En Argentina se realiza la única cirugía de estimulación cerebral profunda para epilepsia refractaria de toda Latinoamérica

Desde el 2015 el Hospital Italiano de Buenos Aires implementa una nueva opción de tratamiento mínimamente invasivo para pacientes con epilepsia refractaria. Se trata del primer centro en realizar esta cirugía y la institución con mayores resultados favorables

La intervención, mínimamente invasiva, consiste en colocar dos electrodos, uno en cada hemisferio del cerebro, en un núcleo llamado núcleo anterior del tálamo (Shutterstock)

Desde el año 2015 el Hospital Italiano de Buenos Aires implementa una nueva opción de tratamiento mínimamente invasivo para pacientes con epilepsia refractaria, patología que produce un gran número de crisis en la persona que la padece, pudiendo impactar en su campo cognitivo u emocional.

La intervención puede ser curativa o paliativa, generando en la mayoría de los casos un gran impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes, mediante la disminución del número de crisis o la ausencia total de las mismas. Esto permite reducir o cesar la toma de medicación.

Este tratamiento, llamado Neuromodulación, inhibe o activa los circuitos neuronales anómalos a través de agentes químicos o eléctricos. Se utiliza para tratar diversas patologías neurológicas y, a diferencia de otras cirugías que son irreversibles, puede ajustarse ante un efecto adverso y volviendo al paciente a su estado inicial.

Entre los beneficios de la cirugía se destacan: reducción de las crisis de epilepsia; disminución de la ingesta de medicamentos; control o mejoramiento en el compromiso psico-cognitivo; mejoría de la situación psicosocial y calidad de vida del paciente; y corto período de internación luego del procedimiento.Es importante aclarar que en todos los casos la mejora, no solo depende de la estimulación, sino también de la combinación con la medicación.

“La neuromodulación es una de las tantas armas que tenemos para palear o tratar esta enfermedad. Argentina está en condiciones de tener programas para el tratamiento de la epilepsia. Por eso, en el 2015 formamos junto con otros dos neurólogos argentinos un centro de atención de epilepsia refractaria, es decir cuando el tratamiento anticonvulsivante no controla las crisis o sus efectos secundarios son limitantes para un desarrollo normal de la persona. Entre el 1 y el 1.2% de la población padece epilepsia, siendo el 20 % refractaria al tratamiento médico farmacológico. De los pacientes refractarios un 40% es candidato a la cirugía”, sostuvo en diálogo con Infobae el doctor Carlos Ciraolo, Jefe de la sección de Neurocirugía Estereotáctica Funcional del Hospital Italiano de Buenos Aires.

Las crisis epilépticas son episodios de alteración de la actividad eléctrica del cerebro (OMS)

La epilepsia es una patología que afecta física y psicosocialmente a quien la padece. “Se trata de una patología neurológica frecuente, que ocurre cuando un grupo de neuronas descarga sus impulsos al unísono en lugar de hacerlo gradualmente y por turnos. Esta brusca andanada suele activar y encender a todo el cerebro y provocar la crisis, que puede ser generalizada o focalizada (si compromete sólo a una parte), y causar cambios en la atención o el comportamiento”, explicó a Infobae el doctor Alejandro Andersson, médico neurólogo, director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires. Y agregó: “Las causas más comunes abarcan lesión cerebral traumática, mal de Alzheimer, ACV, infecciones, problemas cerebrales al nacer, tumores y vasos sanguíneos anormales en el cerebro, entre otros”.

Conocida desde la antigüedad, ha estado rodeada de prejuicios, que aún en nuestros días, influyen negativamente en la calidad de vida de quienes la padecen y en la de sus familiares. Esta enfermedad puede comenzar en cualquier etapa de la vida, pero hay dos momentos donde su aparición resulta más habitual: el primer año de vida y después de los 60 años. Si comparamos ambas alternativas, es 6 a 1 más común la posibilidad de que se origine en el segundo caso.

Con el diagnóstico y tratamiento adecuado el 70% de las personas con epilepsia podrían vivir sin convulsiones, estima la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Para diagnosticar una persona con la enfermedad, aún hoy, interpretamos sus manifestaciones clínicas, es decir, los síntomas que presenta. Un electroencefalograma, una tomografía o una resonancia nos ayudan a entender qué puede estar ocasionando la epilepsia, cuál es el sector de nuestro cerebro que origina la actividad anormal o cuál es el pronóstico, pero el diagnóstico continúa siendo clínico”, destacó Thomson, que resaltó que hoy la epilepsia es una condición médica tratable.

El Programa de Cirugía de Epilepsia Refractaria del Hospital Italiano de Buenos Aires es un área interdisciplinaria integrada por neurocirujanos, neurólogos, un anestesista, un radiólogo, bioingenieros, entre otros profesionales de la salud. Desde 2005 se han realizado más de 500 cirugías de epilepsia refractaria y son pioneros en Latinoamérica en la cirugía de Neuromodulación o cirugía de neuroestimulación cerebral profunda bilateral.

¿En qué consiste el procedimiento?

Además de los estudios genéticos específicos, existen avances en el campo de las neuroimágenes en el diagnóstico de las diferentes epilepsias

El primer paso es inmovilizar la cabeza del paciente. Luego, se realiza una tomografía para planificar la localización del lugar de colocación de los electrodos y trayectoria de los mismos.

La intervención, mínimamente invasiva, consiste en colocar dos electrodos, uno en cada hemisferio del cerebro, en un núcleo llamado núcleo anterior del tálamo. Estos electrodos se conectan por medio de unas extensiones o cables a un generador de impulsos eléctricos o neuroestimulador que puede ser colocado debajo de la clavícula o en la zona abdominal.

El neuroestimulador es encendido luego de unas semanas de la cirugía y se irá controlando y ajustando la programación de estos impulsos eléctricos según sea cada caso particular.

“Las cirugías de epilepsia son muy variadas. Las paliativas no curan al paciente de la enfermedad pero sí bajan las convulsiones. Hay un grupo de pacientes en los que las epilepsias se dan porque los focos están en los lóbulos de los dos hemisferios, es decir que uno no puede resecarlos. Lo que se hace es colocar electrodos y de esa manera inhibir por un estimulo eléctrico las conexiones. Así, las crisis o desaparecen o bajan notablemente. Son candidatos a realizar la el procedimiento aquellos que tengan mas de un foco epileptógeno en ambos hemisferios cerebrales”, aseguró Ciraolo.

Los daños colaterales del aislamiento por COVID-19

Es posible que, en esta situación de aislamiento, por factores indirectos como falta de sueño, trastorno de ansiedad o distrés pueda favorecerse un aumento en las consultas por convulsiones (Shutterstock)

Ante la situación actual de pandemia por el SARS-CoV-2, el Centro de Control de Enfermedades en Estados Unidos (CDC) sugirió considerar a las personas con epilepsia como grupo de riesgo. En un primer momento, luego de demostrar la especial capacidad de adhesión del virus a receptores de enzima convertidora de angiotensina 2 que se distribuyen además de los pulmones a nivel cerebral en la superficie neuronal y de células gliales, se consideró la posibilidad de daño directo del virus en el sistema nervioso central. No obstante, no hay al momento trabajos científicos sólidos que indiquen un mayor riesgo de contagio ni tampoco mayores riesgos de debut o de descompensación de la epilepsia por el contagio del virus.

Sabemos que cualquier cuadro viral causante de fiebre o trastornos del sueño, puede favorecer la aparición de convulsiones o generar crisis epilépticas en pacientes en tratamiento. Pero esta característica no sería específica del COVID-19”. El médico neurólogo infantil Nicolás Schnitzler (MN 107885) destacó en una entrevista con este medio que “sí es importante considerar otros aspectos colaterales que surgen de la situación de aislamiento social preventivo y obligatorio”.

En este sentido, el especialista de Ineco señaló que “las sociedades científicas referentes en epilepsia elaboraron recomendaciones especiales tanto para las personas con esta enfermedad como para neurólogos,que consisten principalmente en procurar asegurar la disponibilidad de medicación antiepiléptica habitual para no suspender abruptamente el tratamiento, así como desaconsejan realizar cambios de medicación durante la etapa de aislamiento o concurrir a guardias de emergencia excepto en caso de aumento sostenido en el número de crisis o de crisis prolongadas no habituales”.

Ahora bien, el especialista reconoció que “es posible que, en esta situación de aislamiento, por factores indirectos como falta de sueño, trastorno de ansiedad o distrés pueda favorecerse un aumento en las consultas por convulsiones”.

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