Como si se tratara de un círculo virtuoso dentro de la pandemia por coronavirus, a medida que más personas contraigan COVID-19 y se recuperen, el número de donantes potenciales de plasma continuará aumentando. Es que el tratamiento, que está en fase experimental, es uno de los que se están aplicando con éxito en todo el mundo a pacientes graves y moderados que sufren complicaciones a causa de la enfermedad.
“Cuando una persona se infecta con un virus, patógeno o microorganismo que lo enferma, la primera respuesta parte del sistema inmune. Este produce anticuerpos con las células de los glóbulos blancos. Se trata de moléculas que van a defender al cuerpo de aquello que lo enferma. Esos anticuerpos específicos van a atacar directamente al virus. Si bien tenemos anticuerpos para defendernos de otros padecimientos producto de las vacunas, necesitamos que nuestro sistema inmune prepare y tenga listos para usar anticuerpos para el COVID-19. Como aún no tenemos vacunas para él –y, por ende, no tenemos anticuerpos–, cuando el virus llega, la persona se enferma. Cuando un sujeto se cura, más allá de la medicación que haya recibido, desarrolló esos anticuerpos que lo ayudaron a curarse”. Así lo explicó a Infobae la doctora Laura Bover, graduada en química biológica de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y doctorada en el Instituto Leloir (en su tiempo Fundación Campomar).
Al día de hoy en la Argentina, el total de personas recuperadas asciende a 357.388, según el último reporte del Ministerio de Salud de la Nación. Ahora bien, pese a que existen personas que pueden donar más de una vez, lo cierto es que no todos los convalecientes están aptos para ser donantes de plasma, y el tiempo que media entre el primer síntoma de la enfermedad y la posibilidad de donar es de alrededor de 28 días, según el protocolo de cada centro de salud.
Ocurrió que, en el marco de la emergencia sanitaria por coronavirus en el país, la Resolución 783 del Ministerio de Salud del 17 de abril estableció la creación de un Plan Estratégico para regular el uso de plasma de pacientes recuperados de COVID-19 con fines terapéuticos. Y siguiendo las directivas de la cartera sanitaria, cada centro de salud desarrolló su propio protocolo para el uso de plasma, y contemplan desde la elección del donante (paciente recuperado), la obtención del plasma por aféresis hasta la transfusión y la evolución de quien lo recibe (hemovigilancia).
Así, el plasma de convalecientes podría ser de gran ayuda en el tratamiento de aquellos que están padeciendo una infección aguda de COVID-19 y no pudieron formar sus propios anticuerpos para enfrentar la enfermedad. Entonces, si se administran por medio de una transfusión, se le brinda al paciente una mejor preparación frente a la infección viral.
“Los componentes sanguíneos son un bien escaso en la Argentina y en el mundo porque dependen de la voluntad de quien lo dona. Y en esa línea el plasma no escapa a la regla: es finito y escaso”. Consultada por Infobae, Noemí Lena, coordinadora de la Red de Medicina Transfusional del Ministerio de Salud porteño, destacó que, además, “no todos los pacientes recuperados de COVID-19 pueden donar”.
Y tras señalar que en la Ciudad de Buenos Aires no tuvieron desde que se comenzó a implementar este tratamiento inconvenientes en la disponibilidad de plasma, detalló: “Se presentaron 1.318 pacientes recuperados a donar, pero por criterios transfusionales sólo llegaron a donar 361; lo positivo es que cada uno de ellos puede donar varias veces y que de un donante se obtiene plasma para tratar a más de un paciente”. En total, a la fecha, en la Ciudad 568 enfermos de coronavirus recibieron plasma inmune de convaleciente.
Alejandra Vellicce es la jefa del Departamento de Hemoterapia e Inmunohematología del Hospital de Clínicas y en diálogo con este medio resaltó que en ese centro de salud trabajan desde marzo con esta línea terapéutica y nunca tuvieron que suspender un tratamiento por falta de plasma o de grupo sanguíneo. “Lo importante es que procuramos tener stock; el proceso de evaluación del donante lleva 15 días ya que se le realiza una doble entrevista, se le toma una muestra de sangre para ver si tiene anticuerpos y realizan estudios para descartar que padezca de infecciones transmisibles”, detalló la experta, quien reforzó: “Si todo eso está bien se le otorga un turno para donar; ya tuvimos más de 100 donantes y el 70% donó dos veces”.
Y tras explicar que “a cada donante se le extraen 600 mililitros de plasma, que se fraccionan en tres dosis de 200 cada una”, Vellicce destacó que en el Clínicas “los requisitos para ofrecerle a un paciente el tratamiento son que curse un cuadro grave o moderado con comorbilidades como obesidad, diabetes o problemas respiratorios”. “Independientemente de la edad, evaluamos al paciente y si es mayor de 18 años y sin límite de edad, si el cuadro clínico lo amerita ingresa en el protocolo –señaló–. En el hospital son dos dosis, la segunda a las 48 horas de la primera”.
“Tenemos que evaluar la respuesta y no perder de vista que el protocolo es observacional; lo ideal sería hacer un estudio a doble ciego, lo cual es difícil en este contexto sin un tratamiento efectivo”, consideró la experta, quien aportó las cifras de ese centro de salud: “Llevamos 170 pacientes transfundidos y la estadística indica que 20 fallecieron”.
Y recordó los requisitos que determinaron en el hospital dependiente de la Universidad de Buenos Aires: “Para comenzar, los candidatos a donar plasma deben ser hombres y mujeres que nunca hayan recibido una transfusión, y en segundo término priorizamos a las mujeres que no hayan tenido un embarazo ni sufrido un aborto”. Esto último, explicó, es “porque puede generar una respuesta inflamatoria grave a nivel pulmonar en quien recibe el plasma, como consecuencia del antígeno leucocitario humano (HLA) que se produce en el embarazo y puede ocasionar esa reacción en el pulmón”.
El tratamiento tiene su origen en las décadas del 50 y 60 durante la epidemia de fiebre hemorrágica argentina, que se cobraba una innumerable cantidad de vidas hasta que la ciencia hizo su aporte y consiguió hallar un tratamiento efectivo: el plasma inmune de convaleciente, que aplicado en etapas tempranas de la enfermedad logró reducir significativamente la letalidad. El hacedor de este hallazgo fue el doctor Julio Maiztegui, quien, acompañado por un grupo de profesionales, trabajó sin descanso en la contención de una situación sanitaria que desvelaba por las trágicas consecuencias del también llamado “mal de los rastrojos” o “virus Junín”, una enfermedad viral aguda grave transmitida por el ratón de la especie Calomys musculinus.
Requisitos para donar plasma
“Las personas confirmadas de COVID-19 estarán en condiciones de donar su plasma por un método denominado de aféresis, contando con dos pruebas negativas para COVID-19 realizadas con al menos un intervalo de 24 horas con toma de muestra nasofaríngea”, dispone el protocolo del Ministerio de Salud.
- Quienes sean potenciales donantes no deben tener antecedentes transfusionales (no haber recibido transfusiones previamente). Y deben carecer de antecedentes gestacionales o abortos.
- Además de tener entre 18 y 65 años, deberá cumplir con todos los requisitos exigidos para un donante de sangre habitual, los mismos podrán visualizarse en: https://www.argentina.gob.ar/salud/donarsangre/quienes
- Además, antes de la donación, deberán firmar un Consentimiento Informado específico que explicita que su donación se realiza para ser utilizada para pacientes que ingresen en el Ensayo Clínico Nacional.
“Siempre se promociona la donación de sangre porque es un bien que falta, y con el plasma pasa lo mismo, más allá del de pacientes de COVID-19 –enfatizó Lena–. El plasma se usa para fabricar muchos medicamentos; en el país existe una planta de hemoderivados que depende de la Universidad de Córdoba y a veces no pueden producir porque no tienen plasma”.
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