En el marco de la Semana de la Lucha Contra la Muerte Súbita que se llevó a cabo los últimos días de agosto, Infobae dialogó con el doctor Mario Fitz Maurice, cardiólogo especialista en electrofisiología. Se trata de una iniciativa de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) para generar conciencia en la comunidad acerca de la importancia de saber reanimación cardiopulmonar (RCP) y utilizar un desfibrilador externo automático (DEA), herramienta imprescindible para la atención temprana de la muerte súbita extrahospitalaria.
“La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en la Argentina y de esas muertes la mitad ocurrirá en forma súbita. En nuestro país se producen alrededor de 40 mil muertes súbitas al año (una cada 15 minutos) y de esas el 70% se ocasiona en el hogar, en el trabajo, en clubes, en los campos de juegos deportivos, en lugares públicos e incluso en la calle y no en los hospitales. Esta situación nos ubica a los que no pertenecemos a la comunidad médica como los primeros respondedores”, aseveró consultado por este medio el especialista.
Pero, ¿qué es la muerte súbita? Por definición, la muerte súbita se trata de un paro cardíaco que ocurre en forma brusca con manifestaciones que inician dentro de la hora que ocurre. El experto la define como “aquella muerte que ocurre de forma inexplicada, generalmente en personas con aparente estado de salud, que ocurre rápido y generalmente sin síntomas previos”.
“Ocurrida la muerte súbita, la mayor parte de las veces la persona muere”. El dato es demoledor. Es que las dos terceras partes ocurren fuera de ámbitos médicos y, de esos casos, menos del 10% sobrevive. Pero no siempre que una persona sufre un evento de este tipo muere. Y en ese punto, la información es clave. Es que, en la mayoría de los casos, este tipo de eventos ocurre fuera del ámbito médico, precisamente por su cualidad de ser repentino.
El Jefe del Servicio de Electrofisiología y Arritmias del Hospital Rivadavia y Director del Instituto Nacional de Electrofisiología y Arritmias (INADEA), advirtió que “la única forma de salvar una vida luego de un episodio de este tipo es aplicando en forma rápida y eficaz maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) y desfibrilación. Hacerlo dentro de los tres primeros minutos de ocurrido el evento aumenta las posibilidades de llegar con vida a un hospital en un 70% y por cada minuto que se demora la aplicación de estas medidas se reducen en un 10% las posibilidades de continuar con vida”.
En la gran mayoría de los casos, la muerte súbita se debe a una arritmia, es decir que a que el corazón deje de latir normalmente y empiece a temblar. A ese temblor la medicina lo denomina fibrilación venticular. Cuando tiembla, el corazón no tiene capacidad de contraerse y, entonces, no puede bombear sangre: así la víctima pierde el estado de conciencia y se desploma. “Ahí es cuando se hace vital cortar esa arritmia y rápido porque pasados los cinco minutos comienza el daño cerebral. Es por eso que estar capacitado ayuda tanto. No podemos esperar la llegada de un médico en menos de 5 minutos en ninguna parte del mundo”, añadió.
La muerte súbita puede ocurrir en personas con una enfermedad cardíaca conocida o en aquellas que ignoran el problema ya que nunca han tenido síntomas o, si los tuvieron, fueron leves y no los relacionaron con el corazón. Puede ocurrir a cualquier edad y puede estar relacionada, o no, con una actividad física o deportiva. No obstante, las causas y el nivel de incidencia varían con la edad. En menores de 35 años obedece generalmente a enfermedades congénitas del corazón. Y en mayores de 40, en cambio, se produce generalmente como consecuencia de un infarto de miocardio que genera una arritmia llamada fibrilación ventricular provocando la muerte.
Según precisó a este medio Carlos Correa, médico cardiólogo (MN 90722) jefe de Cardiología del Centro Rossi, “si bien es un concepto relacionado con lo cardíaco, hay otras causas de muerte súbita como pueden ser las que ocurren por intoxicación, ahogamiento, shock eléctrico, etc.”. “Si vamos a la de origen cardíaco, es un evento que siempre es catastrófico”, señaló, al tiempo que agregó: “Entre el 25% y el 50% de quienes sufren afecciones cardíacas mueren de manera súbita”.
Pese a que su cualidad de “inesperado” haga pensar que este cuadro no se puede prevenir, Correa explicó que, “las tres cuartas partes de las veces, detrás de la muerte súbita está la enfermedad coronaria y eso sí se puede prevenir mediante cambios de conducta y el tratamiento de los factores de riesgo ya conocidos (tabaquismo, hipertensión, diabetes, colesterol, sedentarismo, estrés)”. “En las últimas décadas, la incidencia de la muerte súbita tuvo una tendencia decreciente y esto tiene que ver con que hubo una mejora en el tratamiento y corrección de los factores de riesgo de enfermedad coronaria”, destacó.
Después están las causas de “el otro cuarto”, que corresponde a arritmias de origen genético y miocardiopatías, entre las más preponderantes. Consultado sobre cómo es posible modificar la baja tasa de sobrevida, Correa fue contundente: “Con la famosa reanimación cardiopulmonar (RCP) y la desfibrilación precoz”. “El mecanismo detrás de la muerte súbita la mayoría de las veces es la fibrilación ventricular y la forma de tratarlo es con el desfibrilador”, destacó.
¿Qué hacer ante una emergencia?
“Tiene que haber gente entrenada en RCP, que es una maniobra que la puede dar cualquier persona con un entrenamiento muy básico; y por otro lado está la desfibrilación; el uso del DEA no requiere entrenamiento, ya que el equipo tiene guías habladas para que lo use cualquier persona. Pero esto implica que a nivel comunitario tiene que multiplicarse la cantidad de gente que realice RCP y la cantidad de DEA, que sean accesibles y esté claramente identificado dónde está ubicado cada uno”, sostuvo Correa.
En lo que él definió la “cadena de la vida” se resume el paso a paso de cómo actuar ante un episodio de este estilo: “Se debe iniciar el pedido de ayuda, comenzar con las maniobras de RCP y cuando llegue el personal médico se encargará del soporte cardíaco avanzado”. “Pero lo básico es que las personas que presencian un evento cardíaco estén entrenadas en RCP”, insistió.
“Si uno es testigo y ve que alguien inexplicadamente cae inconsciente, lo primero que debe hacer es fijarse si esa persona respira, y si no lo hace o lo hace con dificultad llamar al 107 o al número local de emergencias. Para proseguir, debe colocarse y colocarle a la víctima un barbijo (si la ciudad está con emergencia sanitaria por pandemia por COVID-19, reanimador y víctima deben contar con barbijo) antes de comenzar rápidamente las maniobras de reanimación cardíacas y luego pedir un desfibrilador, muchos lugares ya cuentan con este tipo de equipos y es muy importante que cada uno sepa donde puede existir el mas cercano”, comenzó por explicar Fitz Maurice.
Los pasos básicos a seguir en tiempos de COVID-19:
- Asegurarse de que la víctima se encuentre sobre a una superficie firme.
- Observar si respira con normalidad. Solo mirando el tórax a 1,5 metros de distancia.
- Si no respira con normalidad, o no respira, colocarse de rodillas de manera perpendicular al cuerpo de la víctima (adulta). Ponerse barbijo y poner barbijo a la víctima.
- Poner una mano sobre el centro del pecho y la otra por encima y, con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de manera constante (el ritmo y frecuencia debe ser de, al menos, 100 compresiones por minuto).
- Pedir un desfibrilador DEA y seguir sus instrucciones.
- Es importante tratar de hacerlo hasta que la víctima se recupere, o hasta la llegada de la ambulancia.
- Al finalizar, lavarse las manos con alcohol en gel por 40 segundos
“Según datos del servicio de salud de EEUU una muerte de cada 1200 es ocasionada por un incendio, y una muerte de cada cinco es producto de enfermedad cardiovascular. Esto claramente muestra que es 200 veces más frecuente morir del corazón que morir en un incendio. Y aún así todavía faltan desfibriladores y gente capacitada para poder dar respuesta al problema. Ojalá cada vez más personas puedan ayudar a concientizar y transmitir el problema”, finalizó el experto.
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