Entre el 25% y el 50% de quienes sufren afecciones cardíacas mueren de manera súbita

Por definición, la muerte súbita se trata de un paro cardíaco que ocurre en forma brusca con manifestaciones que inician dentro de la hora que ocurre. Las dos terceras partes ocurren fuera de ámbitos médicos y menos del 10% sobrevive. Por qué es clave la RCP y la desfibrilación precoz

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"Entre el 25% y el 50% de quienes sufren afecciones cardíacas mueren de manera súbita" (Shutterstock)
"Entre el 25% y el 50% de quienes sufren afecciones cardíacas mueren de manera súbita" (Shutterstock)

Aunque no lo parezca, en medio de la pandemia por coronavirus el mundo sigue girando, y las enfermedades crónicas continúan su curso. Tal es el caso de las patologías cardiovasculares que, además, se ven perjudicadas en situaciones de estrés psicosocial como la que atraviesan las sociedades por estos meses.

“Ocurrida la muerte súbita, la mayor parte de las veces la persona muere”. El dato es demoledor. Es que las dos terceras partes ocurren fuera de ámbitos médicos y, de esos casos, menos del 10% sobrevive. Pero no siempre que una persona sufre un evento de este tipo muere. Y en ese punto, la información es clave.

Desde 2016, los últimos días de agosto se lleva a cabo la Semana de la Lucha Contra la Muerte Súbita, una iniciativa de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) para generar conciencia en la comunidad acerca de la importancia de saber reanimación cardiopulmonar (RCP) y utilizar un desfibrilador externo automático (DEA), herramienta imprescindible para la atención temprana de la muerte súbita extrahospitalaria.

Es que, en la mayoría de los casos, este tipo de eventos ocurre fuera del ámbito médico, precisamente por su cualidad de ser repentino.

“Por definición, es un paro cardíaco que se presenta en forma brusca con manifestaciones que inician dentro de la hora que ocurre, y cuando la persona estuvo en buenas condiciones de salud en las 24 horas previas”. Carlos Correa es médico cardiólogo (MN 90722) y así comenzó a explicar a Infobae de qué se trata este cuadro que “la mitad de las veces se da en personas que no tienen antecedentes, o sea que la primera señal de enfermedad cardíaca es la muerte súbita”.

Según precisó el jefe de Cardiología del Centro Rossi, “es un concepto relacionado con lo cardíaco, pero hay otras causas de muerte súbita como pueden ser las que ocurren por intoxicación, ahogamiento, shock eléctrico, etc.”. “Si vamos a la de origen cardíaco, es un evento que siempre es catastrófico”, señaló, al tiempo que agregó: “Entre el 25% y el 50% de quienes sufren afecciones cardíacas mueren de manera súbita”.

Pese a que su cualidad de “inesperado” haga pensar que este cuadro no se puede prevenir, Correa explicó que, “las tres cuartas partes de las veces, detrás de la muerte súbita está la enfermedad coronaria y eso sí se puede prevenir mediante cambios de conducta y el tratamiento de los factores de riesgo ya conocidos (tabaquismo, hipertensión, diabetes, colesterol, sedentarismo, estrés)”. “En las últimas décadas, la incidencia de la muerte súbita tuvo una tendencia decreciente y esto tiene que ver con que hubo una mejora en el tratamiento y corrección de los factores de riesgo de enfermedad coronaria”, destacó.

"Entre el 25% y el 50% de quienes sufren afecciones cardíacas mueren de manera súbita" (Shutterstock)
"Entre el 25% y el 50% de quienes sufren afecciones cardíacas mueren de manera súbita" (Shutterstock)

Después están las causas de “el otro cuarto”, que corresponde a arritmias de origen genético y miocardiopatías, entre las más preponderantes.

Consultado sobre cómo es posible modificar la baja tasa de sobrevida, Correa fue contundente: “Con la famosa reanimación cardiopulmonar (RCP) y la desfibrilación precoz”. “El mecanismo detrás de la muerte súbita la mayoría de las veces es la fibrilación ventricular y la forma de tratarlo es con el desfibrilador”, destacó.

Y tras señalar que “por cada minuto que se demora en iniciar la reanimación aumenta 10% la mortalidad”, el especialista hizo saber que en este punto se ponen en juego dos factores clave: “Tiene que haber gente entrenada en RCP, que es una maniobra que la puede dar cualquier persona con un entrenamiento muy básico; y por otro lado está la desfibrilación; el uso del DEA no requiere entrenamiento, ya que el equipo tiene guías habladas para que lo use cualquier persona. Pero esto implica que a nivel comunitario tiene que multiplicarse la cantidad de gente que realice RCP y la cantidad de DEA, que sean accesibles y esté claramente identificado dónde está ubicado cada uno”.

En lo que él definió la “cadena de la vida” se resume el paso a paso de cómo actuar ante un episodio de este estilo: “Se debe iniciar el pedido de ayuda, comenzar con las maniobras de RCP y cuando llegue el personal médico se encargará del soporte cardíaco avanzado”. “Pero lo básico es que las personas que presencian un evento cardíaco estén entrenadas en RCP”, insistió Correa.

Las dos terceras partes de los casos de muerte súbita ocurren fuera de ámbitos médicos y menos del 10% sobrevive (Shutterstock)
Las dos terceras partes de los casos de muerte súbita ocurren fuera de ámbitos médicos y menos del 10% sobrevive (Shutterstock)

—¿Tienen datos o registros de qué está ocurriendo en estos meses de pandemia?

—Lo que sabemos es que disminuyó la consulta de seguimiento de pacientes con patología de enfermedad coronaria. La gente dejó de ir al médico y eso va a traer consecuencias, además, el estrés psicosocial va a tener un impacto sobre la mortalidad.

Dependiendo de los antecedentes individuales, a partir de los 30 años, se recomienda que las personas hagan una evaluación anual de su salud cardiovascular, sobre todo si hacen actividad física.

Si se tiene en cuenta que en el país el 40% de las personas tiene hipertensión, el 30% fuma y el 10% es diabético, cobra relevancia la importancia de que toda la población controle su corazón a partir de esa edad, y más aún desde los 40 años.

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