, etc.
¿Qué debemos hacer?
Al acercarnos a una víctima debemos presentarnos, explicar que conocemos sobre primeros auxilios y consultarle si nos permite ayudarlo. Además, es imprescindible observar alrededor y verificar las condiciones del lugar para no exponerse a un peligro, evaluando la seguridad de este.
La máxima principal de los PPAA es no mover a una persona enferma o lastimada. Se debe llamar a una ambulancia o al servicio médico, accionando la cadena de sobrevida lo que permitirá finalmente salvar la vida de otro ser humano.
Manejar la situación, buscando la calma y evitando el descontrol es clave. Se debe proseguir por conseguir la dirección exacta de donde nos encontramos, para que nos localicen sin inconvenientes. Usar guantes y protección ocular ante la presencia de sangre u otros fluidos corporales. No debe tocar nunca en forma directa ningún tipo de secreciones.
Sin embargo, el brote por COVID-19 actual plantea un escenario un poco más complicado. “En este contexto de pandemia por el nuevo coronavirus, los primeros auxilios y la reanimación cardiopulmonar experimentaron distintas variaciones con respecto a cómo se venían efectuando con anterioridad: desde no colocar la cara junto a la boca o nariz de una víctima al evaluar su respiración hasta colocar un paño fino o toalla sobre la boca y nariz de la persona antes de realizar compresiones torácicas”, aseveró en diálogo con Infobae Sergio Cappiello, jefe médico de Vittal (MN 104406).
Los principales cambios que provocó la pandemia en los primeros auxilios y la reanimación cardiopulmonar:
- Al evaluar la respiración no se debe colocar la cara junto a la boca o nariz de la víctima.
- El llamado al servicio de emergencias se debe efectuar mediante el uso de un teléfono manos libres.
- Colocar un paño fino o toalla sobre la boca y nariz de la persona antes de realizar compresiones torácicas. Este debe ser colocado de modo de minimizar la aerosolización sin impedir la entrada de aire a la vía aérea de la víctima. Esto puede reducir el riesgo de propagación del virus durante las compresiones torácicas.
- Luego de realizada la RCP las personas actuantes deben lavarse las manos con agua y jabón o desinfectarlas con alcohol al 70%. Deben también contactar al sistema de vigilancia epidemiológico de su región para recibir información e instrucciones relativas a la condición de contacto estrecho y detección del paciente o víctima como caso sospechoso de COVID-19.
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