La disfunción eréctil bien podría ser el primer indicio de complicaciones mayores en la salud de los hombres. Arie Parnham, médico del Christie NHS Foundation Trust en Manchester, Estados Unidos, reveló en un reciente estudio sobre envejecimiento masculino que la mitad de los hombres entre su cuarta y séptima década tiene múltiples comorbilidades, y la más frecuente de ellas es la enfermedad de la arteria coronaria.
Su presentación tuvo lugar en el Congreso de la Asociación Europea de Urología 2020. El vínculo entre la disfunción eréctil y la enfermedad de la arteria coronaria fue realizado por investigadores italianos en un estudio realizado sobre 300 hombres con dolor torácico agudo y enfermedad coronaria documentada angiográficamente. La prevalencia de la disfunción eréctil en la cohorte del estudio fue del 49%, y en el 70% de esos hombres, el inicio se produjo en los 40 meses anteriores a su diagnóstico de enfermedad coronaria.
Luego, se observó un aumento del 44% en el riesgo de eventos cardiovasculares, un aumento del 62% en el riesgo de infracción miocárdica y un aumento del 25% en el riesgo de mortalidad por todas las causas en una revisión sistémica de 2013 de 14 estudios: un grupo de 92.757 hombres con disfunción eréctil, con un seguimiento medio de 6,1 años. “Las personas más jóvenes estaban en mayor riesgo”, mostró la revisión sistémica, dijo Parnham, que “destaca la importancia de la detección en este grupo”.
Una dolencia erróneamente menospreciada
La disfunción eréctil definida en las pautas de la EAU como “incapacidad para lograr o mantener una erección suficiente para el rendimiento sexual”, representa un problema de salud en aumento que causa un impacto significativo en la calidad de vida de los hombres en todo el mundo. Se estima que 322 millones de hombres en todo el mundo se verán afectados por la disfunción eréctil en 2025, un aumento de 152 millones de hombres respecto del año 1995.
Esto también se refleja en una creciente carga económica. El gasto anual en EE. UU. en tratamientos para la DE fue de $ 330 millones en 2000, comparado con $ 185 millones en 1994 (excluyendo los costos farmacéuticos).
La prevalencia de la disfunción eréctil es difícil de estimar debido a la diversidad de conceptualizaciones utilizadas. La conferencia de desarrollo de consenso de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) celebrada en 1993, la definió como “la incapacidad de lograr o mantener una erección suficiente para un desempeño sexual satisfactorio”. Sin embargo, medirla sigue representando un desafío para los estudiosos, sobre todo en relación a términos subjetivos como “desempeño” o “satisfactorio”.
El Índice Internacional de Función Eréctil (IIEF) logró establecer algunos parámetros de coincidencia global. Así, los valores determinados indican: América del Norte, 20,7% de hombres en el rango etario estudiado (40/70), Europa, 65,4%, Oceanía, 42% Asia 71,2% y África 58.9%.
En un análisis de datos del European Male Aging Study presentado recientemente en ENDO 2020, se mostró una asociación entre el riesgo de mortalidad y la disfunción eréctil y erecciones matinales deficientes. Las arterias del pene son más pequeñas que las coronarias, lo que podría ser la razón por la que proporcionan signos de advertencia de enfermedad coronaria, plantearon los investigadores.
De hecho, la “hipótesis del tamaño de la arteria” fue presentada por el equipo que identificó el vínculo en 2003, dijo Parnham. “En el momento en que los vasos del pene están 50% agotados, los coronarios más grandes no lo están”. Pero de 2 a 3 años después, la estenosis de la arteria del pene ha progresado y, para entonces, la estenosis en las arterias coronarias está en el rango del 50%.
La isquemia miocárdica silenciosa (SMI) es más común en pacientes diabéticos y es un fuerte predictor de eventos cardíacos y muerte. La hiperglucemia crónica de diabetes se asocia con complicaciones macrovasculares, incluida la enfermedad de las arterias coronarias (CAD), y complicaciones microvasculares que contribuyen a la patogénesis de la disfunción eréctil.
El doctor Juan Ignacio Martínez Salamanca, Coordinador Nacional Grupo Uro-Andrológico de la Asociación Española de Urología (AEU), Responsable Unidad Andrología y Cirugía Reconstructiva del Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda asegura que “gran parte de las disfunciones sexuales, como la disfunción eréctil están causadas por factores orgánicos (hipertensión diabetes, etc.) y psicológicos (estrés, ansiedad o depresión)”. El urólogo Luis García Reboll, del Hospital Vithas 9 de Octubre de Quito, completa que “esto es importante ya no sólo por el fallo eréctil y su tratamiento, sino porque la atención a la disfunción eréctil permitirá controlar factores de riesgo que, de no ser atendidos, pueden abocar al paciente a un problema cardíaco”.
Más complicaciones que las sexuales
Muchos de los hombres con aterosclerosis y estenosis posterior tienen una combinación de “dieta pobre, diabetes o intolerancia a la glucosa, y fuman, son obesos y viven estilos de vida sedentarios”, dijo Parnham. Tres o más de estos atributos se reconocen como síndrome metabólico, que causa un estado protrombólico proinflamatorio y “conduce a una disfunción endotelial”.
Los avances en esta área de la urología han demostrado que el planteamiento tradicional es erróneo o, al menos, incompleto. De entrada, explica el Dr. García Reboll “en general, se ha demostrado que sólo uno de cada diez casos tiene un origen psicológico; el resto obedece a causas orgánicas y, de ellas, las vasculares son con mucho las más frecuentes”.
La disfunción eréctil también puede ser una indicación de que un paciente tiene una adicción a la pornografía, dijo Tim Jacobs, MD, de la Universidad de Amberes en Bélgica, durante su presentación. Jacobs y sus colegas analizaron la asociación entre la disfunción eréctil y la pornografía en un estudio de 5 meses de 3267 hombres de Bélgica y Dinamarca. Todos los hombres tenían 45 años o menos, y el 50% tenían menos de 35 años. Todos los participantes completaron una encuesta de 118 preguntas sobre su salud sexual.
Los investigadores encontraron “una clara relación negativa entre el número de minutos de pornografía observados y el grado de disfunción eréctil”, informó Jacobs.
Además, “sabemos que ver más pornografía también está relacionado con la adicción a la pornografía. Las puntuaciones más altas en el cuestionario de adicción a la pornografía se asociaron con una peor función eréctil”, explicó. Pero otros factores deben ser examinados de cerca, y “se necesita más análisis para descubrir qué observadores de pornografía están en riesgo”.
“La sexualidad es un espejo de tu salud vascular. Puede ser que se tenga un problema de erección y que pase desapercibido porque se tapa el síntoma tomando una pastilla, pero así no se resuelve el problema real. Hay algo que no está bien y no hay que naturalizarlo”, declaró a la revista uruguaya Búsqueda Santiago Cedrés, sexólogo y presidente de la Academia Internacional de Sexología Médica.
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